Ciervos. Rumiantes. mamíferos. Zoología. Página 77. Tomo 2. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Ciervos. Rumiantes. mamíferos. Zoología. Página 77. Tomo 2. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza.

Museo Pintoresco Historia Natural. Tomo 2. Mamíferos

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de octubre de 2023 última revisión

ostado, en todos tiempos tiene la misma superabundancia; de suerte que en el invierno mismo, y poco después de la brama, pierde su cuerno y lo recobra. Así, en estos animales, lo superfino del nutrimento orgánico, antes de determinarse hacia los receptáculos seminales, y de formar el licor seminal, se dírije hacia la cabeza, y se manifiesta á lo exterior por la producción de los cuernos, del mismo modo que el pelo y la barba en el Hombre anuncian el licor seminal, y le preceden; y parece que estas producciones, digámoslo así, vejetales, se forman de una materia orgánica, superabundante, pero todavía imperfecta y mezclada de partes groseras, puesto que en su incremento y en su sustancia conservan las cualidades de vejetal, al paso que el licor seminal, cuya producción es mas tardía, es una materia puramente orgánica, enteramente despojada de partes groseras y perfectamente asimilada al cuerpo del animal.

Al segundo año, ya tienen dos ó tres candiles en cada asta: al tercero, tres ó cuatro: al cuarto, cuatro ó cinco; y es muy raro encontrar Corzos que tengan mas. Los viejos se conocen únicamente en lo grueso del cuerno, en lo ancho de su base, y en lo abultado del grano del mismo cuerno. Mientras esta subsiste blanda, es sumamente sensible. Yo he visto cortar de un balazo uno de los troncos del cuerno que empezaba á crecer: el Corzo sintió tanto el golpe, que cayó como muerto: el cazador, que estaba cercano, se echó sobre él y le asió de un pié, pero el animal vuelto en sí, y recobrando repentinamente sus fuerzas, le arrastró por el bosque mas de treinta pasos, sin embargo de ser un hombre muy robusto, hasta que al fin, habiendo muerto al Corzo con el cuchillo de monte, vimos que la bala no le babia hecho mas daño que cortar una asta del nuevo cuerno. Además, se sabe que las Moscas son una de las mayores incomodidades que esperimenta el Ciervo cuando recobra sus cuernos, por lo cual se oculta entonces en lo mas espeso del bosque, en que hay menos Moscas, siéndole estas insufribles cuando se pegan á los cuernos recientes: de suerte que hay una comunicación íntima entre las partes blandas de aquella madera viviente y todo el sistema nervioso del cuerpo del animal. El Corzo, que no tiene motivo de temer las Moscas, por recobrar sus cuernos en invierno, no se oculta, pero camina con precaución, y lleva la cabeza baja para no tropezar en las ramas.

En el Ciervo, el Gamo y el Corzo, el hueso frontal tiene dos eminencias, sobre las cuales estriban los cuernos: estas eminencias huesosas empiezan a brotar á los cinco ó seis meses, y adquieren en poco tiempo todo su incremento; pero lejos de continuar elevándose conforme el animal crece en edad, disminuyen de altura cada año, de suerte que las astas en un Ciervo, ó en un Corzo viejo, estriban con bastante inmediación sobre el hueso frontal, cuyas eminencias han perdido de altura lo que han ganado de ancho; y he aquí el indicio mas seguro para conocer la edad en todos estos animales. La causa de este fenómeno, que á primera vista parece extraño, deja de serlo sí se reflexiona que los cuernos, que descansan sobre dichas eminencias, las oprimen solamente el tiempo de su incremento, y que por consiguiente, se ensanchan y aplastan mas y mas por esta misma compresión, reiterada á cada nueva producción anual. Esta es la causa de que, sin embargo de adquirir siempre mayor grueso las astas y la raiz de los cuernos, y tanto mas cuanto el animal es mayor de edad, la altura de ellos y el número de los candiles se disminuya tanto, que al fin, cuando llegan á edad muy avanzada, no tienen mas que dos mogotes gruesos ó unos cuernos extraños y contrahechos, cuyo tronco es muy grueso, y los candiles muy pequeños.

