Reptiles. Zoología. Página 10. Tomo 4. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Reptiles. Zoología. Página 10. Tomo 4. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza.

Museo pintoresco de Historia Natural. Tomo 4 Reptiles

Naturaleza de Aragón > Museo pintoresco de Historia Natural. > Tomo 4 Reptiles

Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de octubre de 2023 última revisión

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aspira al bien moral; el bien físico ocasiona el mal moral y reciprocamente; de suerte que el uno se halla de continuo opuesto al otro. Pero esa oposición de las dos sustancias no es mas que relativa al hombre, resultando de aquí que nuestro mal puede ser ventajoso á la naturaleza, y que los males particulares pueden contribuir al bien general. Todo se compensa, pues, por un resultado necesario en la repartición de las ventajas y de las desventajas: lo que un reino pierde, otro lo gana, y lo que se toma de una especie, de un individuo, pasa á otra especie, á otro individuo, mediante una eterna armonía.

A la pluma de un naturalista, tal vez mas poeta que filósofo, se deben todos los párrafos anteriores. Al encabezar con ellos nuestra introducción, no por eso damos asentimiento á las ideas que contienen, pues nos reservamos emitir nuestro parecer acerca de este y de otros puntos de la filosofía de la Historia natural en su lugar oportuno. Por ahora nos contentaremos con admitir las siguientes tesis:

1.a En el estado actual de la ciencia se conocen tres diferentes modos de existir, los cuales constituyen los tres reinos denominados Mineral, Vegetal y Animal.

2.a Tal vez deba desecharse la denominación de seres inorgánicos y organizados. A su tiempo desenvolveremos esta idea.

Admitidos los tres reinos indicados, debemos advertir que si bien es cierto que en general se distinguen perfectamente los minerales de las plantas y de los animales, por mas que presenten aquellos á veces una especie de analogía con alguna vegetación, no es tan fácil la distinción de los vegetales y de los anímales entre sí.» Al ver una encina y un caballo, una yerba y una mariposa, nadie vacilará en referir tales seres á sus correspondientes reinos, de modo que le será muy difícil al vulgo comprender que falten caracteres para diferenciar un animal de un vegetal; pero descendiendo á los límites de ambos reinos, muy pronto tropezaremos con graves dificultades para marcar la separación. Allí se encontrarán animales vegetantes, que se reproducen por medio de botones ó yemas, y que no gozan de la facultad locomotiva, facultad que, no obstante, admitía Linneo como complemento de los caracteres de su tercer reino: se encontrarán también allí seres que por su color, por su forma y por su organización íntima no es dable distinguir de los vegetales, y que, á pesar de eso, se mueven espontáneamente, determinados por un instinto de elección que no cabe desconocer; se encontrarán allí pólipos corticíferos en cuyo eje nada se vé que pueda haber tenido vida; y por fin se observarán en las fronteras extremas de ambas reinos, verdaderas piedras cuya contestura es igual á la de ciertas confusas cristalizaciones, pero otra inanimada de seres gelatinosos amorfos, evidentemente vivos, y mucho mas elevados que el inanimado vegetal, merced á las diversas facultades que revela.

Linneo indicaba la importancia de estos seres ambiguos dándoles el nombre de zoófilos (animales-plantas), á cuya existencia concurrían en sus límites, según la expresión de aquel célebre legislador de la ciencia, los tres reinos de la naturaleza. Sin embargo, ¿es posible colocar entre los vegetales á seres, algunas de cuyas partes cuando menos, viven en el verdadero sentido de la palabra vivir? ¿Es dable incluir entre los animales á seres vegetantes que no saben obrar ni mudar de sitio?¿Deberíamos, por fin, relegar a la categoría de las piedras, esas numerosas tribus madreporicas en las cuales la animalidad, casi nula, deja á la parte bruta el principal papel en una formación apática? Todos estos seres, que son á la vez animales, plantas ó minerales, y que por consiguiente no pueden entrar de un modo exclusivo en ninguno de los tres reinos adoptados hasta aquí deben formar un nuevo reino, cuyo establecimiento han reclamado ya muchos naturalistas, y que nosotros (habla Mr. Uory de Saint-Vincent) hemos sido los primeros en proponer que se fundara con la denominación de Psicodiario.

Los psicodiarios serán, por consiguiente, los seres ambiguos vegetantes ó vivos alternativamente, y privados, si no mientras toda su duración, á lo menos durante su existencia aglomeratriz y vegetativa, del movimiento locomotivo, es decir, de aquel que hace que un verdadero animal goce de la facultad de trasladarse de un sitio á otro, y de elegir el punto de su habitación; facultad que influye en la naturaleza de los seres mucho mas de lo que hasta ahora se ha creído, porque es el resultado de las necesidades, y requiere cierto cálculo de conveniencia al cual debe quizás la inteligencia el primero de sus medios de desarrollo. Esta facultad locomotiva, que no necesita llegar á su último grado de perfección para ocasionar grandes modificaciones en el intelecto ó entendimiento, traza el límite mas marcado que pueda establecerse entre la planta y el animal. En vano se querrá considerar como una especie de locomoción el cambio de sitio de las orquídeas por medio de sus bullios y la deseminacion por sierpecillas ó estolones, ó por raices rastreras, porque la planta no muda verdaderamente de lugar, sea cual fuere su modo de crecer, ni puede elegir, en el sentido que se da á esta palabra, el sitio donde ha de germinar su semilla. El animal elige, por el contrario, la cuna que conviene á su progenitura, y una vez desarrollada esta, escoge á su vez una patria que adopta, según los estados que recorre antes de llegar al definitivo y propio de su especie.

En virtud de estas consideraciones, podrán modificarse las clasificaciones primarias, llamadas reinos, del modo siguiente:

Por cuerpos naturales se entienden, según la magnífica expresión de Linneo en su Systema naturce: Corpora cuneta Creatoris mana composita, tellurem constituentia. Estos cuerpos naturales se dividen, conforme vamos á indicar, en cinco reinos, cuya distribución puede verse en el siguiente cuadro:

Cuerpos naturales, | Inorgánicos | Organizados

| Reino etéreo. | Reino mineral.

Reino vegetal, | Reino psicodario. | Reino animal.

Los cuerpos inorgánicos son eternos; cada una de sus moléculas representa un cuerpo completo; su forma, enteramente accesoria, no puede ser mas que una aglomeración inerte, sometida á leyes mecánicas, de las cuales no puede salir cosa alguna que se parezca á la vida ni que constituya un individuo, una in-vidualidad real.

El reino etéreo tiene por carácter distintivo el que sus moléculas son invisibles, por poderosos que sean los auxilios ópticos que se empleen para descubrirlas, de formas inapreciables, penetrantes, que solo se manifiestan á tal ó cual de nuestros sentidos mediante algunas de sus propiedades. En este reino se hallan comprendidos los fluidos imponderables, como la luz, el fuego, la electricidad, tal vez el fluido magnético, etc.

El reino mineral está caracterizado por tener sus moléculas formas determinables, ó al menos fácilmente perceptibles por la mayor parte de nuestros sentidos, ora se las encuentre naturalmente aglomeradas en masas homogéneas ó mezcladas, ora se presenten esparcidas ú ocultas ó disfrazadas en el resto de la naturaleza y sirviendo de base á los cuerpos organizados. Las sales, las rocas, las sustancias minerales, etc., corresponden á este reino.

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Reptiles. Zoología. Página 10. Tomo 4. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza.Zoología, animales, reptiles. Publicado a mitad del siglo XIX. Reino Animal. Buffon.

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