Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia Natural. > Tomo 2. Mamíferos
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión
FAMILIA DE PAQUIDERMOS ORDINARIOS.
Los Paquidermos comprendidos en este grupo tienen cuatro, tres ó dos dedos en cada pié; aquellos cuyos dedos son pares tienen el pié hendido y se parecen bajo varios aspectos á los rumiantes, en el esqueleto y aun en la complicación de su estómago. Esta es la sección mas numerosa de este orden, de cuyos géneros existentes vamos á ocuparnos á continuación; debiendo advertir que también corresponden á ella y se han estudiado en estado fósil los Anoplothcrium, Paliroterium, Lophiodon, etc. Hanso llamado también Fisípedos.
GÉNERO TAPIR.
Tapirux (Bris.)
Tiene cuarenta y dos dientes; á saber; seis incisivos en cada mandíbula, dos caninos superiores y dos inferiores; catorce muelas arriba y doce abajo, las que antes de gastarse presentan en su corona dos eminencias transversales y rectas; la nariz consiste en una pequeña trompa móvil sin apéndices en el extremo; el cuello es bastante largo y arqueado tienen dos lela.
le precipite el peso de su propia mole. También nada muy bien, aunque la forma de sus piernas y pies parece indicar lo contrario; pero como la capacidad del pecho, y del vientre es muy grande, y el volumen de los pulmones, y de los intestinos enorme, y todas estas partes están llenas de aire ó de materias mas leves que el agua, se hunde menos que otro cualquiera; y por consiguiente, tiene menos resistencia que vencer, y puede nadar con mas ligereza, haciendo menos esfuerzo, y menos movimientos de piernas, que los demás animales. Por esta razón se sirven de ellos con gran utilidad para pasar los ríos; y además de dos cañones de dos ó tres libras de calibre con que los cargan en estas ocasiones, los echan también una infinidad de equipages, independientemente de las muchas personas que van asidas á sus orejas y cola para pasar el agua: cuando está así cargado, nada entre dos aguas, y no se le ve mas que la trompa, qué lleva levantada para respirar.
Aunque el Elefante no se alimenta ordinariamente mas que de yerbas y de ramas tiernas, y necesita de un volumen extraordinario de esta especie de alimento para poder sacar de ella la cantidad de moléculas orgánicas necesaria para la nutrición de un cuerpo tan vasto; sin embargo, no tiene muchos estómagos, como la mayor parte de los animales que se nutren del mismo modo, sino un estómago solo: no rumia y su conformación mas bien es como la del Caballo, que como la del Buey, ó de los otros animales rumiantes: la panza, que le falta, está suplida por la dilatación, y la extensión de los intestinos, y sobre todo del colon que tiene dos ó tres pies de diámetro con lo tí 20 de longitud: el estómago es, en todo, mucho mas pequeño que el colon, no teniendo mas que tres pies y medio, ó cuatro de longitud, y un pié ó pié y medio en su mayor anchura. Para llenar tan grandes capácidades, es preciso que el animal coma, por decirlo así, continuamente, mayormente cuando no tiene alimento mas substancioso que la yerba; así es que los Elefantes salvajes están casi siempre ocupados en arrancar yerbas, en coger hojas, ó en desgajar ramas tiernas; y los domésticos, á los cuales se da una gran cantidad de arroz, no por eso dejan de coger yerbas, cuando las encuentran á mano. Por grande que sea el apetito del Elefante, come con moderación, siendo su amor el aseo superior á la sensación de su apetito; su destreza en separar con la trompa las buenas hojas dé las malas, y el cuidado que tiene de sacudirlas bien, para que no las queden insectos ni arena, son cosas dignas de verse; gusta mucho del vino, y de los licores espirituosos, del aguardiente, etc. Se le hace ejecutar los trabajos mas leñosos, y las empresas mas fuertes, mostrándole un vaso de estos licores, y prometiéndosele por premio de su trabajo; parece que gusta también del humo del tabaco; pero le aturde, y embriaga; teme todos los malos olores, y tiene tanto horror al Puerco que solo el grito de este animal le estremece y hace huir.
Podríamos citar muchos hechos, curiosos é interesantes acerca de tan notable animal, pero escederiamos los términos, que hemos procurado observar en esta obra; y ni aun hubiéramos referido tantas particularidades, si el Elefante no fuese el primero de todos los animales, por todos respectos, y por consiguiente el que merece mas atencion. No hemos hablado nada de la producción de su marfil, porque Mr. Daubenton nos parece que ha apurado esta materia en su descripción de la diferentes partes del Elefante. En ella se puede ver cuantas observaciones útiles y nuevas hace sobre la naturaleza y cualidad del marfil, y al mismo tiempo se verá con gusto que ha restituido al Elefante los colmillos y huesos prodigiosos, que se atribuían al Mammut.
Elefante de áfrica.
Elephas capensis (Cuv.); Elephas afrkanus (üluin.)
Se distingue esta especie por su cabeza redondeada frente cóncava y orejas mucho mayores que las de la especie de la ludia. No tiene en las extremidades posteriores mas que tres uñas y las hembras presentan las defensas de gran tamaño, lo mismo que los machos, por lo cual los Elefantes de África han suministrado siempre el marfil á los demás países y aun á la India misma.
Habita esta especie, en la costa occidental de África, desde el Senegal hasta el Cabo de Buena Esperanza, y en la parte oriental, desde el Cabo, hasta Abisínía. Sus costumbres son las mismas que las del Elefante asiático y los indígenas le cazan mas bien para aprovechar su carne, que es de un sabor bastante agradable, y sus defensas cuyo marfil se vende á un precio muy subido. No se halla esta especie en la actualidad en estado doméstico, pero es probable que se consiguiera amansarla como á la anterior, tanto mas, cuanto que según se colige por las medallas antiguas, pertenecían á ella los Elefantes que los cartagineses empleaban en sus ejércitos.
A este género pertenece también en Mamut, Mammuth ó Elefante primitivo, que solo se halla en estado fósil y por lo tanto no debemos tratar de él en este punto.
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