Paquidermos. Mamíferos. Zoología. Tomo 2. Página 12. Los tres Reinos de la Naturaleza. Museo pintoresco de Historia Natural en Aragón.

Paquidermos. Mamíferos. Zoología. Tomo 2. Página 12. Los tres Reinos de la Naturaleza. Museo pintoresco de Historia Natural

Museo Pintoresco Historia Natural. Tomo 2. Mamíferos

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

de Versalles, que procedía del Congo, no tenía mas que ocho pies y medio de altura á la edad de 17 años, y en 13 que vivió, no creció mas que un pié; de suerte, que á la edad de 4 años que le enviaron, no tenia mas que siete pies y medio de alto; y como el incremento va siempre en diminución, no se puede suponer que si hubiera llegado á la edad de 30 años, que es el término ordinario del tal aumento, hubiese adquirido mas de ocho pies y medio de altura. De suerte que la condición ó el estado de domesticidad reduce á lo menos un tercio el incremento del animal, no solamente en altura, sino en todas sus dimensiones. La longitud de su cuerpo, medida desde el ojo hasta el nacimiento de la cola, es casi igual á su altura tomada al nivel de la cruz: un Elefante de la India de 19 pies de altura es, pues, siete veces mas corpulento y pesado que el Elefante de Versalles. Comparando el incremento de este animal con el del Hombre, hallaremos que, teniendo el niño comunmente 31 pulgadas, esto es, la mitad de su altura á los dos años, y adquiriendo su aumento total á los 20 años, el Elefante, que no le tiene sino á los 30, debe tener la mitad de su altura á los tres años; y del mismo modo, si se quiere juzgar de lo enorme de la mole del Elefante, se hallará, que, suponiendo el volumen del cuerpo de un Hombre de dos pies y medio cúbicos, el del cuerpo de un Elefante de 16 pies de longitud, no suponiéndole mas que tres pies y medío de grueso, y de mediana anchura, seria cincuenta veces tan corpulento como un Hombre, y que por consiguiente, un Elefante debe pesar tanto como 50 Hombres. «Yo he visto, dice el P. Vicente María, algunos Elefantes que tenian 14 ó 15 píes de altura con la longitud y anchura proporcionadas. El macho es siempre mayor que la hembra. El precio de estos anímales se aumenta á proporción de la magnitud, que se mide desde el ojo hasta la extremidad de los lomos; y cuando esta dimensión llega á cierto término, el precio se aumenta como el de las piedras preciosas. Los Elefantes de Guinea, dice Bosman, tienen 10, 12 ó 13 pies de alto: son incomparablemente mas pequeños que los de las Indias orientales, que los que han escrito la historia de aquellos países, dan á estos mas codos de altura, que pies tienen aquellos. Yo he visto Elefantes de 15 piés de alto, dice Eduardo Terri, y he hallado muchas personas que me han dicho haberlos visto de 15 pies de altura.» De estos testimonios y de otros muchos que se podrían aun recoger, se debe concluir que la talla mas ordinaria de los Elefantes es de 11 á 12 pies: que los de 15 y 16 pies son muy raros; y que los mas pequeños tienen por lo menos 10 pies y medio, cuando han adquirido todo su incremento, en el estado de libertad. Estas moles enormes de materia no dejan por eso de moverse con mucha velocidad, como ya hemos dicho: están sostenidas por cuatro miembros, que, mas bien que piernas, parecen unos pilares ó columnas macizas de 18 ó 21 pulgadas de diámetro, y de seis ó siete pies de altura: estas piernas, pues, son una ó dos veces mas largas que las del Hombre; y así, aun cuando el Elefante no anduviera mas que un paso, mientras que el Hombre da dos, le escederia en la carrera. Por lo demás, el paso ordinario del Elefante no es mas ligero que el del Caballo; pero cuando le estimulan toma una especie de trote, que en la velocidad equivale al galope. El Elefante, pues, ejecuta con prontitud, y aun con bastante libertad, todos los movimientos directos; pero carece absolutamente de facilidad para los movimientos oblicuos ó retrógrados; y por esto los negros le acometen en los caminos estrechos y hondos, donde apenas puede volverse, y le cortan la cola, que para ellos es de tanto valor como todo el cuerpo del animal: le cuesta mucho trabajo bajar las cuestas muy pendientes, y se ve obligado á doblarlas piernas posteriores para que al bajar, la parte anterior del cuerpo guarde el nivel con las ancas, y no

