Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia Natural. > Tomo 2. Mamíferos
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión
animales domésticos, hallaremos que este animal vale él solo por dos ó tres de los nuestros. De él se valen los lapones, como nosotros del Caballo, para tirar de sus carros y trineos: el Reno camina mucho mas ligeramente, hace con facilidad jornadas de treinta leguas, y corre con tanta seguridad por la nieve helada, como sobre una pradera poblada de menuda yerba: la hembra da una leche mas substanciosa y nutritiva que la de la vaca: la carne de este animal es muy buen alimento: de su pelo se hacen escelentes forros; y su piel curtida es un cuero muy suave y durable; y de este modo se logra, en solo el Reno toda la utilidad que nosotros sacamos del Caballo, de la vaca y de la oveja.
El modo con que los lapones crian y conducen estos animales, merece particular atención. Olao, Scheffer y Regconard han dado sobre esto relaciones individuales, que creemos deber presentar en extracto, reformando ó suprimiéndolos hechos en que aquellos autores se engañaron. Los cuernos del Reno, mucho mayores, mas extendidos, y dividos en mucho mayor número de ramas que los del Ciervo, dicen estos autores, son una especie de singularidad monstruosa y admirable: el alimento de este animal, durante el invierno, es un musgo blanco que él sabe hallar debajo de la nieve, rompiéndola con los cuernos, y apartándola con los pies: en el verano, se mantienen de retoños y de hojas de árboles mas bien que de yerbas, que no podrían coger con facilidad: pues sus cuernos están muy inclinados hacia delante y lo estorban. Corren por la nieve, y se hunden poco en ella á causa de lo ancho de sus pies... Estos animales son dóciles, y se tienen manadas de ellos, que dan mucha utilidad á sus dueños; pues la leche, la piel, los tendones, los huesos, las pezuñas, los cuernos, el pelo y la carne, todo es bueno y útil. Los lapones ricos tienen rebaños de cuatrocientos ó quinientos: los pobres tienen diez ó doce: sácanlos á pacer, y después los vuelven al establo ó bien los encierran en un redil, durante la noche, para libertarlos de los insultos de los Lobos: si les hacen mudar de clima, mueren en breve. En tiempos antiguos, Stenon, príncipe de Suecia, envió seis Renos á Federico, duque de Holstein; y en 1533, Gustavo rey de Suecia, hizo llevar á Prusia diez Renos, entre machos y hembras, los cuales soltaron en los bosques, pero todos perecieron sin haber producido, ni en el estado de domesticidad, ni en el de libertad.
De los Renos que hay en Laponia, unos son silvestres, y otros domésticos. En la estación del celo, se suelta la hembra en los bosques, para que busque los machos silvestres; y como estos son mas robustos y vigorosos que los domésticos, son preferidos para tirar de los trineos los que han nacido de esta mezcla. Estos Renos son menos dóciles que los otros, pues no solo rehusan á veces obedecer al que los guia, sino que se vuelven repentinamente contra él, y le acometen á patadas, de suerte que no le queda mas recurso que cubrirse con su trineo hasta que se haya calmado la cólera del animal. Estos carruajes son tan ligeros, que los que caminan en ellos los manejen con facilidad, y pueden volcarlos y cubrirse con elllos cuando les acomoda. Por debajo están forrados con pieles de Renos jóvenes, vuelto el pelo hacia la nieve, y echado hacia atrás, para que resbale mas fácilmente, y retroceda con alguna dificultad en los parages elevados. El Reno uncido no tiene por collar mas que un pedazo de piel, con su pelo, desde el cual baja una correa que por debajo del vientre , y entre las piernas va á parar á un agujero que hay en la parte anterior de trineo, donde se ata. El lapon no usa de mas riendas que de una sola correa, atada á la raiz del cuerno del animal, la cual echa diversamente por encima del lomo de este, ya á un lado, y ya á otro, según quiere dirigirle á derecha ó á izquierda. En esta especie de carruaje se puede caminar de cuatro á cinco leguas por hora; pero por lo mismo que este modo de viajar es pronto, es también muy incómodo, pues se necesita estar habituado á él, y trabajar continuamente en mantenerle en equilibrio, para evitar que vuelque.
