Camello. Rumiantes. Mamíferos. Zoología. Página 64. Tomo 2. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Camello. Rumiantes. Mamíferos. Zoología. Página 64. Tomo 2. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza.

Museo Pintoresco Historia Natural. Tomo 2. Mamíferos

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

á robar en las naciones comarcanas oro y esclavos; y se vale de ellos para ejercer su piratería, de la cual goza aun mas que de su libertad, pues sus empresas son casi siempre felices, á pesar de la desconfianza y de las fuerzas superiores de sus vecinos. Un árabe que se dedica á ejercer en tierra la piratería, se habitua desde joven á la fatiga de los viajes: se acostumbra á no dormir y á sufrir el hambre, la sed, y el calor; y al mismo tiempo enseña á sus Camellos, los instruye y ejercita con este objeto. Pocos dias después de nacer les dobla las piernas debajo del vientre, los obligará estar echados, y en esta situación les carga un peso bastante fuerte, el cual les acostubra á llevar, sin quitársele sino para cargarles otro mayor. En lugar de dejarles pastar á toda hora y beber siempre que tienen sed, empieza por reglar sus comidas, y poco á poco los hace caminar á distancias considerables, disminuyéndoles también la cantidad del alimento. Cuando ya son algo fuertes, los ejercita en la carrera, escitándolos con el ejemplo de los Caballos, con lo cual consigue hacerlos tan ligeros como ellos y mas robustos; finalmente, cuando está seguro de la fuerza, ligereza y sobriedad de sus Camellos, los carga de cuanto es necesario para su propia subsistencia y para la de estos animales; marcha con ellos, llega inopinadamente á los confines del desierto: detiene á los primeros que encuentra, saquea las habitaciones, carga sus Camellos con el botin; y si es perseguido, y se ve obligado á precipitar su retirada, monta en uno de los mas ligeros, conduce los demás, los hace caminar noche y dia, casi sin detenerse á comer ni á beber, y puede andar sin fatiga hasta trescientas leguas en ocho dias, sin que en este tiempo de movimiento y de fatiga, tenga necesidad de descargarles ni darles cada dia mas que una hora de descanso, y un pelotón de pasta: muchas veces corren de este modo nueve ó diez dias sin encontrar agua y sin beber, y cuando por casualidad se encuentra un charco á alguna distancia del camino, el Camello percibe el agua de mas de media legua: la sed que le insta, le obliga á apresurar el paso, y bebe de una sola vez por todo el tiempo pasado y para el venidero, pues á veces sus viajes son de muchas semanas, y su tiempo de abstinencia dura lo que aquel.

En Turquía, Persia, Arabia, Egipto, Berbería, etc. todo el transporte de mercancías se nace en Camellos, por ser esta la recua mas pronta y menos costosa. Los mercaderes y otros pasajeros, para evitar los insultos y las piraterías de los árabes, se unen en caravanas, las cuales suelen ser muy numerosas: á cada Camello se le carga según su fuerza; y ellos la conocen también, que cuando se les pone carga demasiado pesada, la rehusan, y permanecen echados hasta que se la aligeran. Los Camellos grandes cargan ordinariamente mil á mil y doscientas libras; y los mas pequeños de 600 á 700: en estos viajes de comercio no se les hace apresurar el paso; y como á veces suelen ser de 700 ú 800 leguas, se arregla su movimiento y sus jornadas: todas las noches se les quita la carga, y se les deja pastar libremente; y si están en país frondoso, donde hay buenas praderas, comen en menos de una ora cuanto necesitan para mantenerse un dia entero, y para rumiar toda la noche; pero raras veces encuentran estos buenos pastos, y tampoco necesitan mantenimiento tan delicado; pues antes bien parece que prefieren á las yerbas mas suaves el agenjo, el cardo, la ortiga, la retama, la acacia, y los demás vegetales espinosos.