*re las arrugas: coge ramos de árboles y manojos de paja larga para espantarlas; y cuando le falta todo esto, recoge polvo con la trompa, y cubre con él todos los parages sensibles: se le ha visto polvorearse asi varias veces al dia, y hacerlo á propósito, esto es, al salir del baño. El uso del agua es casi tan necesario á estos animales, como el del aire y de la tierra: cuando están libres, rara vez salen de las riberas de los rios, se meten frecuentemente en el agua hasta el vientre, y en ella pasan algunas horas todos los dias. En las bufias, donde se ha aprendido á tratarlos del modo mas conveniente á su naturaleza y temperamento, los lavan con esmero, y se les da el tiempo necesario para que se laven ásí mismos: les limpian la piel, frotándola con piedra pómez y después les echan aguas de olor y aceite, y los pintan.

La conformación de los pies y de las piernas es también singular, y diferente en el Elefante que la mayor parte de los otros animales: las piernas anteriores parece que son mas altas que las de atrás, y sin embargo, estas son algo mas largas; no están dobladas en dos parages, como las piernas de atrás del Caballo ó del Buey, en las cuales el muslo está casi enteramente metido en las ancas, la rodilla muy cerca del vientre, y los huesos del pié tan elevados y tan largos que parece forman una gran parte de la pierna: en el Elefante, por el contrario, esta parte es muy pequeña, y se sienta en tierra: tiene la rodilla como el Hombre, en medio de la pierna, y no junto al vientre: este pié tan corto, y pequeño, está dividido en cinco dedos, todos los cuales están cubiertos con la piel, y ninguno se descubre en lo exterior.
Solamente se ve una especie de uñas: pero á veces no se hallan mas que cuatro, y aun tres, y en este caso no corresponden exactamente á la extremidad de los dedos. Por lo demás, esta variedad, que no se ha observado sino en los Elefantes pequeños transportados á Europa, parece ser puramente accidental, y depende verosímilmente del modo con que el Elefante ha sido tratado en los primeros años de su incremento : la planta del pié está cubierta de una suela de cuero, duro como el cuerno, y que sobresale por todo el rededor; y de esta misma substancia están formadas las uñas.

La cola ordinariamente no tiene mas de dos pies y medio, ó tres de longitud: es bastante delgada, puntiaguda, y está guarnecida en la extremidad de un mechón de pelos gruesos, ó mas bien de cerdas de cuerno negras, brillantes y sólidas : este pelo ó este cuerno es del grueso y fuerza de un hilo de alambre gordo, y un hombre no puede romperle tirando con las manos, aunque es elástico y flexible. Finalmente, este mechón de pelo es un adorno muy apetecido de las negras , que probablemente le atribuyen alguna superstición; una cola de Elefante se vende á veces por dos ó tres esclavos; y los negros arriesgan muchas veces la vida por cortársela al Elefante, cuando está vivo. Además de estos pelos gruesos, que tiene á la extremidad, está la cola cubierta, ó por mejor decir, sembrada en toda su longitud de cerdas duras y mas gruesas que las del Jabalí: se hallan también de estas cerdas sobre la parte convexa de la trompa, v en las pestañas, donde á veces tienenmas de un pié de largo: estas cerdas ó pelos en las dos pestañas no se hallan sino en el Hombre, en el Mono, y en el Elefante.

El clima, el alimento, la libertad y la esclavitud influyen mucho en el incremento y corpulencia del Elefante; en general, los que son cogidos en su juventud, y en esta edad son reducidos á cautiverio, no llegan nunca á las dimensiones enteras de la naturaleza; los mayores Elefantes de la India y de las costas orientales de África tienen 16 pies de altura: los mas pequeños, que se hallan en el Senegal, y en las otras partes del África occidental, no tienen mas que 11 ó 12 pies, y ninguno de los que han sido traídos jóvenes á Europa ha llegado á ota altura. El de la casa de las fieras

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