Los Renos tienen en lo exterior muchas cosas en que convienen con los Ciervos; y siendo igual también la conformación de sus partes interiores, resultan de esta conformidad de naturaleza, hábitos análogos y efectos semejantes. El Reno echa todos los años nuevos cuernos, como el Ciervo, y se carga también como él de gordura: está en celo en la misma estación, esto es, á fines de setiembre: las hembras, en una y otra especie, están preñadas ocho meses, y no paren mas que un hijo: los machos tienen igualmente un malísimo olor en el tiempo del celo; y entre las renas, como entre las ciervas, hay algunas que no paren: los Renos jóvenes tienen también, como los cervatillos, enlaprimeraedad, el pelo de color vario, pues al principio es rojo, mezclado de amarillo, y con la edad viene á ser pardo oscuro casi negro: cada hijo sigue á su madre por espacio de dos ó tres años, y hasta la edad de cuatro años cumplidos no adquieren todo su incremento: también es esta la edad en que se empieza á enseñarlos y aplicarlos al trabajo; y para hacerlos mas dóciles los castran, cuya operación ejecutan los lapones con los dientes. Los Renos enteros son fieros y muy difíciles de manejar, y por esta razón no se sirven sino de los castrados, entre los cuales escogen los mas despiertos y ágiles para correr con los trineos y los mas tardos para acarrear á paso mas lento las provisiones. Para cada cinco ó seis hembras solo se conserva un macho entero, y á la edad de un año es cuando se ejecuta la castración. También están sujetos á los gusanos como los Ciervos, á fines de invierno, en cuya época son tantos los que tienen debajo de la piel, que está entonces toda hecha una criba: estos agujeros se cierran en el verano, y por lo mismo solo en otoño se hacen cacerías de Renos para aprovechar los cueros.
Los rebaños de esta especie de animales exigen mucho cuidado, pues los Renos se estravian fácilmente, y conservan cierta propensión á recobrar su libertad natural: es necesario seguirlos y estar alerta con ellos: no se les puede llevar á pastar sino á parages descubiertos, y por poco numeroso que sea el rebaño, son necesarios muchos pastores para guardarlos, contenerlos, llamarlos y correr en busca (le los que se alejan: todos están marcados, áfin de poder reconocerlos, pues sucede frecuentemente el estraviarse en los bosques, ó pasarse á otro rebaño; y finalmente, los lapones están sin cesar ocupados en estos afanes, lo cual no es estraño, porque consiste en los Renos toda su riqueza, y -saben sacar de ellos todas sus comodidades, ó por mejor decir, todo lo necesario para la vida. Se cubren de pies á cabeza con sus pieles, que son impenetrables al frio y al agua, consistiendo en ellas todo su vestido de invierno : en el verano se sirven de pieles, sin pelo; saben también hilar el mismo pelo, y con él cubren los tendones que sacandel cuerpo del animal, y que les sirven de cuerdas: comen la carne, beben la leche, y hacen de ella quesos muy mantecosos: esta leche purificada y batida, en lugar de manteca, da una especie de sebo; y esta particularidad, junta con la grande extensión de los cuernos de este animal, y con la mucha gordura de que está cargado en el tiempo del celo, son otros tantos indicios de la superabundancia del alimento. Pero la prueba de ser esta superabundancia escesiva, ó por lo menos mayor que en cualquiera otra especie, es que el Reno es el único animal cuya hembra tenga cuernos que caigan y se renueven anualmente, sin embargo de la castración, pues en los Ciervos, los Gamos y los Corzos á quienes se ha hecho esta operación, la cabeza del animal subsiste para siempre en el mismo estado en que se hallaba al momento de la castración, y así el Reno es, entre todos los animales, el que da mas á conocer lo supérfluo de la materia nutritiva: dependiendo esto quizá menos de la natulaleza del animal, que de la calidad del alimento, porque el musgo blan-
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Reno. Rumiantes. Mamíferos. Zoología. Página 70. Tomo 2. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza. Mamíferos, Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza
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