Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia natural > Tomo 5 peces
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de octubre de 2023 última revisión
LOS TRES REINOS DE LA NATURALEZA. ZOOLOGÍA.
mente tiene el esófago arrugas apretadas, cubiertas por una vellosidad muy fina, y que en el estómago, se cambian en arrugas mas gruesas, salientes , irregulares, dobladas al través en número de siete ó de ocho. Del lado derecho del estómago, hacia la parte media de su altura, parte una rama corta (C) de la misma naturaleza que el estómago, pero mucho mas estrecha y cuatro ó cinco arrugas no mas. —En la extremidad de esta pequeña rama está el piloro, ó sea un ligero angostamiento, pasado el cual la capa aterciopelada se prolonga en una especie de válvula anular, delgada, dentada en el borde, y que se opone al retorno de los alimentos desde el intestino hacia el estómago. —Alrededor del origen del intestino se adhieren tres apéndices cecales (D, D, D) un poco mas delgados y algo mas largos que la rama del estómago que rodean. Comunican con el intestino por otros tantos pequeños orificios situados detrás dé la válvula del piloro. Su membrana interna está toda erizada de pequeñas franjas delgadas, estrechas y puntiagudas, que tienen las bases contiguas entre si, formando una especie de red y segregando una abundante mucosidad. —El intestino forma dos repliegues que se dirijen primero hacia atrás á lo largo del lado izquierdo (en E, E) hasta la parte media del abdomen, torciendo luego hacia el estómago (por F,F) y encorvándose por último para ir al ano, siguiendo una linea oblicua (G). Los intervalos están ocupados por el bazo (H) que se halla alojado en el primer repliegue; por el ovario (K) que es á menudo muy voluminoso; por los vasos y en fin por mucha mucosidad derramada en una celulosidad producto de la cubierta peritoneal, y representación bajo algunos conceptos de los redaños de los mamíferos. El intestino va disminuyendo lijeramente de diámetro hasta la parte medía de su última línea donde un rehenchimiento bastante sensible (en L) marca el principio del intestino grueso ó mas bien del recto. Hay también interiormente en este sitio una válvula circular formada por un ligero repliegue de la membrana interna que impide que las materias que bajan por el recto retrocedan en su camino.
El bazo de los peces (H) varia por su posición, su volumen y su tamaño, pero jamás falta, ni es tampoco múltiple. Las mas de las veces se encuentra casi en medio de los repliegues del canal intestinal. Como en los animales superiores, solo recibe sangre arterial, que elabora y trasmite al hígado, á donde va también la sangre de casi todo el resto del intestino: sus relaciones deposición son á menudo muy diferentes de lo que se ve en los mamíferos, no pudiéndosele atribuir ninguna función que se derive constantemente de la mayor ó menor presión que sobre él ejerce el estómago.
El hígado (M) es generalmente grande y se halla situado mas bien á la izquierda que á la derecha; su figura y el número de sus lóbulos, á veces excesivo, varian indefinidamente; pero siempre hay una vejiga de la hiél (N), ó de tamaño regular, ó muy grande y muy larga y suspendida bastante lejos del hígado. El canal excretor (n) se inserta mas ó menos arriba en el intestino, y aun á veces en el estómago (pez luna). Los canales hepáticos (m) son á veces bastante numerosos y se juntan sucesivamente con el canal cístico. —La sustancia del hígado es mucho mas blanda que en los cuadrúpedos y las aves, y su tejido se halla easi siempre penetrado por una abundante materia oleaginosa.
El mesenterio de los peces es muy incompleto y se reduce á menudo á algunas tirillas que envuelven á los vasos y nervios, y establecen enlaces entre el peritoneo y la túnica peritoneal del canal. Muy á menudo se prolonga esta túnica en apéndices llenos de una grasa oleaginosa, y que son otros tantos verdaderos redaños (P, P).
Articulo ii.
De la absorción.
Jamás se ven en el mesenterio glándulas conglobadas, si bien se observan sus vasos lácteos como en los demás animales. Y con efecto, el sistema de los vasos absorbentes no está menos reducido en los peces que en los demás vertebrados, siendo cierto por lo menos que los del canal intestinal son extraordinariamente numerosos y forman á menudo redes tupidas y de muchas capas. Inyectándoles se les puede seguir hasta en los bordes de las válvulas conniventes y de los demás pliegues interiores de la capa aterciopelada. Abocan por muchos troncos al gran seno venoso ó á algunas de las principales venas que en él rematan. Tampoco es muy difícil ver los de algunas otras regiones, y Fohman, que publicó un precioso trabajo sobre los linfáticos de los peces (Heidelberg y Leipzig, 1S27), consiguió inyectar entre otros los dé las branquias. Es de suponer, pues, que en esta clase sigue la naturaleza los mismos procedimientos de absorción que en los demás ovíparos.
G. Hewson y Alejandro Monro se disputaron el primer descubrimiento de los vasos linfáticos en los vertebrados ovíparos. Monro asegura que los vio en las aves en 1758, 1759 y 1760; que habló de ellos en 1767; que los descubrió en la raya en 1760, y en la tortuga en 1765, habiéndolo publicado en 1770. La memoria de Hewson sobre los linfáticos de las aves fue inserta en las Transacciones filosóficas en 1768, y la que describe los de los reptiles y de los peces en 1769.
Articulo iii.
De la circulación.
Todo cuanto podemos decir acerca de la parte histórica de la circulación se reduce á algunos trabajos mas ó menos interesantes de Duverney (1699 y 1701), de Monro, de Vicq-d'Azyr, de Tiedemann (Lands-hut, 1809), de Peyer, de Muralt, de Koelpein, de G. Needham, de Valentín, de J. Plancus y de Doellinger.
Excusamos entrar en pormenores puramente históricos y todos de escaso interés.
Los peces tienen, lo mismo que los animales de sangre caliente, una circulación completa para el cuerpo, otra igualmente completa para los órganos de la respiración, y una tercera circulación abdominal que termina en el hígado por el intermedio de la vena porta; pero su carácter propio consiste en que su circulación branquial es la única que tiene en su base un aparato muscular ó un corazón que corresponde á la aurícula y al ventrículo derecho de los animales de que acabamos de hablar, no observándose nada anólogo en la base del sistema de la circulación del cuerpo; es decir que los análogos de la aurícula y del ventrículo derecho faltan por completo, y que las venas branquiales se trasforman en ellas en arterias sin hallarse envueltas por músculos.
Este aparato muscular de su circulación se compone de la aurícula (a), del ventrículo (3) y del bulbo de la arteria pulmonar ( ?). La misma aurícula va precedida por un gran seno (8) al cual abocan todas las venas del cuerpo, de suerte que en resumen hay cuatro cavidades separadas por extrangulaciones, que la sangre ha de correr sucesivamente cuando viene del cuerpo para dirigirse á las branquias. Su conjunto es pequeño proporcionalmente al tamaño del cuerpo, y no crece en la misma proporción que el individuo á que pertenece. Tres de estos receptáculos (la aurícula, el corazón y el bulbo) se hallan alojados en un pericardio, situado á su vez debajo de los huesos fa-
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