Naturaleza de Aragón > Los tres Reinos de la Naturaleza > Tomo 1
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión
El Manaviri es un animal solitario que vive en los bosques mas desiertos de la América ecuatorial. Durante el dia duerme profundamente, enroscado como una bola con la cabeza arrimada al pecho y cubierta con los brazos. La luz del dia le hiere y cansa su vista, por cuya razón va en busca de la oscuridad. Asi que llega el crepúsculo vespertino, se despierta poco á poco, se restrega los ojos, bosteza sacando la lengua, y da algunos pasos vacilantes é inciertos, hasta que, completamente despierto, va en busca de alimentos, que consisten en pequeños mamíferos, pájaros, insectos y frutos.
No es muy diestro en el salto, aunque trepa con mucha facilidad; recorre las ramas en busca de nidos de pájaros, y desciende del árbol con cautela abrazando el tronco con las extremidades posteriores, y ayudándose con la cola, la cual enrosca en las ramas para evitar una caída. Al hacer pesquisa en los árboles, no solo va en busca de pájaros, sino que examina atentamente los agujeros que puede haber en el tronco, para descubrir si hay en ellos oculta alguna colmena de abejas silvestres. Favorecido por el pelo lanoso que le protege contra sus aguijones, y de la frescura de la noche que mantiene á dichos insectos en cierto estado de entorpecimiento, mete una pata en la colmena aunque con precaución, y rompe los panales á fin de hacer salir la miel. Entonces pone la cara cómo pegada al agujero, y con su larga lengua recoge la miel hasta un pié de profundidad. Esta costumbre le ha valido de parte de los misioneros el nombre de Oso de miel. Según algunos viajeros, cuando halla ocasión penetra en los corrales, coge las aves por debajo del ala, y les chupa la sangre con afán.
Según refiere Humbold, parece que los antiguos indígenas de la Nueva Granada habian reducido este animal al estado de domesticidad Ignoro dice que provecho podrían sacar de ello, á menos que les sirviese para destruir los ratones de sus cabañas ó para descubrirles las abejas. Lo cierto es que el Manaviri en estado de esclavitud es sumamente manso y se familiariza con la mayor facilidad. En tal caso se alimenta muy bien con frutas, pan, bizcocho, miel, leche, sangre, etc. ¿Pero qué gusto puede hallarse en un animal que siempre está durmiento? Cuando se le saca de su sueño letárgico, se lamenta primero con un pequeño silbido muy suave, huye de la luz y trata de ocultarse en algun oscuro rincón, para que la claridad no le dañe la vista. No obstante, mediante algunas caricias lógrase hacerle juguetear, pero así que cesan vuelve á caer en su estupor y soñolencia. A veces come sin el auxilio de las manos, aunque comunmente se sirve de ellas. Cuando se irrita es su voz bastante fuerte, y se asemeja algo á los ladridos de un Perro de poca edad.
TIENEN diez y ocho dientes en cada mandíbula, siendo los inferiores muy comprimidos y semejantes á una reja de arado. Todas las extremidades tienen cinco dedos, de los cuales, el del medio de las anteriores es muy largo y muy delgado; y el pulgar de las posteriores oponible álos demás; tienen dos tetas ventrales, y la cola muy larga y muy poblada.
Es del tamaño de un Gato; su pelo es grosero, de un pardo moreno con mezcla de amarillento; la cola larga y poblada de cerdas negras; su cabeza redondeada y las orejas grandes y desnudas: sus ojos débiles y tristes, en términos que apenas pueden sufrir la luz.
Aye-aye es una exclamación de los habitantes de Madagascar, la cual Mr. Sonnerat creyó deber conservar á este animal que se halla en la parte occidental de aquella isla. «El Aye aye, dice, no se semeja á ningún animal de los géneros conocidos, y participa del aspecto del Maki, de la Ardilla y del Mono. Sus orejas anchas y aplastadas, son muy parecidas á las del Murciélago, consistiendo en dos pedazos de piel negra casi lisa, sembrada de algunos pelos largos y negros, blancos en las puntas, como los demás que cubren al animal. Los de la cola, aunque parecen enteramente negros, son blancos en su base y hasta la mitad de su longitud. El carácter principal del Aye-aye, que es de los mas estraños, consiste en el dedo medio de sus extremidades anteriores, en el cual las dos últimas articulaciones son muy largas, delgadas y sin pelo, y se sirve de ellas para sacar los gusanos de las concavidades de los árboles y llevarlos á la boca, además de que deben serle útiles para asirse á las ramas. Este animal parece que forma madrogueras: no se le ve por el día, y sus ojos, de color de ocre, son como los del Buho.Es muy perezoso, y por consiguiente muy manso.»
Los pies parece que constituyen un carácter único y muy distinto, por la longitud de sus dedos en las manos anteriores.
El color de este animal es pardo con mezcla de gris ceniciento: sobre la cabeza, en el contorno de los ojos, en el cuerpo, muslos y piernas, tiene color oscuro, en el cual domina sin embargo el negro en el lomo y en varios parajes del cuerpo y de las piernas. La cola es enteramente negra: los lados dé la cabeza, el cuello, la quijada y el vientre tiran á gris: debajo de los pelos grandes, negros ó blancos, de dos ó tres pulgadas de largo que se ven en el cuerpo y las piernas de este animal, hay una borra lanosa de color gris; pero las piernas y los muslos son de color pardo rojizo; y el negro domina en la proximidad de los extremos que están cubiertos de pelos cortos de este color.
La figura de la cabeza es semejante á la de la Ardilla: tiene dos dientes incisivos en la parte anterior de cada mandíbula. Las orejas son grandes y sin pelo, anchas en su abertura, derechas y redondas en sus extremidades, de dos pulgadas y cinco líneas de longitud, siendo el ancho del conducto auditivo de una pulgada y cinco líneas y media.
En el contorno de los ojos hay una lista pardusca, y los párpados son negros.
Los dedos que tienen dos líneas de ancho, son casi iguales en el grueso; pero el primero que hace de pulgar, y es de una pulgada y tres líneas de largo, tiene una uña de siete líneas, la cual es ancha y aplastada como la de los Makis; y este carácter le aleja mucho del género Ardilla.
Los pelos son ásperos como cerdas. Mientras que M. Sonnerat conservó vivo este animal, nunca le vio con la cola levantada al modo de las Ardillas, antes por el contrario la llevaba siempre arrastrando.
De todos los animales que tienen aplastado el pulgar, los Tarseros son los que mas se aproximan al Aye-aye, siéndole común este carácter, además de semejarse en la cola, la cual tiene larga y poblada de pelo; en las orejas derechas, desnudas y transparentes y en el pelo ó vello lanoso que cubre inmediatamente su piel.
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