Zoología. Peces. Los Tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 5. Página 219.

Buffon Los Tres Reinos de la Naturaleza

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frontales principales, y por encima «le la parte posterior de los interiiiaxilares. Ambos dan una rama que los prolonga hacia atrás y á cuya cara interna se une. el palatino.

Está pues el pico ó espada del gifias compuesto en toda su longitud el hueso de la nariz y de los Ínter-maxilares, reforzado en su base por el etnoides, los frontales y los maxilares y ultimante separado de las órbitas y del espacio interorbital por los frontales anteriores.

Su hueso de la nariz que se bifurca por encima para abrazar el etnoides forma por debajo una hoja que se introduce bajo el esfenoides hasta la parte inferior de los tabiques anteriores de las órbitas.

En los individuos jóvenes se ven vestigios de suturas que podrían dar á entender que lo que hemos llamado ramas montantes del hueso de la nariz pertenecen mas bien á los nasales.

La sustancia de esta espada es una maferia celular muy unida en lo interior y por de fuera cubierta de una lámina huesosa muy compacta. Cuatro tubos la recorren en toda su longitud y conducen los vasos, de manera que no puede decirse que su estructura sea tubular.

Un pez tan notable como el gibas por su tamaño y configuración no puede haber sido nunca desconocido. Todos los antiguos hablan de él de una manera que prnebaque no ignoraban tu existencia: describen su arma y los golpes que descarga con ella, los combates que sostiene , los ataques que le dan y las extra tagemasque emplean para cogerlo, describiendo todas estas particulares del mismo modo poco mas ó menos que los modernos.

Péscanlo en efecto en todo el Mediterráneo; pero donde mas suelepresentarse es cerca de Sicilia y particularmente en las inmediaciones de Pitare: en lo antiguo eran muy estimados los cogidos en esas aguas.

En Cerdeña lo cogen rara vez y solo durante el paso de los atunes, cuyas columnas snele acompañar. Cetti dice que apenas llegan á dos docenas los gifias cogidos en las costas de aquella isla y que hacen tanto menos caso de ellos , cuanto que son de enorme volumen y de una edad en que su carne ya no es tierna ni agradable.

Con este motivo hace notar el mismo observador cuánto se engañan los que como Pablo Jove suponen que el gifias persigue á los atunes, y que por el miedo que lesinspira se ven obligados á emprenderlar-gas emigraciones. No causa mas impresión á los atunes, sigue diciendo, que la que les causaría un individuo de su misma especie, y lejos de ser enemigos, podría decirse que son amigos y que tienen placer en verse reunidos.

En Cenova comió Cuvier muchos pequeños gifias, y allí tienen los pescadores la costumbre de cortarles el pico antes de presentarlos en el mercado.

En Niza suelen aparecer durante todo el año y particularmente en la primavera gifias que pesan desde dos hasta 350 libras. Se ha visto uno muy grande procedente de Taslon, y de varias dimensiones cogido en Ñapóles. Belon dice que esta especie de peces es muy rara en las costas de Francia y común en Cons-tantinopla.

Eliano supone que los hay muy grandes en el Danubio y eso no obstante Pallas no los menciona en su Zoografia rusa ; siendo asi que ha tratado muy de talladamente acerca de muchos peces del mar Negro.

El gifias , sobre todo siendo adulto sale alguna vez del Mediterráneo y se remonta á bastante altura hacia el Norte. Alguna vez se ha presentado á lo largo de las costas de España en el Océano y de cuando en cuando suele también cogerse alguno en las de Francia. Pennant cita uno cogido en la costa del condado de Caormarthen, cuya espada tenia tres pies de lar-

go. Cítanse casos de haber cogido algún individuo de esta especie en el mar de Alemania, en las costas de Holstein y hasta en el golfo de Ekefort.

Uno grande varó en 1582 en la isla de Linde y fue descrito en las Efemérides de los Curiosos de ta Naturaleza : de modo que es raro que esta especie no figure en el catálogo de los animales de Dinamarca por Muller.

Mucho mas adelante penetra en el Báltico. Wal-baum describió y disecó dos cerca de Lubeck. Scho-nevelde vio dos "arrojados por las olas sobre la playa de Mecklembourg, que dos caballos apenas podían arrastrar á tierra. Su longitud era de once pies.

Kcelpin, profesor en Greifswalde (Pomerania) describió uno en sus Memorias de Estocolmo, cogido en 1764 á cuatro millas de distancia de aquella ciudad y habla de otros tres aprehendidos en la misma costa.

Los pescadores de Prusia, dice Wulfen, cogen alguna vez en el Báltico gifias de ocho pies de longitud , causando gran perjuicio á las redes que por lo general quedan destrozadas. Klein efectivamente describe uno cogido en las inmediaciones de Dantzig y Hartman habla de otro, pescado cerca de Pillau. Bock en su historia natural de Prusia ha reunido datos sobre muchos individuos cogidos en diversas épocas á lo largo de las costas de aquel reino.

Se hace mención de este pez en la Historia Natural de Rusia y en la de Suecia; pero no en la de Groe-landia, ni generalmente hablando es cierto que atraviese el océano Atlántico.

Pennant manifiesta duda al colocarlo en el Norte de América y sospecha que Catesby al nombrarlo, no creyó hablar mas que de la orea ó del cachalote de dorsal alta.

En efecto, Mr. Mitchil no habla nunca del gifias al hacer mención de los peces de New-Yorcw. Tampoco se da ninguna noticia de él en los autores que han escrito de peces refiriéndose á los sitios mas meridionales de América, ni en los que se han ocupado de los peces del mar de las Indias; pero es de suponer que el gifias asi como otros muchos del Mediterráneo, va siguiendo h costa de África hasta el Cabo. Los señores Quoy y Gainard dibujaron un gifias en la capital del Cabo que en nada se puede distinguir de los que habitan en los mares de Europa.

Entre las costumbres del gifias se cita la de ir generalmente por parejas , esto es, un macho y una hembra. Bloch lo asegura asi, refiriéndose al caballero Hamilton, y está también conforme esa circunstancia con lo que cuenta Mr. Ralinesque de una especie inmediata á los gifias.

Plinio, citado por Trebius Niger, refiere que en un sitio de las costas de Mauritania , llamado Gotta, no lejos del rio Sixus , se daba el caso de ser los buques taladrados por la espada del gifias. Se ha tratado de poner en duda lo que pudiera haber de cierto en el particular, y sin embargo Cornidecita expresamente un hecho semejante ocurrido con una balandra española que estuvo á punto de ir á pique en las costas de Galicia; afirma que la parte de tabla y la espada que clavó en ella podia verse en el Museo de Historia Natural de Madrid. Puede , pues, suponerse, que semejantes lances no pueden ocurrir sino tratándose de buques muy ligeros ó muy viejos; pero también es cierto que en las carenas de buques <de sólida construcción se encuentran no pocas veces pedazos de espadas de gifias.

La pesca del pez á que nos referimos, dice Brydone, es mas divertida que la del atún. Un hombre en lo alto de un mástil ó de una roca inmediata avisa á los pescadores la llegada del gifias : atacando estos con un arpón , alado á una larga cuerda y algunas veces se lo ciaban desde bastante lejos. Es exactamente la pesca de la ballena en pequero. No falta ocasión en que tienen que seguirlo horas enteras para darle al-