Página 24. Tomo 6. Insectos. Invertegrados. Zoología. Los Tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Página 24. Tomo 6. Insectos. Invertegrados. Zoología. Los Tres Reinos de la Naturaleza.

Museo Pintoresco de Historia Natural Tomo 6 Insectos

Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco de Historia Natural > Tomo 6 Insectos

Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

sucesivamente de nuevas capas hasta que la cavidad interior se halla reducida a la dimensión necesaria. El hilo de seda qué forma este nuevo capullo, no está dispuesto circularmente como el de un ovillo de algodon, sino á derecha é izquierda, adelante y atrás, en una serie de zig-zag, de modo que forma cierto número de, capas distintas. Malpiehi ha distinguido seis de estas capas, y Reaumur sospecha que existen muchas mas; el primero desenrredó el hilo de seda de que está compuesto, tiene nada menos que novecientos treinta pies; pero otros le han estimado en mas de mil, y por consiguiente los hilos de cinco capullos reunidos tendrian de longitud un tercio de legua, y calculando segun el peso, los hilos que entran en una libra de cannllos, de los cuales cada uno pesa apróximamente dos granos y medio, cubririan una línea de mas de doscientas leguas; es tal su delgadez que se necesita reunir cinco ó seis para poder tejerlos. El anillo interior es el que produce seda de buena calidad; la del exterior no puede devanarse, y solo sirve para cardarla.

Las demás orugas que se encierran en capullos, ejecuntan en general maniobras análogas á las que hemos deserito, salvo algunos detalles que seria demasiado largo enumerar; hay no ohstante algunos que merecen ser mencionados; asi, las de algunas especies del género Tortrix, que dan al suyo la forma de un barco vuelto al revés, principian construyendo dos paredes paralelas que se aproximan poco á poco á las dos extremidades en que están reunidas por medio de hilos sólidos que hacen las veces de cables. La ornea de la Saturnia mrpini, que da á su capullo una forma eliptipa, construye su base disponiéndolos hilos como el gusano de seda; pero cuando llega á los que han de formar la abertura ó collete, los dispone casi en linea recta normalmente los unos á los otros, y convergiendo hacia el mismo punto central.

El tamaño, forma, color, sustancia y testura de los capullos de la seda, varían extraordinariamente; el primero es por lo común proporcionado al volumen de la larva ó de la ninfa pero no siempre es asi; algunas orneas de gran tamaño hilan capullos tan pequeños como pueden encerrarse en tan reducido espacio; otras por el contrario, que son pequeñas, se construyen una habitación mucho mas espaciosa de lo que seria necesario. En cuanto á la forma, la mayor parte de los capullos son mas ó menos ovales ó elípticos, algúnos simplemente ohlnnens, y otros Piniformes. Reaumur cita uno que recibió de la Arabía, y era casi cilindrico.

El color mas común de los capullos es el blanco, amarillo, pardo, ó los matices intermedios; el blanco y el amarillo son algunas veces muy puros y muy brillantes en la envoltura genpral de algunos Icneumones. Encuéntranse ademas capullos negros, azules, verdes y encarnados, asi como de varios colores. Los de ciertas especies parásitas de Himenópteros de la tribu de los Calciditos de Latreille, están alternativamente listados de negro, pardo y blanco, ó tienen solo un cinturon blanco que les da una apariencia singular; en los dos casos, la diferencia del color procede del matiz que había adquirido la materia sedosa en los depósitos. La testura de los cannllns es asimismo muy variada; en los del gusano de seda, los hilos son tan poco adherentes unos á otros que es fácil separarlos por medio del agua caliente; por el contrario los de los Saturnia en general, están íntimamente unidos por una sustancia gomosa, con que la oruga barniza toda su parte interior.

Puede establecerse como regla general, que las larvas que construyen capullos, no se transforman en ninfas antes de haber ejecutado esta importante operación.

Las larvas construyen muchas veces los capullos en sitios muy distantes de aquellos en que han vivido;

muchas de ellas los entierran en parte ó del todo en el suelo; otras los ocultan debajo de las hojas secas ó del musgo, ó en las hendiduras de los árboles; algunas en el interior de los árboles en que han vivido. La del Cossus Hqniperda que se encuentra en este caso, tiene cuidado de preparar una abertura que sirve de salida al Insecto perfecto; pero la mayoría de las larvas fijan simplemente sus capullos en las hojas y ramas de los árboles. Nada notable hay por lo general en los procedimientos que emplean para sujetarlos; la mayor parte se contentan con pegar en varios puntos los hilos exteriores, sin observar ninguna regularidad á las diferentes partes de la superficie que han elegido.

Réstanos ahora hablar de las larvas que fabrican sus capullos, no solo con seda, sino con otros materiales que dominan en su composición. Algunos están simplemente compuestos de hojas reunidas ligeramente por medio de algunos hilos, y dispuestos con mas ó menos simetría. Las larvas de un gran número de Coleópteros lo forman con partículas de tierra, de madera podrida, y de todas las sustancias que están á su alcance aglutinándolas por medio de una materia viscosa. Otras emplean únicamente tierra para formar el suyo que unas veces es compacto y duro, y otras muy desmoronadizo, en términos que se deshace al tocarle.

También pueden considerarse como verdaderos capullos las envolturas que construyen las larvas de las Friqnnas, y otros géneros parecidos. En un gran número de Dípteros, sirve de capullo la piel del animal que en el momento de la transformación, adquiere mayor dureza y cambia de forma; pero nunca debe ser considerada sino como la piel de la ninfa, de la cual trataremos en breve.

Cuando el capullo está concluido, lo cual en algunas especies se verifica en pocas horas, y en otras en dos ó tres dias, la larva, después de un intervalo de descanso, se despoja por segunda vez de su piel, que queda generalmente en el fondo de su nueva morada, y aparece la ninfa. Este intervalo varia mucho en duración; en algunas larvas es solo de algunos dias, en otras de semanas y aun de meses, en lo cual influye mucho la época en que se ha construido el capullo. Las orugas que construyen los suyos en otoño, no experimentan este cambio hasta la primavera del año siguiente, mientras que solo tardan algunos dias cuando le han hecho en el estío. Estas variaciones son tan inexplicables, como las que se observan en la salida del Insecto perfecto de la ninfa. Mas fácilmente se comprende que un animal tan vivo como la larva pueda permanecer por mucho tiempo sin tomar alimento, si se atiende á que al llegar este momento la larva ha concluido ya de crecer, la materia grasa está muy desarrollada en ella, y de este modo ha acumulado una provisión de alimento que se va consumiendo poco á poco á medida que se consolidan las partes del Insecto perfecto, y hasta pasa todo el tiempo que dura este trabajo.

TERCER ESTADO NINFA.

Después de haber seguido á los Insectos en sus dos primeros estados de huevo y lana, vamos á examinarle en aquel en que los órganos del Insecto perfecto reciben su última preparación, y no tienen mas que arrojar una envoltura para aparecer tales como han de ser en adelante; en este nuevo estado, los Insectos pueden como las larvas, ser divididos en dos grandes grupos que corresponden igualmente á la metamorfosis parcial y á la metamorfosi* completa. Uno comprende aquellos cuyas ninfas tienen alguna semejanza con la larva, y el otro aquellos en que las ninfas son enteramente diferentes de las larvas de que proceden.



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Página 24. Tomo 6. Insectos. Invertegrados. Zoología. Los Tres Reinos de la Naturaleza. Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Buffon Museo Pintoresco Historia Natural

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