Tomo 5. Página 26. Peces. Zoología. Museo Pintoresco Historia Natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Tomo 5. Página 26. Peces. Zoología. Museo Pintoresco Historia Natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza.

Museo Pintoresco Historia Natural Tomo 5 Peces

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

26 LOS TRES REINOS DE LA NATURALEZA. ZOOLOGÍA.

neral la del hocico de los peces unas veces aplanado horizontalmente ó comprimido por los lados; otras obtuso ó redondeado; algunas prolongado mas allá de la boca formando una proeminencia mas ó menos saliente, y á veces hasta enorme, como en el xifias; varias alargado á la par que la mandíbula inferior en una especie de pico, como en el belone. De la longitud de los pedículos ascendentes depende sobre todo la mayor ó menor protractilidad de la boca, es decir, esa facultad que posee el pez de hacerla saltar de repente delante del hocico. Pero todas estas circunstancias, propias de determinados géneros, no influyen en la composición de esas partes.

El aparato nasal, suborbital y supratemporal es el mas variable en los peces por el número de piezas de que se compone. El primer suborbital (núm. 19) es por lo general el mas pronunciado en sus formas, y se halla articulado con una faceta de la apófisis inferior externa del frontal anterior, por cuyo motivo podríamos considerarle como el análogo del lagrimal. Es el adorbital ó porción orbitaria del maxilar de Geoffroy. Spix, Bojanus, Bakker y Meckel le refieren, lo mismo que los siguientes, al yugal. Para Carus es el lagrimal. Cuvier considera este aparato como diferente de los de los demás vertebrados, porque cubre los músculos en vez de darles inserción.

El primer suborbital forma el borde externo ó inferior de la cavidad de la fosa nasal estando constituido el interno ó superior por el nasal (núm. 20), llamado etmoftsal ó cornete superior de la nariz por Geoffroy, y articulado por arriba con el frontal. Baja á lo largo de la cresta anterior del etmoides y cubre á veces por su parte inferior la unión del palatino (núm. 22) con el maxilar, y de este con el inter-maxilar. Con el primer suborbital se enlaza una cadena (núm. 19) de vario número de huesos mayores ó menores (los yugales de Geoffroy) que al fin va á unirse con el frontal posterior, después de haber cercado la mitad inferior de la órbita. Esta cadena de huesecillos representará á lo sumo la porción del yugal que ocupa el mismo sitio en muchos anímales; y á veces parte de estos huesos llegan á dar una lámina que forma debajo de la órbita un pavimento incompleto. Tales son los que acorazan ó abroquelan el carrillo y cubren el crotáfito y los músculos inmediatos en ciertos peces (triglas, escorpenas, varios salmones, etc.) Vénse bastante á menudo á continuación otros huesecillos que forman detrás una cadena semejante á cada lado (núm. 21) en el intervalo de la apófisis externa y de la intermedia del cráneo y que cubren la articulación del supra-escapular (número 46) con estas dos apófisis. Estas, por lo menos, son, á no dudarlo, propias de los peces como que no sabemos donde seria posible buscar sus análogos en las demás clases. Bakker es, según parece, el único que distinguió estos huesecillos llamándoles supra-temporales (núm. 21), denominación que adoptamos.

Estudiemos ahora el arco palatino, ó el sistema palatino epterigoideo y temporal.

Este sistema se compone, de siete piezas en cada lado. Comprende bastante manifiestamente el palatino por delante (núm. 22), el temporal por detrás (número 23), pero no se puede explicar el resto de su composición sino haciendo entrar en él el epterigoideo, el trasverso de los reptiles y el yugal, si bien es verdad que son muchas las dificultades que hay para aplicar estos nombres, y todavía eso tal vez no mas que con cierta verosimilitud.

El palatino no ofrece por su parte ninguna de esas dificultades, pues se halla situado como el de las serpientes, y va armado muy á menudo con dientes.

