Paquidermos. Mamíferos. Página 29. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Zoología. Museo pintoresco de Historia Natural en Aragón.

Paquidermos. Mamíferos. Página 29. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Zoología. Museo pintoresco de Historia Natural

Museo Pintoresco Historia Natural. Tomo 2. Mamíferos

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

GENERO HIPOPÓTAMO.

Hipopótamus (Lin).

Tienen treinta y ocho dientes, á saber; cuatro incisivos en cada mandíbula, dos caninos superiores, y dos inferiores; estos muy encorvados, y todos muy gruesos; catorce muelas arriba, y doce abajo, cuyo esmalte tiene la figura de tréboles opuestos por las bases cuando están gastados; el cuerpo es grueso; las piernas cortas; la piel casi del todo desnuda de pelos; la cola corta, y el hocico hinchado; los pies terminan en pequeños cascos.

HIPOPÓTAMO

Hipopótamus atnphibius (Lin); Hipopótamus capensis (Desmj; Bcliemutli de los hebreos.

No obstante haber sido celebrado de toda la antigüedad el Hipopótamo, hacer mención de este animal los Libros Sagrados, bajo el nombre de Behemoth, y hallarse grabada su figura en los obeliscos de Egipto, y en las medallas romanas, los antiguos no le conocían sino imperfectamente. Aristóteles no hace por decirlo así, mas que indicarle y en lo poco que dice de él, hay mas errores que hechos verídicos; y Plinio, copiando á Aristóteles, en vez de corregir los errores de éste, parece los confirma, y añade otros nuevos. Lo cierto es que hasta mediado el siglo décimosesto no se tuvieron indicaciones exactas de este animal. Belon , que por aquel tiempo se hallaba en Constantinopla, vio un hipopótamo vivo, y sin embargo no dio mas que un conocimiento harto imperfecto de él, pues las dos figuras que unió con su descripción, no representan el mismo Hipopótamo que él mismo vio: sino que son copias tomadas del reverso de la medalla del emperador Adriano y del coloso del Nilo en Roma, por lo cual se debe descender todavía, en cuanto á la época do nuestros conocimientos exactos de este animal, hasta el año de 1603, en que Federico Zereghi, cirujano de Narni, en Italia, hizo imprimir en Napóles, la historia de dos Hipopótamos que habia cogido vivos, y fueron muertos por él mismo en Egipto, en un gran foso que habia hecho escavar á orillas del Nilo cerca de Damieta. Esta obrita escrita en italiano, parece que no escitó mucho la curiosidad de los naturalistas contemporáneos, y que después quedó absolutamente ignorada, siendo sin embargo la única que se puede mirar como original en esta materia. La descripción que el autor hace del Hipopótamo, es también la única que hay buena , y nos ha parecido tan verídica, que nos creemos obligados á dar aquí un estracto de ella.

«Con deseo de tener un Hipopótamo (dice Zereghi) aposté ciertos hombres á las márgenes del Nilo, los cuales habiendo visto salir del rio dos Hipopótamos, hicieron un gran foso en el paraje por donde habían pasado, y le cubrieron con ramas delgadas, tierra y yerbas. Al anochecer volviéndose los Hipopótamos al rio, cayeron ambos en el foso : avisáronme luego las personas que tenia apostadas, y acudiendo con mi genízaro, matamos estos dos animales disparando á cada uno en la cabeza tres tiros de arcabuz de mayor calibre que los mosquetes ordinarios, con lo que ambos espiraron, dando un grito de dolor mas parecido al mugido del Búfalo que al relincho del Caballo. Esta espedicion se ejecutó el dia 20 de julio de 1600 : al dia siguiente los hice sacar del foso y desollarlos con cuidado: el uno era macho, y el otro hembra: mandé salar las pieles, y llenarlas de hojas de cañas de azúcar para transportarlas al Cairo, donde fueron saladas segunda vez con mas comodidad y esmero, habiendo sido precisas 400 libras de sal para cada una. A mi regreso de Egipto, en 1601, llevé estas pieles á Venecia, y de allí á Roma, y habiéndolas hecho ver á muchos médicos inteligentes, el doctor Gerónimo, Acuapendente y el célebre Aldrovando fueron los únicos que en aquellos despojos reconocieron el Hipopótamo. A la sazón se estaba imprimiendo la obra de Aldrovando quien, con mi permiso, hizo dibujar la figura que ha dado en su libro, copiada por la piel de la hembra.

