Paquidermos. Mamíferos. Página 24. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Zoología en Aragón.

Paquidermos. Mamíferos. Página 24. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Zoología

Museo Pintoresco Historia Natural. Tomo 2. Mamíferos

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

alantoydes, y de hallar, que no sirve de nada, es claro que no se debe emplear la aplicación, sino indagar las relaciones físicas que pueden indicarnos cual puede ser su origen. Observando por ejemplo, que en el producto de la generación de los animales, que no tienen estómago é intestinos de mucha capacidad, la alantoydes es muy pequeña ó ninguna: que por consiguiente la producción de esta membrana tiene alguna relacion con aquella grande capacidad de los intestinos etc.; considerando también, que el número de las mamas no es igual al de los hijos; y conviniendo solamente en que los animales que mas producen son al mismo tiempo los que tienen mayor número de mamas, se podrá discurrir que esta producción numerosa depende de la estructura de las partes interiores de la generación, y que, siendo también las mamas dependencias exteriores de las mismas partes dé la generación, hay entre el número ó el orden de estas partes y el dé las mamas, alguna relación física que es necesario procurar descubrir.

Aquí no hago mas que indicar el verdadero camino, no siendo este el paraje de seguirle mas adelante, sin embargo no puedo dejar de observar, al paso que tengo algún motivo de suponer, que la producción numerosa depende mas bien de la estructura de las partes interiores de la generación que de ninguna otra causa, supuesto qué el gran número en la producción no depende de mayor abundancia de licores seminales, pues el Caballo, el Ciervo, el Morueco, el Cabrón, y los demás animales que tienen grandísima abundancia de licor seminal, no producen sino un pequeño número, al paso que el Perro, el Gato, y otros animales, en quienes la cantidad de licor seminal es menor, relativamente al volumen de sus cuerpos, producen un gran número. Tampoco este número depende de la frecuencia de las cópulas, pues tenemos seguridad de que el Puerco y el Perro no necesitan mas que una para producir, y producir en gran número. La duración de la cópula, ó por mejor decir del tiempo de la emisión del licor seminal, tampoco parece es la causa á que deba atribuirse este efecto pues el Perro no permanece unido largo tiempo sino por detenerle un obstáculo que nace de la misma estructura de sus partes; y aunque el Puerco, que no tiene este obstáculo, permanece unido mas tiempo que la mayor parte de los otros animales, nada debe inferirse de esto para la numerosa producción, pues vemos que el Gallo no necesita mas de un instante para fecundar todos los huevos que una Gallina puede poner en un mes.

A las particularidades referidas, debemos añadir otra, y es, que la gordura del Puerco difiere de la de casi todos los animales Cuadrúpedos, no solo por su consistencia y calidad, sino también por su posición en el cuerpo del animal. La gordura del Hombre y de los animales que no tienen sebo, como el Perro, el Caballo, etc., se halla entreverada con la carne con bastante igualdad: el sebo en el Morueco, el Cabrón, el Ciervo etc. no existe sino en las extremidades de la carne; pero el tocino del Puerco y del Jabalí no está mezclado con la carne, ni acumulado en los extremos de ella, sino que la cubre por todas partes, y forma una capa gruesa, distinta y continua entre la carne y la piel, conviniendo en esto el Cerdo con la Ballena y los demás animales Cetáceos, cuyo gordo no es mas que una especie de tocino, casi de la misma consistencia, aunque mas oleoso que el del Puerco, formando también esta grasa debajo de la piel, en los Cetáceos, una capa de muchas pulgadas de grueso, que rodea toda la carne muscular.

Otra particularidad, mas notable que las referidas es que el Puerco no pierde ninguno de sus primeros dientes: los demás animales, como el Caballo, el Asno el Buey, la Oveja, la Cabra, el Perro, y hasta el Hombre, pierden todos sus primeros dientes incisivos, cayéndoseles estos antes de la pubertad, y sucediéndoles otros muy en breve: el Puerco, por el contrario, nunca muda sus dientes, los cuales no solo no se le caen, sino que le crecen toda la vida. El Puerco tiene en la mandíbula inferior seis dientes incisivos y cortantes, y otros seis correspondientes a la superior; pero por una imperfección, de que no hay otro ejemplo en la naturaleza, los seis dientes de la mandibula superior son de muy diferente hechura que los de la inferior, pues en vez de ser incisivos y cortantes, son largos, cilindricos, y embotados ó chatos á la punta, de suerte que casi forman ángulo recto con los de la quijada superior, y no se tocan sino muy oblicuamente unos con otros por sus extremidades.

El Puerco y otras dos ó tres especies de animales tienen colmillos muy largos, que se diferencian de los demás dientes en que salen afuera y crecen toda la vida. Estos colmillos son cilindricos y de algunos pies de largo en el Elefante y la Vaca marina, pero en el Jabalí y el Verraco se encorvan formando una porción de círculo, son chatos y cortantes, y se han visto algunos de diez y media hasta once y media pulgadas de largo: están encajados muy profundamente en el alvéolo, y tienen también como los del Elefante una concavidad en su extremidad superior; pero el Elefante y la Vaca marina no tienen colmillos sino en la quijada superior, y en la inferior carecen hasta de dientes caninos, en vez de que el Verraco y el Jabalí los tienen en ambas quijadas, siendo los mas útiles para el animal los de la quijada inferior, y también los mas dañinos, pues con ellos ofende el Jabalí.

La puerca, la jabalina y el Cerdo castrado tienen también los mismos cuatro dientes caninos en la quijada inferior; pero estos crecen mucho menos que los del macho, y casi no salen afuera. Además de estos diez y seis dientes, á saber, doce incisivos y cuatro caninos, tienen también veinte y ocho muelas, que en todo componen cuarenta y cuatro dientes. El Jabalí tíene los colmillos mayores, el hocico mas fuerte y la cabeza mas larga que el Puerco doméstico, y tambien los píes mas abultados, mas separadas las pezuñas y el pelo siempre negro.

Entre todos los Cuadrúpedos, el Puerco parece el mas bruto, como sí las imperfecciones de su forma influyesen en su índole, pues todas sus propiedades son groseras, todos sus apetitos inmundos, y todas sus sensaciones se reducen á una lujuria furiosa y á una glotonería brutal, que le hace devorar indistintamente cuanto se le presenta, hasta sus mismos hijos recien nacidos; siendo probable que su voracidad nace de la necesidad continua de llenar la gran capacidad de su estómago, y la grosería de sus apetitos, de la torpeza de sus sentidos, del gusto y del tacto. La aspereza del pelo, la dureza de la piel y lo grueso del tocino hacen que estos animales sientan poco los golpes. Tienen por consiguiente el tacto muy torpe, y el gusto no menos grosero que el tacto, pero buenos los demás sentidos: los cazadores saben que los Jabalíes ven y oyen desde muy lejos, pues para sorprenderlos les es preciso esperarlos con gran silencio durante la noche, y apostarse con la cara al viento para que no lleguen al animal las emanaciones que siente de lejos, y siempre con bastante viveza para hacerle torcer inmediatamente su camino.

Esta imperfección en los sentidos del gusto y del tacto se aumenta con una enfermedad que los pone leprosos, esto es, casi absolutamente insensibles, y que parece no dimana tanto de la textura de la carne ó de la piel del animal, como de la porquería ó suciedad que le es propia, y de la corrupción que debe resultar de los alimentos infectos de que á veces se nutre; pues el Jabalí, el cual no tiene semejantes inmundicias que devorar, y por lo común se mantiene de granos, frutas, bellotas y raices, no está sujeto á

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