Caballo. Paquidermos. Mamíferos. Zoología. Página 46. Tomo 2. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Caballo. Paquidermos. Mamíferos. Zoología. Página 46. Tomo 2. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza.

Museo pintoresco de Historia Natural Los Tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Mamíferos.

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

cascos duros: son dóciles, vivos, ligeros, osados, valientes y capaces de tolerar gran fatiga; corren con grandísima velocidad, sin cansarse ni abatirse. Además de esto, son muy robustos, y facilísimos de mantener, pues no se les da mas que cebada mezclada con paja muy menuda, en un morral que les ponen en la cabeza, y solo toman verde seis semanas en la primavera: las cerdas de la cola se les dejan largas, y no se sabe allí lo que es castrar los Caballos: ponenles mantas para defenderlos de la intemperie, los cuidan con singular esmero, los guian y gobiernan con un simple bridón, y sin espuelas; y se lleva gran número de ellos á Turquía, y particularmente á la India. Todos estos viajeros que alaban los caballos de Persia, convienen, sin embargo, en que los de Arabia son todavía superiores á ellos por la agilidad, espíritu y fortaleza, y no menos por la hermosura; y aseguran que en la misma Persia son mucho mas estimados los Caballos árabes que los mas excelentes de aquel país.

En Persia se tiene á los caballos en el campo y á la inclemencia noche y dia, pero bien cubiertos contra las injurias del tiempo, sobre todo en el invierno, no solo con una cubierta de lienzo, sino con otra que les ponen por encima, la cual es gruesa y tejida de pelo, y los mantiene calientes, defendiéndolos al mismo tiempo de la lluvia y del sereno. La práctica que se observa es preparar un paraje ó distrito bastante espacioso, á proporción del número de Caballos, en un terreno seco y llano, el cual barren y disponen con mucho aseo: allí los atan uno junto á otro á una cuerda bastante larga para contenerlos todos, bien tirante, y atada fuertemente por los dos extremos á dos barras de hierro clavadas en tierra: sin embargo se les afloja la cabezada con que están sujetos, lo que es preciso para que puedan moverse á su gusto; pero para impedirles intentar alguna violencia, se les atan los pies á una cuerda bastante larga que se divide en dos ramales, con hebillas de hierro en las extremidades, donde se coloca una estaca clavada en tierra delante de los Caballos, sin que queden tan estrechos que no puedan echarse, levantarse y estar á su gusto, sino solamente para impedirles maltratarse, y cuando se ponen en caballerizas, los atan y mantienen del mismo modo. Esta práctica es tan antigua entre los persas, que la observaban ya, según Jenofonte, en tiempo de Ciro, y no han carecido de fundamento para creer que con ella se hacen estos animales mas dóciles y tratables y menos querellosos entre si; lo cual es útil en la guerra, donde los Caballos inquietos suelen incomodar á los que tienen inmediatos cuando están formados los escuadrones. La cama qne se pone á los Caballos en Persia es de arena y de tierra seca bien pulverizada, y en ella duermen tan cómodamente como en la de paja. En otros países, como en Arabia y el Mogol, se hace secar el estiércol de los mismos Caballos, y reducido á polvo, les sirve de cama muy blanda. Hay regiones en que nunca se pone la comida de los Caballos en tierra, ni aun en pesebres, sino que en un morral se les da el pienso de cebada y de paja menuda, por no haber heno ni avena en aquel clima: en la primavera solo comen verde; y en general se tiene gran cuidado de no darles mas comida que la precisa, porque si comen mucho, se les hinchan las piernas, yá poco tiempo quedan inútiles. Estos Caballos, á los cuales no se pone brida, y en quienes se monta sin estribo, se dejan conducir con gran facilidad; llevan la cabeza muy levantada por medio de un simple bridón pequeño, y corren con gran rapidez y seguridad por los terrenos mas escabrosos; para hacerlos caminar no se usa con ellos de la vara ó látigo, y rara vez de espuela, la cual se reduce allí, para los que quieren usarla, á un pequeño aguijón, cosido en el talón de la bota. Los látigos que se usan ordinariamente se fabrican de listas de pergamino, bien torcidas y anudadas; y