»La piel del Hipopótamo es muy gruesa dura é impenetrable, á menos de tenerla mucho tiempo en agua. La boca de este animal no es mediana, como aseguraron los antiguos; sino al contrario sumamente grande; y tampoco los pies están divididos en dos uñas, como afirmaron los mismos, sino en cuatro; su estatura no es como la de un Asno sino mucho mayor que la del mayor Caballo, ó del Búfalo mas abultado: no tiene la cola como la del Cerdo, ó mas bien como la de la Tortuga, sino incomparablemente mas gruesa: su hocico ó nariz no es remangada hacia arriba, sino semejante á la del Búfalo, aunque mucho mayor; no tiene crin como el Caballo, sino solamente algunos pelos cortos y muy claros; no relincha como el Caballo sino que el sonido de su voz es un medio entre el relincho de es-

Los ojos son pequeños á proporción de la cabeza, colocados á mucha altura, y mas cercanos uno á otro y á las orejas que en el Puerco: el iris es pardo oscuro, los párpados superiores están guarnecidos de pestañas pardas, duras, rectas y muy unidas, mas largas en el medio que á los lados; y los párpados inferiores no las tienen.

Las orejas son bastante grandes, mas bien redondas que puntiagudas, revestidas interiormente de pelo amarillo, vueltas hacia atrás y pegadas al cuerpo. Mas ahajo de los ojos se vé una especie d« bolsa pequeña, glandulosa, á la cual siguen inmediatamente dos eminencias redondas, chatas, gruesas, derechas y horizontales , las cuales tienen de ancho y largo cerca de dos pulgadas y siete lineas. Entre estas elevaciones y el hocico se ve una línea recta y por cada lado de la cabeza un tubérculo duro, redondo y puntiagudo bastante elevado.

La piel parece muy gruesa y llena de tocino en los parajes ordinaros; pero arrugada en el cuello, en las ingles y en la papada: en algunos parajes parece surcada ligeramente, desigual, y como si la epidermis se mudase por intervalos. Por todo el cuerpo se ven sembrados pelos á modo de pinceles de tres, cuatro ó cinco pelos, mas ó menos largos y colocados en línea recta unos cerca de otros. La frente, entre las orejas parece arrugada y está guarnecida de pelos blancos y pardos muy unidos, que saliendo del centro, van siempre bajándose y aplastándose. Desde allí, hacia lo bajo del hocico desciende por el medio de la cabeza una faja estrecha de pelos pardos y grises que nacen en medio de ella, se aplastan hacia los lados y están algo separados. En la nuca y parte superior de la espalda es donde principalmente están las cerdas, que son allí mas largas y unidas y de color pardo oscuro y gris: algunas de ellas tienen de ocho á nueve pulgadas de largo, del grueso de las de los Puercos, y se hienden como ellas. Todas estas cerdas no son rectas sino ligeramente inclinadas: mas atrás sobre la espalda están menos espesas, y su número se disminuye de tal modo que por todas partes dejan ver la piel desnuda. Finalmente, los lujares, el pecho, el vientre, los lados de la cabeza y el cuello se ven guarnecidos de cerdas blancas y pequeñas.

Los pies son como los de nuestros Puercos divididos en dos uñas puntiagudas y negras: las falsas uñas ó espolones sientan también en tierra; pero lo mas del tiempo están pendientes: la cola es desnuda; caida pérpendicularmente y remata casi en punta: los testículos están adheridos á la piel del vientre entre los muslos; y el prepucio es muy grande en la extremidad.

El color del animal es negruzco en la cabeza, y gris rojizo claro en la espalda y el vientre.

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Paquidermos. Mamíferos. Página 29. Los tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 2. Zoología. Museo pintoresco de Historia Natural Mamíferos, Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza

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