Tomo 5. Página 13. Peces. Zoología. Museo Pintoresco Historia Natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Tomo 5. Página 13. Peces. Zoología. Museo Pintoresco Historia Natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza.

Museo Pintoresco Historia Natural Tomo 5 Peces

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

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INTRODUCCIÓN. 13

blandas, ú cuyos radios son ramosos y articulados, y los de aletas espinosas en las que parte de los radios son hues en los puntiagudos sin ramas ni artejos, ó como les denominó Artedi, los dos grupos de peces malacopteriyíos y acantopterigios. Mas por desgracia esta división es todavía muy general, y hasta para aplicarla hay que hacer abstracción de los primeros radios de la dorsal ó de las pectorales en ciertos ciprínidos y en ciertos siluros en los cuales ofrecen estos radios espinas fuertes y sólidas, si bien es verdad que estas espinas se forman en esos dos géneros por la aglutinación de una multitud de pequeñas articulaciones cuyos vestigios se ven en ellas.

Todavía se citan algunas excepcioues, á lo menos aparentes, para ciertos peces de la familia de los labros y para otros de la de los bienios, cuyas espinas son tan pequeñas ó tan débiles y tan poco numerosas, que parece no existan; pero aparte esas pequeñas irregularidades, si no nos conduce esta división bastante lejos, siquiera no extravia ni separa ninguno de los peces que la naturaleza ha hecho afines.

No podemos decir lo mismo de las distinciones que los naturalislas han tratado de establecer en virtud de otros principios, ni de las subdivisiones que los que han adoptado la grande división atendiendo á las espinas han intentado introducir en sus dos secciones.

Asi es que la forma general del cuerpo y la falta de las aletas ventrales empleadas por Ray antes del carácter deducido de las espinas le obliga á reunir la anguila, el loto y el gobio, el singnato, el xifias y el pez luna.

Linneo, que fue el primero que en su décima edición, despreciando la distinción fundada en las espinas, ideó dividir los peces ordinarios en ápodos, yugulares, torácicos y abdominales, según carezcan de ventrales, ó que estas se hallen insertas delante, debajo ó detrás de las pectorales, se vio obligado a reunir el xifias, el triquiuro y el estromateo con la anguila y el gisunoto, a poner los gados entre los vivos y los bienios, los pleuronectes entre los zeos y los quetodon, y los teutis ó anfacanlos entre los siluros y los loricarias.

Gouan, combinando los dos métodos y dividiendo cada sección de Artedi según los cuatro órdenes de Linneo, evita algunos enlaces poco naturales, y sin embargo pone todavía el xilias y el triquiuro muy lejos de los escómberes, y comete también errores positivos considerando el ophidíuní y el siluro como acantopterigios, y el estromateo como malacopterigio.

Lacépéde elige los caracteres de Pennanl, y divide los peces en cartilaginosos y óseos; y cada una de estas secciones se subdivide no en virtud de las espinas, sino de la falta ó presencia, ya del opérculo, ya de la membrana branquióstega, ya de ambas á la vez. Por fin, las últimas subdivisiones se fundan en la posición relativa de las ventrales y de las pectorales; distribución muy regular y que da treinta y dos órdenes concebidos á priori, pero con quince de ellos que no se encuentran en la naturaleza, y aun entre los diez y siete restantes hay algunos hijos del error que hizo creer que el opérculo ó la membrana faltan en peces que realmente los poseen, tales como las morenas, los mormiros y los simbraiiquios.

Este método, ademas de la dislocación de las balderayas y los lumpos, y de la mezcla continua de los malaeupterigiús con los acantopterigios, que tenia ya lugar en la de Linneo, ofreceria la desventaja de poner las morenas y los simbranquios muy lejos de las anguilas, que tanto se les parecen si, relativamente á esta particularidad de su distribución no se fundase, conforme acabamos de decir, en caracteres que carecen de existencia real. Sin embargo, Duméril conservó estos órdenes en la suya que es en el fondo la de Lacépéde subdividida en virtud de las formas del cuerpo y de otros pormenores, á fin de aproximarse lo mas posible á las familias naturales, pero la intercalación de los caracteres tomado de las ventrales se oponia á la consecución de este objeto. Por eso las balderayas están con los balistes y las quimeras, los gados con los vivos y los uranoscopos. Una sola familia reúne las Cecilias, los monopteros, y los ofisuros, que son anguilas; el notóptero, que es un arenque; los triquiuros, que son afines de los escómberes, etc.

Las mismas causas han conducido á los señores Risso y Raünesque á resultados semejantes en las combinaciones que han tratado de hacer con los métodos de Pennant y de Lacépéde, ya entre si, ya con las familias naturales. En las noticias históricas de la ictiología ampliaremos este punto.

No mas felices son los ensayos del mismo género que se han hecho mas recientemente en Alemania. No introduciendo Mr. Goldfuss en la división de Linneo mas cambios que reunir los yugulares con los torácicos, y los branquióstegos con los condropterigios, se cerró todos los medios de ordenar las familias según sus afinidades. Los ciclópteros y las balderayas no irán jamás, como él los coloca, entre las lampreas y los escualos; ni tampoco jamás se podrá poner, como él lo hace, el triquiuro con las anguilas y muy lejos del tropidopo, que se le parece casi bajo todos sus puntos de vista; el egnatóbolo, que es un arenque, nunca podrá permanecer al lado del estromateo, que es casi un quetodon. El mismo autor se vio obligado á faltar á su regla al llegar al xilias dejándole cerca de los escómberes entre los subbraquiales, por mas que sea á todas luces ápodo.

Oken encontró mas facilidad para distribuir sus familias, porque daba á sus grandes órdenes, á sus peces peces, peces reptiles, peces aves y peces mamíferos, caracteres casi indeterminados, y sin embargo, por haber empleado aun la posición de las ventrales en sus subdivisiones, pone los clupeos entre los múgiles y los anfacanlos (buró), los gados cerca de los gasterostos, los xifias cerca de los anarricos, y deja los rincobdelos y los bogmaros en la misma familia que las anguilas.

Cuvier se convenció, después de cuarenta años de profundos estudios anatómicos, de que era preciso no confundir jamás ningún acantopterigio con peces de otras familias; y de que los acantopterigios, que constituyen las tres cuartas partes de los peces conocidos, son también el tipo en que mas se ha esmerado la naturaleza, manteniéndole mas semejante á si mismo en todas las variaciones de detalle que le ha hecho sufrir. Todos los demás caracteres se han empleado con posterioridad á este y sin jamás contrariarle; pero la suma constancia del plan general y la influencia predominante de este carácter regulador ha dificultado en gran manera en los peces en que existe que se hicieran aplicaciones exactas y sensibles de los caracteres subordinados Por eso las diferentes familias de los acantopterigios pasan de tal modo de las unas á las otras que no se sabe donde principia la una ni donde termina la otra.

La familia de las percas, por ejemplo, que se distingue esencialmente de la de los escienos por sus dientes palatinos, comprende un grupo bastante considerable y bien natural bajo todos conceptos, parte del cual posee dientes careciendo de los mismos el resto. Lo propio sucede en la familia, por lo demás bien caracterizada, de los trigloideos (joues cuirassées); pues la mayor parte de sús géneros se enlaza con las percas, y el resto con los escienos bajo el puntó de vista dé los dientes del paladar. Se ven tránsitos sensibles de una parte de los géneros de la familia de los escieuos á los de los quetodon, por las escamas que protegen mas ó menos sus aletas verticales, y sin embargo no hay mas recurso que acercar por otro lado la familia de los espa-

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