Detrás del palatino siguen dos huesos de los cuales el uno, estrecho y arqueado, forma, el borde externo; y el otro mas ancho, plano y delgado, la parte media é interna de esta porción del aparato. Muy natural es pues, creer que son los huesos análogos, el primero del que Cuvier llamó trasverso en los reptiles (número 24) y el segundo del epterigoideo interno (número 25). En cuanto á esta última pieza su posición indica al parecer su nombre; la otra se halla situada también casi como el trasverso, pero no se articula con el maxilar, porque este último es mas libre en sus movimientos que el de los lagartos, insertándose en otra dirección al yugal (núm. 26) porque este se encuentra mucho mas atrás. —Bakker, Meckel y Geoffroy determinan estos tres huesos como Cuvier; Bojanus los considera como desmembraciones del palatino, y Carus participa al parecer de la misma idea. Spix cree que el eptoxigoideo es el palatino, y que el trasverso y el palatino representan el epterigoideo.

Cuvier da el nombre de yugal (núm. 26) á un hueso ancho, ordinariamente triangular, situado detrás del trasverso y que da desde su ángulo inferior la articulación á la mandíbula inferior por medio de una faceta ginglimoidea.

Encima de este hueso y detrás del epterigoideo hay otro (núm. 27) ancho y plano, y encima de este uno grande ó sea el temporal articulado por ginglimo con el frontal posterior y el mastoideo. Este temporal da posteriormente un tubérculo articular á la pieza principal del opérculo (número 28) é inferiormente inserción á un estilete óseo (núm. 29) que lleva la rama del hioides y que representa el hueso estiloideo de los mamíferos.

Todo á lo largo de estas tres piezas corre el hueso que sirve como de borde liso para los movimientos del opérculo y que se denomina preoprreulo (núm. 30). Pero ademas se ve entre el hueso plano intermedio y el preopérculo un hueso largo angosto (núm. 31) que resbala en parte detrás del que recibe la articulación de la mandíbula y que forma un ángulo con el estiloides.

Recuérdese que en las aves el hueso cuadrado, que Cuvier considera como el análogo de la caja, se articula por una parte con el cráneo, y por otra con el epterigoideo interno y el yugal, dando inserción por abajo á la mandíbula inferior. Suslunciones están aquí desempeñadas por los cuatro huesos que acabamos de describir, excluso el preopérculo; mas no por eso son estos cuatro huesos desmembraciones de la caja; pues hay tres que, al contrario, se le unen á fin de ayudarla en cierto modo á llenar el gran intervalo que era necesario entre la sien y la mandíbula inferior para alojar el aparato branquial. Cuvier cree haberlos determinado bien por medio de comparaciones con los lagartos y las ranas. En la iguana ó en el monitor, por ejemplo, el hueso que creyó análogo del temporal escamoso, se articula con el frontal posterior y el mastoideo, estando suspendido principalmente de él el timpánico ó el hueso de la caja. Supongamos que este temporal haya adquirido cierta movilidad, que se mueve sobre los dos huesos con los cuales se articulaba de una manera fija, claro es que corresponderá al superior de los huesos que estamos examinando ahora (núm. 23), al que reúne el aparato palatino y epterigoideo al cráneo. Este hueso será, pues, el temporal de Cuvier, el serrial de Geoffroy, el simplecticum primum de Bakker, el cuadrado de Rosentlial, la caja de Bojanus.

Por otra parte, víó Cuvier en las ranas un yugal ó zigomático evidentemente reconocible, que iba del maxilar á la región inferior del timpánico y que tomaba parte en la articulación de la mandíbula inferior; en lo cual recuerda algún tanto lo que se observa en el canguro. Supongamos que elimina al timpánico de esta articulación, así como este último eliminó en los demás ovíparos al temporal escamoso; que la toma toda por su -cuenta, y que abandona por otra parte el maxilar superior sin unirse ya con él: tendríamos en-



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