Naturaleza de Aragón > Los tres Reinos de la Naturaleza > Tomo 1
tán sensibles (dice M. Bory de Saint-Vincent), «que algunas tribus asiáticas ó africanas no han dudado en reconocerles cierta especie de parentesco asegurándose haber tenido mas de una ocasión de «estrechar los lazos, etc. etc.»
Esta aserción es excesivamente atrevida, y hasta nuevos informes, creemos que debe tomarse como un cuento. Jamás se ha visto el producto de semejantes alianzas que millares de razones hacen, sino imposibles, al menos infecundas. Se han citado muchas veces raptos de negras y negrillos, emprendidos y efectuados por monos grandes, asuntos de que tendremos ocasión de hablar en otro lugar; pero no se ha consignado en ninguna parte un solo hecho digno de fijar la atención respecto de los mestizos que de tales raptos resultasen.
«Los Orangos se acercan tanto al Hombre por su «conformación, por su genio, por ciertas inclinaciones moralee, que para separarlos, hay que «apelará la diferencia de un dedo de los pies; pero un «dedo es bien poca cosa en comparación de un encéfalo casi idéntico en todo. Esta particularidad »á que se ha dado tanta importancia, y sin la cual (hecha abstracción de esa alma inmortal de que hemos sido dotados, pero que no es un carácter anatómico), los Orangos no estarían separrados de los hombres, no puede ser genéricamente considerada como un carácter de primer «valor para desunir los miembros de una misma familia natural. En muchos de nuestros compatriotas hemos observado igual circunstancia».
Aquí el autor quiere hablar de la deformidad del pié de los hombres que, en diversos países y particularmente en las bandas se ocupan en la recolección de la resina que el pino marítimo produce. En efecto, la costumbre de subir á los árboles de cierto modo adecuado á su oficio, ocasiona una separación del dedo pulgar del pié que adquiere así una gran facilidad, de movimiento.
«Y es digno de atención que para contar á los Orangos entre los Monos, y á estos entre los animales estúpidos, conservando á nuestros semejantes la dignidad que se abrogan en el seno de la inmensa naturaleza, se les acuse de una ventaja incontestable que los Monos y los Orangos tienen sobre nosotros.
Según este principio, ¿no deberían los resineros «estar separados de los bimanos y pasar á ser cuadrumanos?
«Todos no tienen la inteligencia de lo que hacen; como sucede con los principales músicos de la Academia real de música su tálenlo está en los pies. Es «una cosa sabida que entre los Hotentotes, el pulgar «del pié se retira y se comba, mientras que la planta «se contornea sensiblemente. Los Cafres y los cazadores colonos distinguen por la huella, sin equivocarse nunca, á estos habitantes del sud del África.»
Después de esta esposicion poco concluyente, el autor aborda, es cierto, caracteres mas positivos, pero que tampoco prueban que los monos que sirven de comparación, deben ser bimanos.
Un dedo de la mano es poca cota. Sin duda alguna; poco, para ser exacto, era menester añadir y dos manos contrahechas en lugar de pies… ¿Piensa, por ventura, M. Bory de Saint-Vincent que esas dos manos en los miembros posteriores son una perfección? ¿cree que esas dos manos mas dan á los Monos una superioridad sobre los seres que tienen dos manos y dos pies? Está es, sin embargo, la consecuencia que seria preciso deducir de un carácter que revelase una organización superior, y que él parece deducir en efecto, diciendo: «que para confundir á los Orangos «con los Monos se les acusa de una ventaja incontestable que poseen sobre nosotros los Monos y; los Orangos.»
¿Puede echarse nunca en olvido que esa singular disposición de las extremidades inferiores era una necesidad para el género de vida señalado á los Monos, que destinados á pasar la mayor parte de su existencia en los árboles, han recibido, como los demás animales, una conformación perfectamente apropiada á sus hábitos?
