Insectos. Invertebrados. Página 67. Tomo 6. Zoología. Los Tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Insectos. Invertebrados. Página 67. Tomo 6. Zoología. Los Tres Reinos de la Naturaleza.

Museo Pintoresco de Historia Natural Tomo 6 Insectos

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de octubre de 2023 última revisión

TOMO VI. Entomología o tratado DE LOS INSECTOS. 67

llenar esta función, í no ser á causa de la gran movilidad que poseen, movilidad es debida á su división en muchas piezas unidas las unas con las otras por medio de una porción membranosa de la piel. Además, es cierto que las antenas no son siempre órganos del tacto. O si no,cuando estas antenas son muy cortas, y terminan en una pequeña seda, ¿cómo pudieran ejercer semejantes funciones?

Las patas están en el caso de las antenas: con bastante frecuencia se hallan compuestas de articulaciones sólidas, pero movibles las unas sobre las otras, y no pueden averiguar la presencia de los cuerpos exteriores, á no ser con ayuda de su movilidad. Pero en algunas especies, el último artejo de las patas está terminado por una membrana blanda que puede servir de órgano del tacto. Es cierto además, que las patas dan á los Insectos la noción de los cuerpos exteriores, como lo prueba el modo de cohabitar de muchos de ellos, que cogen á las hembras con sus patas delanteras.

Lo que hemos dicho de las patas, puede aplicarse también á las antenas que juegan también en la cópula de algunas especies, y puede decirse otro tanto de las mandíbulas en algunos otros casos. En general, todos los apéndices del cuerpo de los animales articulados, parecen propios para el ejercicio del tacto, y los palpos tal vez sean los únicos órganos cuya piel, en estado de membrana blanda, sirve directamente para este uso. En las Hormigas y en los Icneumones , cuyas antenas son muy movibles y se muestran manifiestamente con las propiedades de un órgano del tacto, la piel que la reviste no tiene el grado de blandura que debería ser el carácter de un órgano semejante. La movilidad que resulta del modo de articulación y de división de los apéndices, parece pues, ser la condición necesaria para el ejercicio del tacto en los animales articulados.

Por otra parte, el sentido del tacto parece desarrollado de un modo muy desigual en estos animales; algunos parecen tenerlo muy obtuso, mientras que en otros se manifiesta muy delicado, y en este último caso se encuentran particularmente las Orugas y sobre todo las que están desprovistas de pelos, que son extremadamente sensibles al menor contacto de los cuerpos exteriores; pero este es mas bien un tacto pasivo, que un verdadero tacto, y es evidente que debe estar en razón directa de la blandura de los tegumentos ó de la envoltura general.

La forma que toman ciertos apéndices del cuerpo en los animales articulados, prueba que estos apéndices son con corta diferencia órganos del tacto. Asi, en muchos Insectos la extremidad de algunas de sus patas tiene la forma de unas pinzas destinadas á coger tos objetos, ya sea por el desarrollo inusitado del penúltimo artejo de estas patas, ó porque el último artejo está armado de protuberancias y de espinas, y se aplica sobre el precedente para-coger los objetos. Es evidente que los órganos de prehensión son también órganos del tacto, sino, ¿qué prueba tendría el animal de la presencia del objeto cogido? Podemos pues deducir, que en los ammales articulados no existen órganos del tacto comparables á los que se encuentran en el hombre y la mayor parte de los animales vertebrados; pero que estos órganos son todos los apéndices del cuerpo en general, resultando que en estos últimos animales, el tacto debe ser mucho menos exquisito que en los otros, pero ejercido por órganos mucho mas numerosos.

II. Del gusto.

Este sentido parece residir, como ya hemos dicho, en la entrada del .canal intestinal ó en la misma cavidad de la boca. En efecto no puede existir sino en la superficie de una membrana mucosa, cuya humedad

es necesaria para ejecutar la disolución de las partículas alimenticias, sin la cual no existiría el verdadero gusto. Se sabe que en los animales vertebrados, la misma cavidad bucal , ó mas bien la membrana mucosa que la reviste, hace percibir los sabores. En cuanto á las diferentes piezas del interior de la boca, designadas con el nombre de lengua en los Insectos, puede ser que tengan alguna parte en la percepción de los sabores; pero nada lo prueba de una manera cierta. Es indudable que los animales articulados gozan , al menos en su mayor parte, de la sensación del gusto. En este caso se encuentran los que mascan sus alimentos, y solo los Insectos chupadores son los que parecen tener menos necesidad de. gustar sus alimentos. Las especies cuya trompa presenta en su extremidad una apariencia glandulosa, deben no obstante estar dotadas de la propiedad gustativa; tales son las Abejas, las Avispas y las Moscas. Algunos fisiólogos han creído que los animales articulados estaban privados del sentido del gusto; pero nada autoriza semejante opinión, y la elección que hacen estos animales de sus alimentos, basta para probar lo contrario.

III. Del olfato.

Es cierto que los animales articulados perciben los olores. Muchas especies poseen manifiestamente esta propiedad, y huelen las sustancias de que se alimentan ó en las que deben depositar sus huevos, á una distancia considerable, como se nota en los Ne-cróforos que ponen sus huevos en los cadáveres de los animales, y saben encontrar los lugares donde se oculta alguno de estos cadáveres; no pudiendo suponerse que sean dirigidos por el solo sentido de la vista. La existencia del olfato en los Insectos no admite duda por el solo hecho de que muchos machos de Lepidópteros nocturnos, son algunas veces atraídos desde muy lejos por la presencia de una hembra encerrada en una caja. Asi pues no existen dudas respecto á este punto, pero no puede decirse lo mismo del sitio donde reside el olfato, sobre lo cual hay diversas opiniones. Se le ha colocado en las antenas, y Mr. de Rlainville lo cree asi, guiado por la posición de estos apéndices en la parte anterior del cuerpo, y notando la posición del nervio olfativo en la parte anterior del cuerpo de los animales vertebrados, dicho anatómico ha deducido por analogía que el nervio que se introduce en las antenas es el olfatorio. Pero es difícil reconocer en las antenas órganos del olfato. Su envoltura sólida no podría permitir á la acción de las partículas odoríferas, obrar sobre el nervio del olfato, y ademas se ha notado, que aunque se arranquen las antenas no se destruye la facultad olfativa de los Insectos. Algunas experiencias emprendidas con el fin de reconocer donde reside el olfato, han hecho creer que se encontraba en efecto en las antenas; pero otras han conducido á diferentes resultados. De este modo es como se ha creído hallar en la abertura bucal y en la extremidad de la trompa de las Abejas, por ejemplo, la parte del cuerpo mas sensible á los olores. También se ha creido poder mirar como órganos olfativos á ciertas porciones membranosas de la cabeza y del tórax de los Insectos; pero estas partes no se muestran en el mismo estado en todas las especies; es difícil reconocer tal función, y ademas todos los observadores no han podido encontrarlas en las mismas especies. La hipótesis mas razonable en la apariencia , es la que coloca á este sentido en la entrada de los órganos respiratorios, por analogía con lo que pasa en los animales vertebrados. En efecto: siendo el aire el vehículo indispensable de las partículas odoríferas, es probable que sea en las tráqueas ó en su origen donde la deposite. Otros anatómicos miran como órgano del olfato á una cavidad que presenta la

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Insectos. Invertebrados. Página 67. Tomo 6. Zoología. Los Tres Reinos de la Naturaleza. Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Buffon Museo Pintoresco Historia Natural

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