Así como la corza no está preñada sino cinco meses y medio, y el incremento del cercillo es mas pronto que él del Ciervo, así también su vida es mas corta, y tal vez no pase, cuando mas, de doce á quince años. En el estado doméstico solo resisten seis ó siete años: son muy delicados en la elección del alimento, necesitan movimiento y aire, una hembra y terreno extenso para que estén á su gusto: se les puede domesticar, pero nunca se consigue hacerlos obedientes, ni aun familiares: conservan siempre algo de su índole montaraz: se espantan fácilmente; y se precipitan contra las paredes con tanto ímpetu, que suelen romperse las piernas. Por mas domésticos que parezcan, se les debe tratar con precaución: los machos, sobre todo, están sujetos á tener caprichos pelígrosos, y á tomar aversión á ciertas personas, y entonces acometen y dan cabezadas, bastante fuertes para derribar á un hombre, y le patean cuando le ven en tierra. Los Corzos no braman con tanta frecuencia ni con voz tan fuerte como el Ciervo: los corcíllos despiden un sonido diminuto, corto y lastimero, que parece pronuncian las sílabas, mi...mi, y manifiestan la necesidad que tienen de alimento. Este sonido es fácil de imitar con el reclamo, y la madre, engañada, acude hasta ponerse bajo la escopeta del cazador.

En invierno, hacen los Corzos su mansión en los montes, y se mantienen de zarzas, de retama, dejara, etc.; en la primavera acuden á los sotos nuevos y claros, y comen los tallos y las hojas tiernas de casi todos les arboles: este alimento calido fermenta en su estómago, y los embriaga de modo que entonces es muy fácil sorprenderlos, pues no saben á donde van, y salen frecuentemente del bosque, acercándose á veces á los ganados y á las habitaciones. En el verano permanecen en los bosques altos, de donde rara vez salen á beber á alguna fuente, en tiempo de mucha sequedad, pues por poco abundante que sea el rocío, ó estando las hojas mojadas de la lluvia, no necesitan beber: buscan los pastos mas finos, no comen con ansia, como el Ciervo, no despuntan indiferentemente toda especie de yerbas, pacen con delicadeza, y rara vez acuden á los sembrados porque prefieren las zarzas y las jaras á los granos y las legumbres.

Nadie ignora que la carne de estos animales es manjar escelente; pero debe elegirse con cuidado: su calidad depende principalmente del país en que habitan, bien que aun en el mejor hay Corzos de buena y de mala carne: los de color pardo la tienen mas fina que los rojizos: los machos, y de mas de dos años de edad, la tienen dura y de gusto desagradable: las corzas, aunque de la misma ó mayor edad, la tienen mas tierna: la de los corcíllos demasiado jóvenes es muy blanda, pero escelente cuando tienen un año ó año y medio: los de las llanuras y los de los valles no son buenos para comer: los de terrenos húmedos son peores: los que se crian en los parques, tienen poco sabor; y en fin no son enteramente buenos sino los que se crian y viven en terrenos secos y elevados, cortados por colínas, bosques, tierras de labor, y de otras incultas, donde tienen todo el aire, el espacio, el alimento y hasta la soledad que necesitan, pues los que han sido inquietados frecuentemente están flacos, y los que se cogen después de haberlos corrido, tienen la carne insípida y seca.

Esta especie, menos numerosa que la del Ciervo y aun muy rara en algunas partes de Europa, parece que abunda mas en América. En la septentrional se encuentran Corzos semejantes á los de Europa, con la diferencia de ser mayores, y tanto mas, cuanto es mas templado el país en que habitan.

ABC.

Cervus pigargus (Poli. Desm.); Cono de Tartaria (J. Cuv.)

Ciertamente es una simple variedad del anterior; se aproxima á la altura del Gamo, y su cola consiste en un mero tubérculo; el pelo es largo, denso y pardo castaño; las aneas son blancas y el vientre amarilleuto;

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Biblioteca ilustrada de Gaspar y Roig.
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Ciervos. Rumiantes. mamíferos. Zoología. Página 77. Tomo 2. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza. Mamíferos, Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza

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