Invertebrados. Insectos. Zoología. Tomo 6. Página 11. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Invertebrados. Insectos. Zoología. Tomo 6. Página 11. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza.

Museo pintoresco de Historia Natural Tomo 6. Insectos.

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

ENTOMOLOGÍA O INSECTOS

en las Abejas, las Hormigas y hormigas soldados cuyas hembras ponen hasta sesenta y mas por minuto. Pero en otras especies tales como los Sphex, los leneumoones y los Estros ó moscas borrigueras, existe un intervalo de algunos minutos, de algunas horas y quizá de algunos días, entre la salida de cada huevo. Entre los que hacen la puesta con rapidez, puede citarse el Hepialus humuli que deposita una inmensa cantidad de huevos como granos de pólvora de cañon muy fina, con tal velocidad que parece que corren según la expresión de un naturalista. Algunas veces son lanzadas á gran distancia y según algunas observaciones, un insecto tetráptero de género incierto á quien se dio el nombre de mosca balista, despide los suyos con la misma fuerza que si lo fueran por una cerbatana. Mr. Hurby cita otra observación hecha en un Tipulario que lanza los suyos á una distancia de diez pulgadas.

Si pasamos ahora á lo que Fabricius llama la situación (situs), palabra que tomamos en el sentido indicado anteriormente, observaremos diferencias tan considerables como en la puesta, pero en ella se descubre el instinto que para nada entra en esta última. Lo mas general es que las hembras de los Insectos, después de haber depositado sus huevos en el lugar que reúne las condiciones favorables á su desarrollo, abandonen al calor de la atmósfera el cuidado de hacerlos abrir, y á su misma sustancia el de protegerlos contra la intemperie de las estaciones. Pero existen asimismo un gran número de especies que los ponen al abrigo, cubriéndolos con una especie de manto compuesto de diversas sustancias, bien porque su naturaleza no les permite resistir al frió ó á la humedad, bien por cualquier otra causa desconocida.

Hablaremos primero de los que son depositados en grupos, y entre ellos de los que son protegidos por el abrigo en cuestión.

Los Coleópteros nos ofrecen el único ejemplo bien probado de Insectos que encierran sus huevos en una especie de bolsa á la manera de las arañas; estos son las especies acuáticas que constituyen la tribu de los Hidrofilios. Algunos llevan esta bolsa fija en la parte inferior de su cuerpo, mientras otros la abandonan después de haberla terminado. La mas notable es la del gran Hidrófilo (H. piceus), cuya hembra está provista de dos hileras que segregan un fluido sedoso con el cual construye en el espacio de tres horas un capullo oval, de color pardo, terminado por una punta en figura de cuerno arqueado. Este capullo es doble en cierto modo; su tejido exterior está formado de una materia glutinosa, que por la desecación, se vuelve sólida é impenetrable al agua; el interior está cubierto de una especie de borra sedosa, blanca y brillante, que cubre los huevos, los cuales se hallan dispuestos con mucha simetría. El capullo no flota libremente sobre el agua, sino que la hembra que lo ha construido, lo sujeta á alguna planta, á la cual permanece fijo en la superficie del líquido hasta que las larvas completamente desarrolladas salen de aquella singular prisión.

Otro Coleóptero, la casida verde (C. viridis), cubre sus huevos con una membrana semi-transparente, pero entre los Lepidópteros es donde se observan los cuidados mas solícitos en este sentido. Un bómbice común en los sauces (Liparis salicis), oculta enteramente los suyos bajo una sustancia blanca y espumosa, que después de desecada, es en parte friable y en parte algodonosa, y siendo insoluble en el agua, los protege eficazmente contra la humedad. La hembra del Tentredo del Pino, después de haber hecho con su doble sierra una incisión longitudinal de extensión conveniente en la hoja de dicho árbol, deposita en ella sus huevos punta con punta en una sola fila y tapa la abertura con pequeños fragmentos de hojas, pegándolos luego por medio de un líquido verduzco y glutinoso que suelta de la boca, y que desecándose se vuelve duro y quebradizo.

