Buffon: Mamiferos. Cuadrumanos. Genero Orang o Satiro. 164 en Aragón.

Buffon: Mamiferos. Cuadrumanos. Genero Orang o Satiro. 164

Los tres Reinos de la Naturaleza Tomo 1

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de octubre de 2023 última revisión

Java, compañeros suyos de viaje. Una vez, sin embargo, trató de arrojar á la mar una jaula que contenia tres de aquellos animales , y se supone que le movió á semejante acción el deseo de castigarlos de que hubiesen recibido delante de él alimentos de que él no habia sacado su parte. Pero aunque no se ocupaba de ellos durante, la travesía, piensa Mr. Abel que era menos indiferente á su sociedad cuando no lo observaban, pues un dia lo sorprendieron delante del palo de mesana jugando con uno de ellos. Acostado boca arriba y en tanto tapado con una vela, contempló por algún tiempo con la mayor gravedad las cabriolas del mono que estaba por encima de él; pero al fin le pilló por la cola y trató de molerle debajo de su cubierta. La acción, sin embargo, no parecía que pasaba entre, dos iguales, porque el Orangután no se dignó hacer con el mono lo que con los grumetes. A pesar de eso, los Monos tenian evidentemente una grande predilección por él, porque cuando los soltaban iban á buscarle. Su intimidad no se aumentó, sensiblemente, pues parecían tan familiarizados con él desde la primera entrevista como al fin del viaje.

Pero, aunque, muy suave, podia el Orangután animarse por una violenta rabia, que espresaba abriendo la boca, enseñando sus dientes, y agarrando y mordiendo á los que tenía cerca. Algunas veces pareció casi desesperado, y en dos ó tres ocasiones se entregó á actos que en un ser racional se habrían reputado como tentativas de suicidio. Si se le negaba obstinadamente una naranja, cuando él trataba de apoderarse de ella, daba terribles gritos, y se arrojaba furioso sobre las cuerdas; en seguida volvía y trataba nuevamente de conseguirla: si aun se veía burlado, sé arrastraba por la cubierta como un muchacho, dando gritos agudos. Una vez, levantándose repentinamente, se arrojó furioso sobre la mura del navio, y desapareció. Testigos de esta acción, creyeron los marineros al principio que se habia arrojado al mar; pero después de haberle buscado, se le encontró escondido debajo de las bigotas de los obenques.

Este animal no hace los gestos y contorsiones de los demás Monos, ni tiene su malicia. Una gravedad melancólica y dulce aparecía en su continente, como su disposición característica. Cuando se hallaba por primera vez entre estraños, miraba horas enteras á su alrededor con aire pensativo, apoyando su cabeza en la mano, y cuando estaba fastidiado de ser un objeto de curiosidad, se escondía debajo del primer mueble mas inmediato. Su carácter dulce estaba probado por la paciencia con que soportaba las injurias graves, y solo en el último extremo era cuando trataba de vengarse. Pero siempre huia de aquellos que le inquietaban muy á menudo. Se intimó pronto con los marineros que se portaban bien con él; gustaba mucho de sentarse con ellos, acercándose cuanto le era posible; cogia sus manos entre sus labios, y reclamaba vivamente su protección y apoyo. El camarero del Alceste que partía con él sus comidas, y que era su mayor amigo, aunque le robaba algunas veces su grog, aguardiente, y galleta, le enseñó á comer con cuchara; y se sentaba á menudo á la puerta de la cabaña para tomar también su café, sin que le perturbase ninguno de los que le estaban observando, y lo hacia con un aire cómico y sobrio que parecía una parodia de la naturaleza humana.

Después del camarero era acaso Mr. Abel su mas íntimo amigo. Le seguía constantemente á la cabeza del mástil, adonde con frecuencia se retiraba para huir del ruido del navio; y habiéndose asegurado de que sus faltriqueras no contenían algo que comer, se acostaba, á su lado, cubriéndose enteramente con una vela, que apartaba de cuando en cuando para seguir con la vista todos sus movimientos.