¡Los Monos tienen cuatro manos, mientras que él Hombre no tiene mas que dos! Pero, en eso precisamente consiste la superioridad del último bajo el punto de vista zoológico. Sus manos conservan sus cualidades esenciales; y como no están destinadas á sostener el peso del cuerpo, desempeñan un papel mucho mas elevado, sirviendo de órganos propios para ilustrar y rectificar el juicio. ¿Pueden, además, compararse las manos del Mono con las del Hombre? Sí; pero es para hacer mas sensible la diferencia. En efecto, estos cuadrumanos tienen los pulgares muy cortos, muy separados de los otros dedos, y los emplean limitadamente para satisfacer sus instintos materíales. Los otros dedos, largos y delgados, están en una subordinación mutua por sus movimientos, que dependen de la disposición de los tendones flexores y extensores. Nunca sus manos se han mostrado auxiliares del pensamiento, de que ellos carecen; míentras que las del Hombre tienen una especie de lenguaje; completan la espresion, atenúan ó dan energía al sentido de las frases, traducen sus pensamientos en todas las lenguas y reemplazan algunas veces con ventaja á la palabra.
Con las manos se llama y se rechaza, se demuestra la alegría y la aflicción, se indica el silencio y el ruido, la paz y la guerra, la súplica y la amenaza, la audacia y el temor; se afirma, se niega, espone ó enumera. Las manos raciocinan, disputan, aprueban y se acomodan á todas las inspiraciones de nuestra inteligencia (Malhieu Palmieri).
«Los Orangos, los Gibónos y los Pongos tienen «un sistema dentario semejante al del Hombre. La única diferencia consiste en el resultado de una segunda dentición, y en la edad que determina en los «Orangos las importantes modificaciones del sistema huesoso, especialmente en la cabeza. Carecen también de cola y de buches; la abertura del «ángulo facial es mas considerable en ellos que en «los Monos, y en los pequeñuelos sobretodo se separa muy poco de la medida del mismo ángulo, que se «observa en las últimas especies del género Hombre. «Tienen un estómago semejante al nuestro, y los intestinos y el ciego con su apéndice vermicular; un «hígado con dos lóbulos, un hueso hióides de la misma conformación; un esqueleto compuesto de casi «las mismas partes y de la misma forma, con alguna «diferencia en las vértebras, cuyo número varia un «poco; la separación de las narices estrecha y las ventanas dispuestas del mismo modo que las nuestras, «cuyos huesos, como sucede á los Hotentotes, se «unen antes que muden los dientes; el centro dé la «visión paralelo al plan de los huesos maxilares; las «uñas aplastadas en todos los dedos, la pantorrilla gruesa con músculos gemelos muy fuertes, la cabeza redonda, en fin, tienen una verdadera cara.» Las hembras padecen el flujo periódico, paren uno y «rara vez dos pequeñuelos, les profesan un cariño extremado y los educan cuidadosamente.»
Verdad es que el cráneo de un kimpezei joven difiere poco del de un niño; pero los huesos maxilares se desarrollan mucho, en forma de hocico, y con la edad ese mismo cráneo deja de ser comparable: las parles superiores, posteriores y laterales se cubren de prominencias degradantes, los arcos superciliares se transforman en una especie de aleros encima de los ojos, los dientes llegan á ser grandes, y los caninos con especialidad son salientes, al mismo tiempo que los incisivos superiores se tuercen hacia
Índice de páginas de Mamíferos.
Biblioteca ilustrada de Gaspar y Roig.
Los Tres Reinos de la Naturaleza.
Museo Pintoresco de Historia Natural.
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su forma, instinto, costumbres, virtudes ó aplicaciones á la agricultura, la medicina y las artes en general, comprendiendo mayor número de géneros que en todas las obras publicadas hasta el día.
Museo Pintoresco de Historia Natural. Ilustraciones. Zoología, hombres, animales, mamíferos, Arte de la naturaleza. mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de abril de 2025 última revisión
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