Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia Natural > Tomo 5 Peces
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión
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ICTIOLOGÍA. TRATADO DE LOS PECES.
CAPÍTULO PRIMERO.
En este capitulo principiaremos por dar á conocer la distribución y disposición de los órganos, pasando luego á describir el diverso modo de funcionar de cada uno de estos. La osteolojia, la miologia y la neurología, junto con los servicios que prestan a la economía animal, van á ser ahora objeto de nuestros estudios.
Artículo primero.
De la osteología.
Bajo el punto de vista del tejido de los huesos podemos dividir los peces en tres secciones, a saber:
1.a Óseos.
2.a Fibro cartilaginosos.
3.a Verdaderamente cartilaginosos.
Estos últimos llamados también condropterigios, y que por el conjunto de su armazón ósea, por sus branquias, cuyo borde exterior se fija en la piel saliendo el agua al través de muchos orificios estrechos, y por otros diferentes pormenores de su organización se distinguen de los demás de un modo muy marcado, nunca ofrecen verdaderos huesos. Sus partes duras consisten interiormente en un cartílago homogéneo y semitrasparente, que se cubre en lu superficie tan solo, en las rayas y escualos, de una capa de granitos opacos y calizos muy apretados entre sí; si bien en las lampreas no adquiere esta cubierta, manteniéndose al fin absolutamente membranoso como en los ammocetes.
El esturión y la quimera participan hasta cierto punto, relativamente á su espinazo, de esa blandura de la lamprea; pero el primero de estos géneros tiene muchos huesos de su cabeza y de su hombro, ó por lo menos una lámina de su superficie, completamente endurecidos y osificados.
Los demás peces apenas difieren entre si mas que por la dureza de las piezas de su esqueleto, y por eso no han obrado muy cuerdamente aquellos autores que han asociado los Fibro-cartilagioosos con los condropterigios. La materia caliza, es decir, el fosfato de cal, se depone por fibras y por capas en el cartílago que sirve de baseá sus huesos, confórme se verifica en los peces mas óseos; sin otra diferencia que el ser menos abundante y el no ponerse tan duro el tejido del hueso, ni adquirir esa homogeneidad que caracteriza á los huesos de ciertos peces óseos.
Por ejemplo, en el pez luna (Tetrodon mola L.) no vienen á ser, por decirlo asi, mas que fibras dispersas en las membranas. La balderaya (Lopbius piscatorios) es el pez que mas se les parece por su blandura. Los demás tetrodon y diodon, los balistas y los cofres, tienen los huesos mas duros, mas homogéneos, y algunos es difícil distinguirlos de los llamados óseos. No menos cierto es también que la armazón ósea de esos fibro-cartilaginosos se halla construida bajo el mismo plan que la de los peces óseos, y no bajo el de los condropterigios, y que Artedi y Linneo se apartaron de lo cierto negándoles, ya opérculos, ya radios branquióstegos. Los balistes llegan a tener verdaderas costillas, que no se observan en los tetrodon, diodon y cofres. Su única diferencia osteológica real depende del engranaje de sus mandíbulas, y aun ese carácter no se observa en los singnatos, si bien carecen de costillas y de radios branquióstegos.
Muy gratuitamente también se ha supuesto que el esqueleto de los peces ordinarios ú óseos es mas flexible, de naturaleza mas blanda y mas extensible que el de los de las clases superiores, sacando partido de esta suposición para explicar la longevidad observada en algunas especies. La mayor parte de los peces óseos tienen los huesos tanto y mas duros que los demás animales, en términos de que en el tejido de varios de ellos no se observan ni poros ni fibras, apareciendo á la vista homogéneos y como vitreos.
Ningún pez, ni óseo ni cartilaginoso, ofrece en sus huesos epífisis ni canal medular; si bien en algunos como la trucha, se halla mas ó menos penetrado su tejido óseo de un jugo oleaginoso. En varios de ellos (y sirva de ejemplo la dorada), el interior de ciertos huesos permanece cartilaginoso, mientras que su superficie está ya completamente osificada. Y por último tienen otros, entre ellos el esox, por su cabeza, partes sumamente duras y otras constantemente cartilaginosas.
Las articulaciones de los huesos de los peces presentan las mismas variedades que las de los demás animales; con la diferencia de que las artrodias y los gíngjimos, es decir, las articulaciones vine permiten
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Los Tres Reinos de la Naturaleza.
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Tomo 5. Página 16. Peces. Zoología. Museo Pintoresco Historia Natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza.
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