Su diversión favorita en Java era saltar de un arbol a otro y por los tejados de las casas,y en el buque quedarse colgando por las manos de las cuerdas y bromear con los grumetes. Los escitaba á jugar dándoles palmadas cuando pasaban, y huyendo en seguida, ó bien se dejaba coger, y entonces se emprendía una lucha burlesca, en que recurría á pies, manos y boca. Si se puede sacar alguna conjetura de estos juegos y de la manera con que ataca á su conerario, se debe pensar que su primera intención es la de echarlo á tierra, después sujetar sus manos y pies, y entonces morderle.

A bordo del navio dormía ordinariamente en la cabeza del mástil, envolviéndose en una vela. Se afanaba mucho para hacer su cama, y no omitia quitar cuanto pudiese oponerse á dejar llana la superficie en que trataba de descansar; y contento con su obra, recogía sobre sí la vela y se extendía boca arriba. Algunas veces Mr. Abel se apoderaba de su cama, y picaba su humor negándose á devolvérsela: entonces se esforzaba á tirar de la vela, y no quería retirarse hasta quedar dueño del terreno. Si la cama era bastante ancha, para dos, se acostaba tranquilamente al lado de la persona que habia llegado á ocuparla; ó si acaecía que todas las velas estuviesen desplegadas, buscaba algún otro objeto, robaba una chaqueta ó una camisa que algún marinero hubiese puesto á secar, ó procuraba descubrir la manta de lana de alguna hamaca. Pasado el cabo de Buena Esperanza, padeció mucho con la temperatura fria, sobre todo en las primeras horas de la mañana; así es que cuando bajaba de algún mástil transido de frió, buscaba algún amigo, se echaba en sus brazos, y le estrechaba fuertemente para entrar en calor; si trataban de echarle, daba gritos terribles.

Su alimento en Java consistía principalmente en frutas, y particularmente en mangustanes que le gustaban mucho. También se sorbia los huevos con voracidad. A bordo no tenia alimento determinado; comia indiferentemente de toda, clase de manjares particularmente cuando estaban crudos; le gustaba mucho el pan, pero prefería las frutas. En Java su bebida era el agua. A bordo prefería el café y el té, aunque aceptaba el vino, y manifestó un gusto decidido por los licores fuertes, llegando á robar una botella de aguardiente al capitán. En Londres anteponía á cualquiera otra sustancia la cerveza y la leche, aunque también bebía frecuentemente vino y licores.

En sus tentativas para pillar algo de comer, mostró en muchas circunstancias una gran sagacidad y finura de tacto. Siempre tenia mucha impaciencia por coger sus alimentos cuando se los presentaban, se encolerizaba cuando no se los daban pronto; y seguía por todo el buque á la persona encargada de dárselos. Rara vez subia Mr. Abel sobre, cubierta sin tener en sus faltriqueras dulces ó frutas, y jamás se escapó de sus ojos de lince. Algunas veces intentó huir de él, subiéndose al mástil; pero siempre se anticipaba ó le alcanzaba en la huida. Cuando llegaba con él á los obenques, se sostenia con un pié en los flechastes, y sujetaba sus piernas con el otro pié y una mano, y entretanto le registraba los bolsillos. Si veia que era imposible sorprenderle, trepaba á una grande altura en el aparejo, y se echaba de golpe sobre él En fin, si era conocida su intención de bajar, se escurría por una cuerda, y llegaba al mismo tiempo que él. Algunas veces ataba Mr. Abel una naranja á la punta de una cuerda y la dejaba colgar del mástil sobre el puente, y cuando el animal quería cogerla, la subia rápidamente. Después de haberle .engañado muchas veces empleando los medios naturales, mudaba de plan: aparentando no hacer ya caso, se marchaba á alguna distancia, y subia tranquilamente á los aparejos por algunos minutos; después, dando un salto repentino pillaba la cuerda que sostenia la

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