Bueyes. Rumiantes. Mamíferos. Zoología. Página 98. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. en Aragón.

Bueyes. Rumiantes. Mamíferos. Zoología. Página 98. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2.

Museo Pintoresco Historia Natural. Tomo 2. Mamíferos

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

ces tenerla en establo separado en que esté abrigada, y en cómoda y buena cama, y también alimentarla con abundancia, dándola por espacio de 10 á 12 dias, harina de habas, de trigo ó de avena, etc., desleída en agua salada, y alfalfa y mielga, ó buena yerba bien madura. Este tiempo basta ordinariamente para restablecerla, y después se la va acostumbrando por grados á la vida común y al pasto, con sola la precaución de dejarla toda su leche los dos meses primeros, pues el ternero será mas robusto, además de que la leche de aquellos primeros tiempos no es de buena calidad.

Los cinco ó seis primeros dias se deja al ternerillo con su madre, para que esté abrigado, y mame cuanto quiera; pero en este tiempo crece y se fortifica bastante, de modo que se le debe separar de ella, si sé quiere que esta no se desmejore, pues la agotaría el ternerillo si estuviese siempre á su lado, y bastará dejarle mamar dos ó tres veces al dia. Para que la carne del ternero sea delicada y engorde con prontitud, se le darán todos los dias huevos crudos, leche cocida y miga de pan; y en el discurso de 4 o 5 semanas será un manjar excelente. A los terneros que se destinen para las carnicerías, no se les permitirá mamar sino 30 ó 40 dias; pero los que se quieran conservar es necesario que mamen dos meses, á lo menos, y cuanto mas se les deje gozar de la leche, tanto mas corpulentos serán; y en cuanto á los que se hayan de conservar, convendrá preferir los que hubieren nacido en los meses de abril, mayo y junio, pues los que salen á luz mas tarde, no pueden adquirir bastante robustez para resistir las injurias del invierno siguiente, y así desfallecen de frío y perecen casi todos. A los dos, tres ó cuatro meses se destetarán los terneros que se hayan de guardar, y antes de quitarles la leche absolutamente, se les dará un poco de buena yerba ó de heno fino, para que empiecen á acostumbrarse á este nuevo alimento; después de lo cual se les separará enteramente de sus madres, y no se les permitirá acercarse á ellas en el establo, ni en el prado, adonde sin embargo serán conducidos todos los dias, y permanecerán desde la mañana hasta la noche, durante el verano; pero luego que en el otoño empiece á sentirse el frió, no saldrán hasta tarde por la mañana, y se recogerán temprano; y durante el invierno por serles el frió muy nocivo, se mantendrán abrigados en un establo bien cerrado, y en que tengan buena cama, dándoles, además de la yerba ordinaria, alfalfa y mielga menor, etc., y no se les dejará salir sino en tiempo templado. El primer invierno es el tiempo en que mas peligra la vida de los terneros, y por lo mismo es necesario gran cuidado con ellos en esta época, pues luego se fortifican lo bastante en el verano siguiente para que no les haga daño el frió del segundo invierno.

La vaca se halla á los diez y ocho meses en plena pubertad y el Toro á los dos años; pero aunque en esta edad puedan ya engendrar, será muy acertado esperar basta los tres años para permitir que se junten. La gran robustez de estos animales es desde los tres hasta los nueve años: pasado este tiempo; tanto las vacas como los Bueyes no son á propósito sino para engordarlos y matarlos. Como estos animales adquieren en dos años la mayor parte de su incremento, también la duración de su vida es, como en la mayor parte de las demás especies de animales, de siete veces los dos años con corta diferencia, y por lo común casi no viven sino catorce ó quince años.

