Zoología. Peces. Los Tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 5. Página 60. en Aragón.

Zoología. Peces. Los Tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 5. Página 60.

Buffon Los Tres Reinos de la Naturaleza

Naturaleza de Aragón > Buffon > Los Tres Reinos de la Naturaleza

Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

Articulo ii.

Origen de la ictiología científica; —Aristóteles; —Teofrasto y los demás peripatéticos.

La ictiología no tomó la forma de verdadera ciencia hasta que Aristóteles puso sobre ella la mano. Antes de pasar adelante dediquemos unas cuantas líneas para dar á conocer en compendio la vida del ilustre filósofo que con el célebre Linneo constituye la dualidad ante la cual se inclinan los naturalistas de todas las épocas. De la nada formó Aristóteles un cuerpo de doctrina; del caos hizo brotar Linneo el orden y la .c mi.ni i ¦ sus sucesores no han sido ni son mas que humildes aunque laboriosos operarios de una obra tan pequeña en la apariencia, como grande en el fondo.

Nació Aristóteles en Estagira (Macedonia), 384 años antes de la venida de Jesucristo, de Nicomaco, médico de Amintas, padre de Filípo. Pertenecía á una rama de los Asclepíades. Estudió primero la medicina bajo la dirección de su padre; pero habiendo quedado huérfano á los diez y ocho años, se fué á Atenas, donde se ganaba la subsistencia vendiendo drogas lo cual le valió de Ateneo el epíteto de farmacopola. Oyó en dicha ciudad las lecciones de Platón, y él mismo abrió escuela algún tiempo antes de la muerte de su maestro. Filipo le habia designado desde el año 356 para preceptor de Alejandro; pero habiendo estallado la guerra entre aquel y Atenas, en 346, abandonó esta ciudad refugiándose al lado de Hermias, príncipe de Atarno, en Misia. Víctima este de una traición y muerto por los persas, se casó Aristóteles con su hermana. Fuéle confiado Alejandro á los trece años, en 343, y se cree que le siguió en su expedición a Egipto; pero en 331 regresó á Atenas volviendo á abrir su escuela en el Liceo. Muerto Alejandro, en 324, los demagogos, secundados por los solistas y los platónicos, le acusaron de impiedad; y, a fin de evitar á los atenienses un segundo atentado contra la filosofía, se retiró con sus discípulos á Eubea, donde murió, en 322, á la edad de sesenta y tres años.

Aquel grande hombre, alentado por un gran príncipe, recogió tantos hechos y tan nuevos, que durante muchos siglos no merecieron la confianza de la posteridad. Pero adviértase que, según Ateneo, dióle Alejandro sumas inmensas por recoger los materiales de su historia dé los animales, sumas que ascendieron á 900 talentos (unos 12 millones de reales); y Plinio añade que el rey puso á disposición del naturalista muchos miles de hombres para que cazaran, pescaran y observasen cuanto desease conocer. El resultado de todas esas colecciones fue, según Plinio, la composición de cincuenta libros, de los cuales solo quedan veinte y cinco, á saber: nueve de la historia de los animales, cuatro de las partes de los animales, cinco de la generación de los animales, uno de la marcha ó progresión de los mismos, uno de las sensaciones y de sus órganos, otro del sueño y de la vigilia, otro de la brevedad y de la duración de la vida, otro de la juventud y de la vejez, uno de la vida y de la muerte y uno de la respiración. Encuéntranse citados doce mas en una enumeración, por otra parte muy incompleta, de Diógenes Laercio, y son: ocho de descripciones anatómicas, uno de extractos anatómicos, uno de los animales de naturaleza compuesta, uuo de los animales fabulosos y uno de las causas que impiden la generación, el cual tal vez sea el que se incluye de ordinario como el noveno de la historia de los animales. Atribuyesele también el tratado De mirabilibus auscultaltonibus.»