La facilidad que tienen de estar sin beber mucho tiempo, no depende, según hemos dicho, de hábito, sino que es mas bien efecto de su organización. En el Camello, además de los cuatro estómagos que tienen ordinariamente los Rumiantes, hay una quinta bolsa que le sirve de receptáculo para conservar el agua en gran cantidad sin que pueda corromperse, ni mezclarse con los demás alimentos; cuando se ve molestado de

la sed, y necesita desleír aquellos, y macerarlos por medio de la rumiación, hace subir á su panza y hasta el esófago parte de esta agua, sin mas trabajo que una simple contracción de los músculos.

Si se reflexiona sobre las deformidades, ó mas bien sobre la falta de conformidad de este animal con los demás, no podrá dudarse que su naturaleza ha sido considerablemente alterada por la violencia de la esclavitud y la continuación del trabajo. El Camello es mas antiguo, mas completo y mas laboriosamente esclavo que ninguno de los demás animales domésticos: lo es mas antiguamente, porque habita en los climas en que los Hombres tuvieron cultura desde los tiempos mas remotos: lo es mas completamente, porque en las demás especies de animales domésticos, como las del Caballo, el Perro, el Buey, la Oveja, el Puerco etc., todavía se hallan individuos en su estado de naturaleza, animales de estas mismas especies que son montaraces, y que el Hombre no ha subyugado mientras que el Camello no se halla en ninguna parte en su condición primitiva de libertad á independencia; y en fin; es mas laboriosamente esclavo que ningún otro, porque nunca se le ha mantenido ni para fausto como la mayor parte de los Caballos, ni para diversión como casi todos los Perros, ni para servicio de la mesa, como el Buey, el Puerco y el Carnero, y porque nunca han usado de él, sino como un animal de carga, al cual ni aun han tomado el trabajo de uncirle ni de hacerle tirar, mirando su cuerpo como un carruaje viviente que se podia tener cargado continuamente pues cuando la necesidad urge, no se les quita la carga como queda dicho ni aun para dormir, lo cual hace que en todos ellos se vean las marcas de la esclavitud, y las señales del dolor. En la parte inferior del pecho y en todas las articulaciones de las piernas tienen un callo grueso y tan duro como el cuerno, debajo del cual se encuentra á veces una gran cantidad de pus. El pecho y las piernas están desfigurados por estos callos, lo mismo que el lomo por la corcova doble ó sencilla que le supera. Los callos se perpetúan, igualmente que las jorobas, por la generación; y siendo evidente que esta primera deformidad no proviene sino del hábito que se hace adquirir á estos animales, obligándolos desde su tierna edad á echarse sobre el estómago, dobladas las piernas debajo del cuerpo, y á sufrir en esta situación el peso de su mismo cuerpo, y el de la carga que les ponen, debe también presumirse que la corcova ó corcovas del lomo no tienen otro origen que la compresión de estos mismos pesos, que cargando desigualmente sobre ciertos parajes de él, habrán hecho elevar la carne é hinchar la grasa y la piel, puesto que las jibas no son huesosas, sino que están compuestas de una sustancia grasa y carnosa, casi de la misma consistencia que la ubre de la vaca. Resulta, pues, de lo dicho que los callos y las corcovas deben ser igualmente consideradas como deformidades producidas por la continuación del trabajo y la opresión del cuerpo; y que si en un principio no fueron mas que accidentales é individuales, después se han hecho generales y permanentes en toda la especie. Tampoco falta razón para creer que el receptáculo del agua, el cual no es mas que un apéndice de la panza, ha sido producido por la extensión forzada de esta entraña, que el animal ha determinado cuando después de haber sufrido la sed demasiado tiempo, ha bebido mayor porción de agua de la que su estómago podia contener, prestándose poco á poco á esta superabundancia de líquido, del mismo modo que el estómago; en los Carneros se estiende y dilata, proporcionalmente á la cantidad y cualidad de los alimentos.

Estas conjeturas sobre las deformidades del Camello se confirmarian ó destruirían plenamente, si se hallasen Camellos silvestres que se pudiesen comparar con los domésticos. Estos pobres animales tienen tanto valor como docilidad: a la primera señal doblan las rodi-

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Biblioteca ilustrada de Gaspar y Roig.
Los Tres Reinos de la Naturaleza.
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Camello. Rumiantes. Mamíferos. Zoología. Página 64. Tomo 2. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza. Mamíferos, Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza

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