Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia Natural. > Tomo 2. Mamíferos
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión
dre la ha cubierto, se la lleva al prado ó paraje en que pace, sin observar en esto ninguna precaución. El primer potro que da una yegua, no es nunca tan corpulento como los que produce después; por lo cual se cuidará de darla por la vez primera un padre de mayor marca, á fin de compensar el defecto del incremento con lo grande de la estatura. Se debe poner particular atención en la diferencia, ó en la reciprocidad de las figuras del caballo y de la yegua, á fin de corregir los defectos del uno con las perfecciones del otro; y sobre todo, en no hacer jamás una unión desproporcionada, como de un Caballo pequeño con una yegua grande, ó al contrario, porque el producto de esta unión seria pequeño ó de malas proporciones. Para acercarse á lo perfecto y hermoso de la naturaleza es necesario caminar por graduaciones; por ejemplo, á una yegua algo gruesa en demasía, se dará un Caballo de buena estatura, pero fino; á una yegua pequeña, un caballo algo mas alto que ella; á una yegua defectuosa por el cuarto delantero, un Caballo de cabeza hermosa y de cuello noble, etc.
Se ha observado que las casas de monta establecidas en terrenos secos y de poca miga, producen Caballos sobrios, ligeros y vigorosos, con las piernas nervudas y el casco duro; al paso que en los lugares húmedos y en los pastos de mas sustancia, casi todos tienen la cabeza gruesa y pesada, el cuerpo rehecho, las piernas cargadas, mal casco, y los pies aplastados, que es lo que vulgarmente se llama en los Caballos ser palmitiesos. Estas diferencias provienen de la del clima y el alimento, como fácilmente se deja entender ; pero lo que no se puede comprender, y es aun mas esencial que todo lo que acabamos de decir, es la necesidad de cruzar continuamente las razas, si se quiere evitar que degeneren.
En la naturaleza hay un prototipo general de cada especie, por el cual están modelados los individuos de ella, pero que, al tiempo de realizarse, parece se altera ó se perfecciona según las circunstancias; de suerte que, relativamente aciertas cualidades, hay una variación, extraña en la apariencia, en la sucesión de los individuos, y al mismo tiempo una constancia digna de admiración en la especie entera. El primer animal, el primer Caballo, por ejemplo, fue el modelo exterior y el molde interior, por los cuales han sido formados todos los Caballos que han nacido, que existen, y que nacerán, pero este modelo, del cual solo conocemos las copias, ha podido alterarse ó perfeccionarse comunicando su forma, y multiplicándose. El sello original subsiste entero en cada individuo; pero, aunque haya millones de individuos, ninguno de ellos es enteramente semejante á otro individuo, ni por consiguiente, al modelo original por donde fue formado. Esta diferencia que nos hace ver cuan distante está la naturaleza de hacer ninguna cosa absoluta, y como sabe graduar y variar sus obras , se encuentra en la especie humana, en las de todos los animales, en los vegetales, y en una palabra en todos los seres que se reproducen : siendo lo mas singular que aunque el modelo de lo hermoso y lo bueno parece está disperso por toda la tierra, sin embargo, en cada clima solo reside una porción del mismo modelo, la cual degenera siempre, á menos de unirla con otra porción , tomada de un clima distante. Así vemos que, para tener buenas semillas, flores hermosas etc., es necesario cambiar sus semillas, y no sembrarlas en el mismo terreno que las produjo. Del mismo modo para tener escelentes Caballos, Perros etc., es necesario dar á las hembras del país machos extranjeros, y recíprocamente hembras extranjeras á los machos del propio país, sin lo cual las semillas, las flores y los animales degeneran, ó lo que es equivalente, toman una tintura tan fuerte del clima, que la materia domina á la forma, y parece la bastardea; el sello permanece, pero desfigurado con todos los rasgos que no
Caballos buscan sombra en los grandes calores; pero, si hubiere troncos, raigones ú hoyos, convendrá arrancar aquellos, y terraplenar estos, para precaver todo accidente. Estos pastos servirán de alimento á la yeguada durante el verano; y en el invierno se pondrán las yeguas en la caballeriza, y se cuidará de alimentarlas bien, igualmente que á los potros, los cuales no saldrán á pacer sino en los dias claros y serenos del invierno. Los Caballos padres deben siempre mantenerse en la caballeriza, con mas porción de paja que de heno, y en un ejercicio moderado, hasta el tiempo de la monta, que ordinariamente dura desde principios de abril hasta fin de junio, en cuyo tiempo no se les obligará á hacer ningún otro ejercicio, y se les alimentará abundantemente, pero con el sustento ordinario.