En todos los animales cuadrúpedos la voz del macho es mas fuerte y gruesa que la de la hembra; pues aunque los antiguos hayan escrito, que la vaca, el Buey y aun el ternero tenían la voz mas gruesa que el Toro, es certísimo que este la tiene mucho mas fuerte, pues se le oye de mucho mas lejos que al ternero, la vaca y el Buey. Lo que ha dado motivo á creer que el Toro tiene la voz menos grave, es que su mugido no es un sonido simple, sino compuesto de dos ó tres octavas, de las cuales, la mas aguda hiere con mas fuerza el tímpano del oido; y en efecto, escuchando con reflexión, se oye al mismo tiempo un sonido mas grave que el de la voz de la vaca, del Buey y del ternero, cuyos mugidos son también mucho mas cortos. El Toro, no muge ordinariamente sino de amor: la vaca, por lo común, de amor, de horror y de miedo; y el ternero muge de dolor, de hambre, y de deseo de su madre.

Los animales mas pesados y tardos no son los que duermen mas tiempo, ni cuyo sueño es mas profundo: el sueño del Buey es corto y ligero, y al menor ruido le despierta; échase ordinarimente sobre el lado izquierdo; y el riñon de aquel lado es siempre mayor, y está mas cubierto de sebo que el del lado derecho.

Los Bueyes, como los demás animales domésticos varían en el color: sin embargo, en ellos parece mas común el color rojo, y cuanto mas rojo es, tiene el animal mas estimación. También se aprecian los de pelo negro, y algunos pretenden que los Bueyes de pelo bayo duran mas; que los de pelo pardo son de menos duración y se cansan pronto; y que los grises, los anubarrados y los blancos son inútiles para el trabajo, y solo sirven para engordarlos; pero de cualquier color que sea el pelo de Buey, debe ser lustroso, espeso y suave al tacto, pues, si es áspero, claro ó sin lustre, da indicios de que el animal padece, ó por lo menos no es de buena complexión. El Buey para el arado no debe ser muy gordo ni muy flaco, y ha de tener la cabeza corta y recogida; las orejas grandes, velludas y unidas; las astas fuertes, lustrosas y de mediano tamaño; la frente ancha; los ojos grandes y negros; el hocico gruesó y romo; las ventanas de la nariz bien abiertas; los dientes iguales y blancos; los labios negros; el cuello carnoso; las espaldas gruesas y pesadas; el pecho ancho; la papada pendiente hasta las rodillas; los lomos muy anchos; el vientre espacioso y caido; las caderas grandes; la grupa gruesa; las piernas y muslos recios y nervudos; el espinazo Heno y derecho; la cola pendiente hasta el suelo, y bien poblada de pelos finos; los pies firmes; la piel gruesa y manejable; los músculos bien señalados, y la pezuña corta y ancha. También es preciso que sea sensible al aguijón, obediente á la voz, y bien enseñado; pero para que el Buey se acostumbre á llevar con gusto el yugo, y á dejarse conducir sin repugnancia, es necesario empezar á enseñarle temprano y poco á poco. Desde la edad de dos anos y medio, ó á lo mas tres, se debe empezar á domesticarle y subyugarle, porque si se espera mas tiempo, se hace indócil, y á veces indomable: la paciencia, la blandura y aun las caricias son los únicos medios que se deben emplear, pues la fuerza y el mal trato solo servirían de exasperarle para siempre; y por consiguiente, es necesario rascarle el cuerpo, acariciarle, darle de tiempo en tiempo cebada cocida, habas quebrantadas, y otros alimentos de esta especie, que -ni muy de su gusto, y todos mezclados con sal, á la cual tiene grande afición. Al mismo tiempo se le atarán frecuentemente las astas; algunos ibas después se le pondrá el yugo, y se le hará arrastrar el arado con otro Buey de su misma estatura, que esté enseñado; se cuidará de atarlos juntos en el pesebre, y de llevarlos del mismo modo al prado, á fin de que se conozcan, y se acostumbren á tener unos mismos movimientos; y en los principios no se le hará sentir el aguijón, pues esto solo serviría para hacerle mas intratable. También será necesario á los principios contemporizar con él, y no hacerle trabajar sino á pausas, porque, mientras no está hecho al trabajo, se fatiga mucho; y por la misma razón se le deberá alimentar con mas abundancia en aquel tiempo.

El Buey no debe servir sino desde los tres hasta los diez años, á cuya tiempo se le quitará del arado para engordarle y venderle, pues su carne será entonces

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Bueyes. Rumiantes. Mamíferos. Zoología. Página 98. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Mamíferos, Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza

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