Estos huevos que son sumamente frágiles, se hallan de este modo al abrigo de todo accidente que pudiera comprometerlos. Otras especies del mismo género, tales como el tentredo del rosal (Hylutama rosae), hacen incisiones análogas en las ramas tiernas de los arbustos, y las llenan de sus huevos, colocados igualmente punta con punta, y teniendo cuidado de dejar un espacio entre cada huevo á fin de que tenga sitio para desarrollarse. Un gorgojo muy brillante y bastante conocido por el daño que hace a las viñas (Rhychites Bacchus), arrolla con mucho arto las hojas de esta planta, formando una especie de bolsa en la cual coloca los suyos. Otras especies del mismo género practican maniobras semejantes, y aun tal vez, á imitación de los tentredos, colocan su futura prole en el interior de las ramas, haciendo en ellas- una incisión con su pico. Algunas especies de esta familia introducen, como es sabido, sus huevos en el interior de los granos del trigo, de las avellanas, y otros frutos útiles al hombre, que de este modo hacen impropias para ningún uso.

Pero volviendo á los Lepidópteros, un gran número de entre ellos, tales como los Liparis chrysorhea, dispar, etc., envuelven sus huevos en una tela impermeable, pero compuesta de pelos, de que despojan su propio cuerpo. Estas especies comienzan por formar de ella en la superficie de una rama una capa blanda, sobre la cual depositan los huevos, rodeándolos después con otros pelos, y cuando los han puesto todos, los cubren por encima con una tela análoga, pero aun mas digna de atención. Los pelos que sirven para tapizar el interior del nido están dispuestos con poco orden; por el contrario los de que hablamos, lo están con arte como las tejas de un tejado, de modo que forman un abrigo impenetrable al agua que corre por su superficie. Cuando la hembra ha terminado su obra, que la ocupa muchas veces veinte y cuatro horas y aun doble tiempo, su cuerpo que antes era muy velludo, se halla enteramente despojado, y ella espira. Las hembras que protegen de este modo sus huevos, tienen generalmente la extremidad del cuerpo provisto de una cantidad muy considerable de pelos destinados á este uso.

Es probable que estas precauciones sirvan no solo para proteger los huevos contra la humedad y el frío, sino también para sustraerlos á la acción de una luz demasiado viva, y que según algunos fisiólogos, sería perjudicial para los gérmenes que contienen. Con este objeto, quizá muchos Insectos colocan sus huevos en la superficie inferior de las hojas: los que lo son en la superior, son generalmente de color mas opaco que aquellos, y de consistencia casi córnea.

La naturaleza ha ahorrado á algunos insectos el cuidado de fabricar un abrigo para sus huevos, haciendo servir su cuerpo mismo para este uso. Los Pulgones, tan extraños ya bajo otros muchos aspectos, se encuentran todos en este caso. Después de haber sido fecundada, una hembra de pulgón se adhiere á una hoja, y permanece inmóvil como si estuviera privada de vida. Su cuerpo, hinchado á causa de los huevos de que está lleno, aumenta prodigiosamente su volumen, y adquiere el tamaño de un guisante, sin que se pueda distinguir en ella vestigio alguno de cabeza ni de miembros. En este estado parece mas bien una excrecencia vegetal que un verdadero insecto, y si se la repara se observa que su cuerpo es plano por debajo, y se adapta exactamente á la rama del árbol, de la cuál no la separa mas que una ligera telilla algodonosa. A medida que los huevos salen los coloca entre su vientre y la telilla hasta que ha concluido de poner, y no se concibe á primera vista cómo puede haber espacio para ellos, pero reflexionando se comprende que según van saliendo del vientre de la hembra, dejan en él un hueco que permite á la piel



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Invertebrados. Insectos. Zoología. Tomo 6. Página 11. Museo pintoresco de Historia Natural. Los tres Reinos de la Naturaleza. Animales, Publicado a mitad del siglo XIX. Reino Animal.

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