No nos es lícito entrar en pormenores ni siquiera exponer el acierto con que echó las bases de la anatomía comparada, y estableció en el reino animal, y en muchas de sus clases, atendiendo al organismo, una distribución que casi rige intacta hoy dia. Conoció perfectamente la estructura general de los peces; indica que carecen de cuello y que falta la cola menos en las rayas, que es menester distinguirlos de los animales ovivíparos y con mamas como el delfin, que son mudos, si bien algunos despiden sonidos y una especie de gruñido, que se hallan sujetos al sueño, que las hembras suelen ser mayores que los machos, etc., etc. Y no se contenta con describir, sino que ademas representa y figura las diversas conformaciones.

En cuanto á las especies, Aristóteles conoció y denominó ciento diez y siete, entrando acerca de su modo de vivir, de sus viajes, de sus amistades y de sus odios, de las astucias que emplean, de sus amores, de las épocas de celo, de su puesta, de su fecundidad, del modo de cogerlos y de los meses en que es mejor su carne, en pormenores que nos seria muy difícil hoy dia confirmar ó impugnar. Tanto distan los modernos de haber observado los peces cual lo hizo aquel gran naturalista por sí mismo ó por medio de sus corresponsales. Preciso fuera pasar muchos años en las islas del Archipiélago viviendo entre pescadores, para formarse una opinión sobre este particular.

Aristóteles admite las generaciones espontáneas, apoyando su teoría en hechos bastante especiosos. Lo que dice por lo menos de la dificultad de encontrar anguilas en el estado propio para la generación es muy fundado, como que los naturalistas modernos no poseen noticias mas ciertas que las de los antiguos sobre la procreación de esta especie. Últimamente se ha llegado á comprobar uno de sus asertos mas paradojales, cual era el fecundarse á sí mismo el channa, y el producir huevos todos los individuos de la especie.

Aristóteles, lo mismo que todos los autores antiguos, adolece del defecto de usar una nomenclatura tal que es preciso adivinar el sentido de los nombres, y eso en el supuesto de que la tradición no los haya alterado y no nos induzca á error. Asi es que estamos á oscuras acerca del mayor número de especies, no habiendo obtenido resultados algún tanto positivos

sumo cuidado en vista del natural todas las especies del estrecho de Escila. Este pintor fue el precursor de los iconógrafos modernos.

Una prueba aun subsistente del gran número de especies que habian llegado á conocer los griegos, la tenemos en que su lengua poseía mas de cuatrocientos nombres para designar peces; número que ciertamente no posee ni aproximadamente ninguna lengua moderna, y por eso dice muy atinadamente Buffon; «Esa abundancia de palabras, esa riqueza de expresiones claras y precisas, ¿no suponen igual y paralela abundancia de ideas y de conocimientos? ¿no está claro que aquellas gentes que habían impuesto nombres á muchas mas cosas que nosotros, debian conocer tambien muchas mas que nosotros?»

Natural era que en tales circunstancias se dedicaran muchos autores al estudio de los peces, y asi debió ser, vistas las numerosas citas de Ateneo, quien sin embargo se olvidó de marcar las épocas. También Aristóteles cita algunos, pero siguiendo la práctica harto generalizada hoy dia, apenas menciona mas que los que trata de refutar; y por eso se le acusa de ingrato con Hipócrates, cuyo nombre no pronuncia, no obstante de que debió aprovecharse de mas de una de sus ideas. Ni siquiera se acuerda de sus contemporáneos, como, por ejemplo, de un tal Arquestrates, de ese profundo maestro en el arte de la mesa, cuya gastrología guió, según se dice, á Epícuro, en la investigación de la voluptuosidad. Poco ó nada ha perdido, sin embargo, la ciencia con esos olvidos, voluntarios ó no.



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Biblioteca ilustrada de Gaspar y Roig.
Los Tres Reinos de la Naturaleza.
Museo Pintoresco de Historia Natural.
Descripción completa de los animales, vejétales y minerales útiles y agradables:
su forma, instinto, costumbres, virtudes ó aplicaciones á la agricultura, la medicina y las artes en general, comprendiendo mayor número de géneros que en todas las obras publicadas hasta el día.



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