esta la dejan todo su largo, y rara vez la peinan por temor de romper sus cerdas. No dan de comer á los Caballos en todo el dia, pero sí de beber dos ó tres veces; y al anochecer les ponen en la cabeza un morral con cerca de una cuartilla de cebada muy limpia; de suerte que no comen sino por la noche, ni se les quita el morral hasta por la mañana, á cuyo tiempo han apurado ya el pienso. En el mes de marzo, que la yerba está bien crecida, los echan al campo á pacer, y en aquella estación hacen cubrir las yeguas teniendo gran cuidado de echarlas agua fria en la grupa luego que el Caballo las ha cubierto. Pasada la estación de la primavera, retiran del verde los Caballos, y no les dan heno ni yerba en lo restante del año, ni tampoco paja, sino rara vez, sustentándoles únicamente con cebada. También cuidan de cortar la crin á los potros, al año ó año y medio, para que la tengan mas larga y poblada. A los dos años, ó á mas tardar á los dos y medio, los montan; y hasta aquella edad nunca les ponen silla ni bocado. Diariamente están todos los Caballos de los árabes ensillados y enfrenados á las puertas de las tiendas.

La raza de estos Caballos se ha estendido entre los moros de Berbería, y aun entre los negros que habitan en las riberas de Gambia y del Senegal, donde los magnates tienen algunos de singular belleza. En lugar de cebada ó de avena, los mantienen con maiz quebrantado ó hecho harina, mezclándole con leche cuando quieren engordarlos; y no obstante ser tan ardiente el clima, rara vez les dan de beber. Por otra parte, los Caballos árabes han poblado el Egipto, la Turquía, y quizá la Persia, donde antiguamente habia yeguadas numerosas. Marco Polo cita una de diez mil yeguas blancas, y dice que en la provincia de Balascia, habia gran cantidad de Caballos grandes y ligeros, los cuales tenian tan duros los cascos, que era superfino herrarlos.

Todos los Caballos de Levante, como también los de Persia y Arabia tienen los cascos muy duros: sin embargo, se acostumbra herrarlos, bien que con herraduras delgadas, ligeras y que se pueden clavar por todas partes. En Turquía, Persia y Arabia se sigue también la misma práctica en cuanto á cuidarlos, alimentarlos, y hacerles las camas con su propio estiércol, que se pone antes á secar al sol, para quitarle el olor, y después se reduce á polvo, y de él se forma una cama de cuatro á cinco pulgadas de grueso en la caballeriza ó en la tienda. Esta cama sirve mucho tiempo, porque, cuando vuelve á infectarse, se seca de nuevo y se pone al sol, con lo cual pierde enteramente el mal olor.

Hállanse en Turquía Caballos árabes, tártaros, húngaros, y de raza del país: estos son hermosos y finísimos: tienen mucho fuego y ligereza, y aun gentileza; pero son demasiadamente delicados, no pueden aguantar fatiga, comen poco, se calientan con facilidad, y tienen la piel tan sensible que el frote de la almohaza les hace daño; y así se contentan con pasarles la bruza, y lavarlos. Estos caballos, aunque hermosos, son, por lo que va dicho, muy inferiores á los árabes, y también a los de Persia, que después de los árabes son los mas bellos y mas excelentes del Oriente. Los pastos de las llanuras de Medía, de Persépolis, de Ardebil y de Der-bent son admirables, y en ellos se cria, por orden del gobierno, gran cantidad de Caballos, los mas de ellos hermosísimos, y casi todos excelentes. Pedro de la Valle prefiere los Caballos ordinarios de Persia á los Caballos de Italia, y aun á los mejores del reino de Napóles. Por lo común son de mediana corpulencia, y los hay también muy pequeños, que no por esto son menos buenos y vigorosos; pero al mismo tiempo hay muchos que son de buena marca, y mayores que los Caballos de silla ingleses. Todos tienen la cabeza ligera, el cuello fino, el pecho angosto, las velas bien formadas y situadas, los remos delgados, la grupa hermosa y los

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Biblioteca ilustrada de Gaspar y Roig.
Los Tres Reinos de la Naturaleza.
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Museo pintoresco de Historia Natural. Zoología, animales, mamíferos continuación. Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza

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