Paquidermos. Mamíferos. Página 31. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Zoología. Museo pintoresco de Historia Natural en Aragón.

Paquidermos. Mamíferos. Página 31. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Zoología. Museo pintoresco de Historia Natural

Museo Pintoresco Historia Natural. Tomo 2. Mamíferos

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

MAMÍFEROS PAQUIDERMOS. 31

Comparando estas descripciones, y señaladamente la de Zerenghi, con las indicaciones que nos dan los viajeros, parece ser el Hipopótamo un animal de cuerpo mas largo y también mas abultado que el del Rinoceronte; que sus piernas son mucho mas cortas; que su cabeza es menos larga y menos abultada á proporción del cuerpo; que no tiene cuernos, ni sobre la nariz, como el Rinoceronte, ni en la frente, como los animales rumiantes; que siendo el grito que da en señal de dolor, un medio entre el relincho del Caballo y el mugido del Búfalo, pudiera creerse, como lo aseguran los autores antiguos, y los viajeros modernos que su voz ordinaria fuese semejante al relincho del Caballo, del cual difiere en todo lo demás; y si esto es así, puede presumirse que la sola semejanza de la voz ha bastado para hacerle dar el nombre de Hipopótamo, que significa Caballo de rio, así como el ahullido del Lince, que en cierto modo se semeja al del Lobo, le ha hecho dar el nombre de Lobo Cerval. Los dientes incisivos del Hipopótamo, y señaladamente los dos caninos de la mandíbula inferior, son muy largos, muy fuertes, y tan duros que dan lumbre heridos con el eslabón; y esto es verosímilmente lo que dio motivo á la fábula de los antiguos, los cuales aseguraron que el Hipopótamo vomitaba fuego. Esta materia dé los dientes caninos del Hipopótamo es tan blanca, tan limpia y tan dura, que es muy preferible al marfil para hacer dientes artificíales y postizos: los dientes incisivos del Hipopótamo, sobre todos los de la quijada inferior, son muy largos, cilindricos y acanalados: los caninos, también muy largos, son corvos, prismáticos y cortantes, como los colmillos del Jabalí; y las muelas son cuadradas, ó casi cuadradas, bastante parecidas a las muelas humanas, y de tal tamaño, que una sola pesa mas de tres libras: los mayores dientes incisivos y caninos tienen hasta un pié dos pulgadas, y un pié y medio de largo, y suelen pesar cada uno de doce á trece libras.

Finalmente, para dar idea exacta de la magnitud del Hipopótamo, emplearemos las dimensiones de Zerenghi aumentándolas una tercera parte, porque, como el mismo lo dice, sus dimensiones fueron tomadas por la hembra, la cual en todas ellas era una tercera parte mas pequeña. Por consiguiente, el Hipopótamo macho tenia diez y nueve pies, seis pulgadas y media de largo desde la extremidad del hocico hasta el orígen de la cola: diez y siete pies y medio de circunferencia; siete pies y medio de alto; cerca de tres pies y tres pulgadas de longitud en las piernas; la cabeza larga de cuatro pies y medio, y de nueve pies y once pulgadas de circunferencia; la abertura de la boca de dos pies y ocho pulgadas, y los dientes grandes de mas de un pié de largo.

Con armas tan poderosas, acompañadas de fuerza extraordinaria, pudiera el Hipopótamo hacerse temer de todos los animales; pero es naturalmente manso, y fuera de esto, tan pesado y lento en la carrera, que no podría coger á ningún cuadrúpedo. Nada con mas velocidad que corre, persigue á los pescados, y hace presa en ellos; se complace en el agua, y vive en ella con tanto gusto como en tierra; y sin embargo no tiene, como el Castor y la Nutria, membranas entre los dedos de los pies, y parece que, si nada con facilidad, es por la gran capacidad de su vientre, la cual hace que á igual volumen, es casi del mismo peso que el agua; camina en ella como en el aire libre, y cuando sale de allí á pastar, come cañas de azúcar, júncos, maíz, arroz, raices, etc. De todo esto come y destruye gran cantidad, causando mucho daño en las tierras cultivadas; pero, siendo mas tímido en tierra que en el agua, se consigue fácilmente ahuyentarle. Sus piernas son tan cortas que no podría libertarse por la fuga, si se alejase de la orilla del agua: su recurso, cuando se ve en peligro, es arrojarse al agua, sumergirse en ella, y hacer una larga travesía antes de volver á parecer; ordinarinariamente huye cuando le dan caza; pero si le hieren, se irrita, y revolviendo furioso, acomete á las barcas, las coge con los dientes, arranea de ellas astillas, y á veces las sumerge.

