Tomo 5. Página 58. Peces. Zoología. Museo Pintoresco Historia natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Tomo 5. Página 58. Peces. Zoología. Museo Pintoresco Historia natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza.

Museo Pintoresco Historia natural Tomo 5 peces

Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia natural > Tomo 5 peces

Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de octubre de 2023 última revisión

NATURALEZA.--ZOOLOGÍA

ñas de los intestinos y su túnica peritoneal. La cavidad de directa y visiblemente á la del intestino, á donde afluye la materia de la yema. Géneros hay, como los escualos, en los cuales vio Cuvier un lóbulo de vitelo interno siempre encerrado en el abdomen del feto, de suerte que parecía un apéndice del intestino. Las arterias de esta túnica interna proceden de la arteria celaíca, y sus venas desembocan á la vena porta.

El carácter que distingue esencialmente los huevos de peces, lo mismo que á los de los batracios, de los procedentes de animales que, inmediatamente después de nacidos, respiran siempre por pulmones, es la falta absoluta de la alantoides y de los vasos umbilicales, que no se manifiestan en ninguna época. Tampoco hay por consiguiente placenta, á pesar de que le pareció á Cuvier que el vitelo muy reducido de los fetos de lot tiburones próximos á nacer, estaban adherentes á la matriz casi cota tanta fijeza como una placenta. Su cordón llevaba cierta cantidad de ramificaciones vasculares erizadas ó de uua especie de barbillas bastante semejantes á las de las raices de los árboles.

Las mas de las veces lío está rehenchido el abdomen, ni siquiera por ese lóbulo interior que hemos mencionado; pero en ciertos casos como en el anableps, el vitelo ha desaparecido ya en grau parte del exterior mientras el abdomen tiene aun un rehenchimiento formado por una dilatación de la piel del pez, y en cuyo interior se ve con los intestinos el resto del pedículo del vitelo. Este rehenchimiento, que descubre ya escamitas espaciadas, se va contrayendo poco á poco, y por lo tanto se van aproximando también las escamas.

Pero nazca como quiera el pez, queda para en adelante entregado á si mismo y encargado de proveer por sí solo a todas sus necesidades. La gran mayoría perece devorada por las aves acuáticas, por los reptiles, y por los peces mayores; los que sobreviven adquieren un crecimiento mas ó menos rápido, según las especies, y que en ciertos peces dura casi toda la vida. Larga es la vida de muchos, como que se pretende que se han conocido carpas de mas de un siglo; pero esa longevidad, que se atribuye á la poca dureza de los huesos, no se puede conceder ni con mucho a todas las especies.

Artículo III.

De la vida intra y extra-uterina.

Acerca de la vida intra y extra-uterina de los peces -nada podemos indicar. En el curso de los dos artículos anteriores hemos expuesto algunas noticias á las cuales nos referimos ahora. Para mayores detalles se puede consultar también el tratado sobre la generación de los peces y de los cangrejos de Cavohni (Napóles, 1787 y 1789).

CAPITULO IV

Resumen histórico de la ictiología.

La historia natural es una ciencia de hechos, pero el número de hechos que comprende es tan considerable, que ningún hombre podría recoger ni comprobar por sí mismo la totalidad de los que forman una sola de sus ramas. No puede estudiarse por lo tanto con fruto, sino consultando todos los autores que se han dedicado á ella, y comparando sus testimonios entre si y con la naturaleza. Mas para consultar los escritores con notorio provecho, para poder apreciar el grado de confianza que cada uno merece y distinguir lo que refieren en virtud de sus propias observaciones, y lo que han tomado de los naturalistas que les han precedido, es menester conocer las circunstancias bajo cuyo imperio trabajaron, la época en que vivieron, el estado en que encontraron la ciencia, las facilidades que les presentaban ya su posición personal, ya la benevolencia de sus amigos y de sus protectores, ya la cooperación de sus alumnos. Esos pormenores dispuestos según el orden de los tiempos y según su encadenamiento, constituyen la historia de la ciencia, base necesaria de toda obra cuyo conjunto quiera apreciarse; base sin la cual seria sobre todo imposible hacer comprender las discusiones acerca de la sinonimia ó de la concordancia de los nombres de las especies, indispensable á su vez para recoger sin confusión y sin errores cuanto se sabe acerca de sus propiedades. Tales son las razones que nos han movido á dar un resumen histórico de la ictiología antes de emprender la descripción de las especies.

A fin de poder apreciar mejor los progresos de cada autor y la influencia mutua de sus trabajos, admitiremos en la ictiología tres épocas principales. Hasta Aristóteles (350 A. J.) se compuso de hechos aislados, que aquel ilustre griego reunió en cuerpo de doctrina con todos los defectos que son de suponer. A pesar de eso durante mas de 1800 años se limitaron los autores á copiarle ó á comentarle; pero á mediados del siglo xvi, Rondclet, Belon y Salvien, dieron á la ictiología una base positiva con sus bien determinadas especies, que Willugbby y su amigo Juan Ray, á fines del siglo xvii procuraban distribuir por un método fundado en caracteres distintivos deducidos de su organismo, empresa que completaron Artedi y Linneo, á mediados del siglo xviii, estableciendo géneros bien definidos y especies bien circunscritas.

Articulo primero

De los conocimientos ictiológicos entre los egipcios, los fenicios, los cartagineses y los griegos.

El conocimiento de los peces ha debido ser uno de los primeros que aaquiriera el hombre, por la abundancia de alimentos que le proporcionan. Los groelandeses, los esquimales y los kamtschadales, lo mismo que los habitantes de las rocas de las Maldivias y los de las costas áridas y arenosas del Mekran, son necesariamente ictiófagos, porque la naturaleza no les ofrece otros recursos. En Islandía la moneda corriente consiste en peces secos; y ciertas tribus, por falta de vegetación, alimentan con peces hasta á sus ganados.

Desde la mas remota antigüedad el mar de las Indias ha sustentado á pueblos ictiófagos en parte de sus orillas. Herodoto asegura que los había ya cerca del mar Rojo, y Nearco entre la India y la Persia. La facilidad con que se procuran sus alimentos, y su pobreza bajo todos los demás conceptos, han concurrido en todas épocas á retener los ictiófagos en los mas ínfimos grados de civilización. Agatarqsides, en Focio, los pinta como los seres humanos mas groseros, extraños á todos los sentimientos morales. Su industria se reducía á amontonar y á secar la carne de los peces para hacer con ella su provisión de invierno.

Con objeto probablemente de disuadir á los hombres que querían civilizar, de un género de vida tan



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Los Tres Reinos de la Naturaleza.
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