Tomo 5. Página 36. Peces. Zoología. Museo Pintoresco Historia Natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Tomo 5. Página 36. Peces. Zoología. Museo Pintoresco Historia Natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza.

Museo Pintoresco Historia Natural Tomo 5 Peces

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

36 LOS TRES REINOS DE LA NATURALEZA. ZOOLOGÍA.

culos tolérales, entre los cuales se hallan colocados, una lengüeta que las atrae hacia su lado; pero en general sus movimientos, lo mismo que los de los huesos del hombro, no son muy pronunciados.

Los músculos de las aletas ventrales se fijan en los huesos de la pelvis, los depresores (números 17 y 18) en su cara inferior, y los erectores en la superior. Dos capas en cada cara, un poco cruzadas la una sobre la otra, como los de las pectorales, se dividen en tantas lengüetas cuantos son los radios, y mas ó menos distintas según estos se encuentran mas ó menos separados y gozan de movimientos mas aislados. Las lengüetas mas exteriores (núm. 17) se separan mas generalmente y sirven para dilatar las aletas.

Los músculos propios de los radios de las extremidades, asi en las aletas pectorales como en las ventrales, se pueden comparar con los cortos flexores y extensores de los dedos de los lagartos, sobre todo del cocodrilo; animales que los tienen asi dispuestos generalmente en dos capas en cada cara de la mano y del pié, pero mas distintos, y secundados por músculos largos, que faltan por completo en los peces.

Vese una sola masa de músculos (núm. 20) común á ambas mandíbulas y que cierra la boca aproximándolas entre sí. Esta masa se adhiere á toda la cara externa de la parte posterior del arco palato-temporal y á todos los huesos que le componen comprendiendo en él el borde anterior del preopérculo. Hállase dividida las mas de las veces en tres vientres ó en cuatro en ciertos casos. Aproxímase á la forma cuadrangular y da desde su borde anterior dos tendones reunidos por una aponeurosis. El que parte del ángulo superior, y que es el mas largo, va arriba del maxilar superior; y el del ángulo opuesto, que es mucho mas corto, se inserta en la mandíbula inferior, detrás de su apólisis coronoides. La aponeurosis se pierde encima de la membrana que une las dos mandíbulas.

Vemos, pues, que es una organización muy diferente de la de nuestro crotáfites y de nuestro masetero; pero es constante en todos los peces óseos, sin que en ninguno de ellos se vea nada parecido á los músculos epterigoideos. En cuanto á los peces cartilaginosos sus músculos de las mandíbulas ofrecen importantes diferencias que á su tiempo daremos í conocer.

Una diferencia no menos notable es la falta de digástrico, y de todo otro músculo que haga veces de tal para bajar la mandíbula inferior. No verifica este movimiento, y por lo tanto no se abre la boca sino mediante la acción simultánea de los músculos que van del hombro al hioides y de este á la mandíbula inferior.

Este último músculo (núm. 27) corresponde al genio-hióidico.

Pero la mandíbula inferior de los peces, puede en muchas especies acercar mas ó menos sus dos ramas, para lo cual ha recibido un músculo propio (núm. 2l) situado al través en el ángulo que forman aquellas ramas y detrás de su sínfisis, encima de la terminación anterior del genio-hióidico.

En punto á los músculos del arco palato-timpánico hay siempre uno (núm. 22) que ocupa una porción considerable de la bóveda del paladar y que consiste en una gruesa capa, de fibras trasversas, que van desde una porción mayor ó menor de debajo del esfenoides y del ala mayor, trasversalmente al borde superior de este arco y su cara interna, insertándose principalmente en el temporal y en la parte inmediata á la caja y al epterigoideo interno. Este músculo hace descender el arco y le acerca al del lado opuesto con lo que se angosta lateralmente el espacio ocupado por el aparato branquial.

Otro depresor mas grueso y menos extenso, se encuentra á veces mas hacia atrás, y viene de debajo dé la parte lateral del cráneo, delante del depresor del opérculo. En la perca, es á lo sumo una ligera subdivisión.

El erector de este mismo arco (núm. 24) nace detrás de la órbita, debajo del reborde del frontal posterior y delante del erector del opérculo, insertándose arriba de la cara exterior del temporal y en una porción del epterigoideo externo. Es el antagonista del anterior; separa el arco palatino, y dilata el espacio destinado á las branquias.

Resulta, pues, que el arco palatino, compuesto de los huesos que hemos llamado palatino, epterigoideo interno y externo, yugal, caja y temporal, se mueve sobre sus dos articulaciones, una anterior que pertenece al palatino, y otra posterior que corresponde al temporal. Su movimiento consiste en separar su parte inferior de la del lado opuesto, ó en aproximarlas; movimiento que desvia también las ramas de la mandíbula inferior y el aparato opercular, dilatando todo el branquial.

Es una acción esencial para la respiración y que el pez continua ejecutando durante toda su vida.

Los movimientos del opérculo son bastante parecidos á los del arco palatino, y los músculos que los determinan se hallan situados detrás de los de este arco. Hay igualmente un externo (núm. 23) que levanta el opérculo, y otro interno ( núm. 26 ) que le baja. Se dividen á veces en muchos vientres, y en ciertas especies los erectores constituyen dos ó tres músculos distintos.

El erector (núm. 25) se adhiere principalmente á lo largo de la cresta externa formada por el hueso mastoideo; y el depresor (núm. 26) se fija en la cara lateral inferior en un punto en que el ala mayor y el peñasco se unen entre sí y con el mastoideo. Está separado del depresor del arco palatino (núm. 24) por el haz de los músculos supero-anterior de las branquias.

El subopérculo y el interopérculo carecen de músculos particulares, compartiendo los movimientos comunes del arco palato-temporal y del opérculo propiamente dicho.

Obsérvese también que los músculos que aproximan las ramas del hioides y que contraen la membrana branquióstega, concurren igualmente á aproximar los aparatos palatinos y operculares. Al propio tiempo importa notar que no hay analogía alguna entre los músculos del opérculo y los de los huesecillos del oído de los mamíferos.

El músculo principal (núm. 27) del hioides corresponde al genio hióidico: viene de la cara interna de la rama de la mandíbula inferior cerca de su sínlisis, y va a los lados de la rama hióidica donde se ata en la primera de sus dos grandes piezas. Con bastante frecuencia varias fibras trasversas reúnen los dos genio-hióidicos en una sola masa, por lo menos en su parte media, conforme se ve en la perca. A menudo una faja muscular trasversa junta las ramas del hioides, pero no en la perca. Por lo demás los músculos situados entre los radios de la membrana branquióstega obran también mediatamente para acercar las ramas del hioides. No se olvide tampoco la porción del gran músculo lateral del tronco (núm. 1) que va al cuerpo del hioides y hace veces de esterno-hióidico.

Hay generalmente una capa de fibras (números 28,28) que reina al través en la cara interna de los radios branquióstegos, ocupando en ella mas ó menos espacio según las especies. Parte de estas fibras toman su origen en la cara interna del opérculo hacia su base, pero también suelen salir á menudo del subopérculo.



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