«Yo he visto al Hipopótamo, dice un viajero, abrir la boca, plantar un diente en el borde de una barca y otro en el segundo bordaje desde la quilla, esto es, á cuatro píes de distancia uno de otro, atravesar la tabla de parte á parte, y echar á pique la barca. He visto á las orillas del mar otro Hipopótamo, sobre el cual las olas arrojaron una falúa cargada de toneles de agua, que quedó en seco sobre su lomo, y llegando otra ola sacó la falúa, sin que el Hipopótamo diese indicios de haber sentido mal alguno. Cuando los negros salen á pescar en sus canoas, y encuentran algún Hipopótamo, le arrojan pescado, y con esto sigue su camino sin turbarles la pesca; cuando es mas dañino, es cuando puede apoyarse contra la tierra; pero cuando está á nado, no puede hacer mas que morder. Estando una vez nuestra falúa cerca de la playa, le vi ponerse debajo de ella, levantarla con el lomo mas alto que la superficie del agua, y volcarla con seis hombres que estaban dentro; pero por fortuna no les hizo ningún daño. Nosotros no osábamos (dice otro viajero) irritar á los Hipopótamos en el agua, desde una aventura que pudo ser muy funesta para tres hombres. Estos habían ido en una lancha pequeña á matar un Hipopótamo, en un rio en que había de nueve á once pies de agua, y habiéndole descubierto en el fondo, por el cual caminaba según su costumbre, le hirieron con una lanza larga; la herida le enfureció de tal modo que subió á la superficie, miró á los hombres con aspecto terrible, abrió la boca, arrancó de una dentellada un gran pedazo de madera del borde de la lancha, y faltó poco para volcarla; pero casi al mismo tiempo volvió á sumegirse al fondo del rio.» Estos dos ejemplos son suficientes para dar idea de la fuerza de estos animales, y si se quiere ver cantidad de hechos semejantes, se hallarán en la historia general de los viajes, donde el ibate Irevot ha presentado, con la concisión y pureza de estilo que le son propias, cuanto los viajeros han referido del Hipopótamo.

Este animal no existe en gran número, sino en ciertos parajes, y aun parece que su especie se halla confinada en climas particulares, y que casi no existe sino en los rios de África. La mayor parte de los naturalistas han escrito que el Hipopótamo se hallaba también en la India; pero no tienen por fiadores de su aserción sino testimonios que parecen algo equívocos. El mas positivo seria el de Alejandro, en su carta á Aristóteles, si por la misma carta hubiese seguridad de que los animales de que habla Alejandro fuesen realmente Hipopótamos, lo cual parece dudoso porque si Aristóteles hubiese creido que los animales de que le hablaba Alejandro, eran verdaderos Hipopótamos, hubiera dicho que se hallaban en la India igualmente que en Egipto. Onesicrito y algunos otros autores antiguos escribieron que el Hipopótamo se hallaba en el rio Indo; pero los viajeros modernos, á lo menos los que merecen mas crédito, no confirman este hecho, antes por el contrario, concuerdan en afirmar que este animal se halla en el Nilo, el Senegal ó Niger, el Cambra, el Zaires y otros rios caudalosos, y también en los lagos de África, señaladamente en las partes Meridional y Oriental, sin que ninguno de ellos asegure positivamente que existe en Asia. El P. Boim es el único que parece lo indica; pero su relación es sospechosa y solo prueba que este animal es común en Mozambique y en toda la parte oriental de África. Actualmente el Hipopótamo que los antiguos llamaban Camello del Nilo, es tan raro en el Nilo inferior, que los habitantes de Egipto no tienen ninguna idea de él, ni saben su nombre. Igualmente es desconocido en todas las partes septentrionales de África, desde el Mediterráneo hasta el rio Bambot, que fluye al pié de las montañas del Atlante. Por consiguiente, el clima en que el Hipopótamo habita en la actualidad,

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Paquidermos. Mamíferos. Página 31. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Zoología. Museo pintoresco de Historia Natural Mamíferos, Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza

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