Antes de conducir el Caballo padre á la yegua, se le dará un pienso, el cual aumentará su ardor. Es necesario que la yegua esté limpia y desherrada de los pies, porque hay algunas que son cosquillosas, y disparan coces al acercarse á ellas el Caballo. Un hombre tiene sujeta la yegua por la cabezada, y otros dos conducen el Caballo padre con dos correas. Cuando este se halla en situación, se le ayuda á la cópula dirigiéndole, y apartando la cola de la yegua, porque una sola crin que se interpusiese le podría lastimar grave, y peligrosamente. A veces sucede que en la cópula el Caballo no consuma el acto de la generación, y se separa de la yegua sin haber hecho ninguna emisión en ella: por consiguiente, es forzoso observar con cuidado si, en los últimos instantes de la cópula, el maslo de la cola del Caballo tiene un movimiento de balance cerca de la grupa, pues que este movimiento acompaña siempre á la emisión del licor seminal. Si ha consumado el acto no se le debe dejar que reitere la cópula, sino al contrario, conducirle inmediatamente á la caballeriza, y dejarle en ella hasta el tercer dia; pues aunque un buen Caballo padre es capaz de cubrir una vez al dia, en los tres meses que dura la monta, es mas ventajoso conservarle, y no darle yegua sino cada tercer dia, con lo cual se estenuará menos, y producirá mas. Conforme á esta práctica, en los siete primeros dias se le darán sucesivamente cuatro yeguas diferentes, y á los nueve volverá á entrar en turno la primera, y consecutivamente las demás, ínterin estén en calor; pero luego que á alguna de ellas se le, haya pasado, se sustituirá una nueva yegua para hacerla cubrir á su turno, también cada nueve dias; y como hay muchas que conciben desde el primero, segundo ó tercer acto, se regula que un Caballo padre, gobernado de este modo, puede cubrir quince ó diez y seis yeguas, y producir diez ó doce potros, en los tres meses que dura este ejercicio. La cantidad de licor seminal es muy grande en estos animales, y su emisión muy abundante; y en las descripciones que de ellos se han hecho, se ve la grande capacidad de los receptáculos que contienen dicho licor, y las inducciones que se pueden sacar de la extensión y figura de los mismos receptáculos. También las yeguas, mientras están en calor, arrojan á lo exterior un licor glutinoso y blanquecino, al cual se da vulgarmente el nombre de calores, y que cesa luego que han concebido. Este es el licor que los griegos llamaron hippomanes de la yegua, y de que creyeron se podian hacer filtros, principalmente para que un caballo se pusiese frenético de amor; pero este hippomanes es muy diverso del que se encuentra en las túnicas en que sale envuelto el potro, del cual ha tratado Mr. Daubenton, habiendo sido el primero que conoció y describió su naturaleza, situación y origen. Este líquido que la yegua destila es la señal mas cierta de su calor, el cual se conoce por la hinchazón de la parte inferior de la vulva, y por los relinchos frecuentes de la misma yegua, que en este tiempo procura acercarse á los Caballos. Cuando el Caballo pa-
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Caballos. Mamíferos. Página 41. Museo pintoresco de Historia Natural. Tomo 2. Zoología Mamíferos, Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza
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