Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia Natural > Tomo 5 Peces
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión
bien en las pretendidas piezas perdidas de la mandíbula inferior, idea que le admira á Oken, por mas que sea la de Blainville, publicada cinco ó seis años antes, y refutada ya hacia unos dos años por Geoffroy.
Carus, en 1818 y en su Zootomía, considera también el cráneo como una reunión de tres vértebras; pero no ve en la vértebra occipital mas que cuatro piezas, olvidándose de los occipitales superiores y externos; no admite en la esfenoidal mas que cinco, sin acordarse del peñasco; los mastoideos le parecen temporales; el frontal anterior la lámina cribosa del etmoides; el primer suborbital el lagrimal; y los demás representantes del yugal. Admite dos y tres palatinos. Llama hueso discoideo al yugal, y compara vagamente los que se hallan encima del hueso cuadrado ó de la rama ascendente de la mandíbula inferior; y por fin, le parece que los opérculos se mueven sobre el aparato branquial, casi como los omóplatos sobre el tórax, pero rechaza la opinión que hace del hioides y de los radios branquióstegos una combinación del hioides con partes del esternón y con las costillas esternales.
En 1822, Bakker, en su » Osteographía piscium,» describió los huesos de la cabeza del Gadus asglelinus y del lampris. El frontal posterior le parece el peñasco, por mas que no reciba ninguna de las partes de la oreja; el mastoideo es para él el temporal; el peñasco la grande ala; y llama yugal y zigomátícoá los suborbitarios. En cuanto á los huesos que reemplazan al cuadrado, se limita á designarlos con los nombres de symplecticum primum, secundum, etc.
Van-der-Hceven, en 1822, escribió sobre el esqueleto de los peces , pero sin atreverse á determinar los huesos de su cabeza.
Meckel, en 1824, dió una descripción general de los huesos de la cabeza con observaciones acerca de sus variaciones en algunos peces. Se separa de Cuvier en que toma la grande ala por el peñasco; el ala orbital por la grande, y el esfenoides anterior por la orbital. Considera el frontal anterior como una dependencia del etmoides, y refiere el posterior al temporal, y el preopérculo y el yugal al cuadrado ó ala parte articular del temporal. Cree, por fin, que los suborbitarios reemplazan al yugal. Por otra parte manifiesta perfectamente hasta qué punto es constante el número de piezas, ya en el cráneo, ya en los aparatos laterales. No habla de las piezas móviles del opérculo.
Últimamente, en 1824 y 1825, Geoffroy determinó los huesos de la cabeza de los peces, menos los de los opérculos, que ya los tenia estudiados mucho antes y sobre los cuales persiste en su opinión de suponerles los huesos del oido. Distribuye las piezas de la cabeza, no en tres ó en cuatro vértebras, como sus antecesores, sino en siete, cada una con su cuerpo y su parte anular inferior, compuesta también de cuatro piezas, siendo nueve el de cada vértebra y sesenta y tres el total. Posteriormente ha considerado cada cuerpo como formado a su vez de cuatro piezas, lo cual ha hecho subir la suma á ochenta y cuatro. Hé aquí el cuadro de su redacción del 12 de diciembre de 1825, que debe ser al parecer el último, con las reflexiones que sugirió á Cuvier.
los parietales; el frontal posterior representa la parte escamosa del temporal; y el ala mayor el peñasco. Da al esfenoides anterior y á las alas orbitarias los nombres de cuerpo del esfenoides y de sus alas. El esfenoides propiamente dicho toma el nombre de hueso de la base del cráneo. En cuanto á las determinaciones de los demás huesos del cráneo, están conformes con las de Cuvier. —Por lo que hace á la cara no son tan precisas las determinaciones de Rosenthal. Los intermaxilares y maxilares son á su modo de ver divisiones del único intermaxilar; llama hueso cuadrado al temporal; y los demás huesos del aparato palatino y epterigoideo han recibido nombres vagos y que no indican su analogía.
Mr. Oken, en un programa de 1807; consideró el cráneo como un compuesto de tres vértebras, llamándole la cabeza dé la cabeza; la nariz era para él el tórax de la cabeza, y las mandíbulas representaban á su modo de ver los brazos y las piernas. Estas comparaciones llamaron la atención en diversos sentidos, y se trató de aplicarlas á los peces.
En 1815, Spix, en su obra intitulada Cebhalogenesis, vio también en el cráneo de los vertebrados tres; vértebras, pero los huesos que rodean la nariz, le parecieron los análogos del aparato hióidico, y los de las mandíbulas los representantes de las extremidades anteriores y posteriores. En su sistema el etmoides es el nasal de Cuvier; el frontal anterior el lagrimal; el esfenoides anterior el etmoides; el mastoides el temporal escamoso; el frontal posterior parte del yugal; y el peñasco parte del occipital lateral. En el resto de los huesos del cráneo sigue una determinación igual á la de Cuvier. En cuanto á la cara refiere los suborbitales al yugal; el trasverso y el palatino forman reunidos, según él, el hueso epterigoideo, y en el verdadero epterigoideo busca el palatino. Los demás huesos del aparato eptérigo-timpánico corresponden todos reunidos, á su decir, á la parte anular del tímpano; pero reconoce, como Cuvier, el intermaxilar y los maxilares en los huesos comunmente llamados de las mandíbulas y de los mistáceos. —De Spix es propia, sino nos engañamos, la idea primera de ver los huesecillos del oido en los opérculos, pero distribuyéndolos de diverso modo que Geolfroy. Para él, el preopérculo es el martillo, el opérculo el yunque; y el sub-opérculo el estribo.
Mr. Rojanus, académico de San Petersburgo, dio, en 1818, una determinación de los huesos de la cabeza de los peces refiriéndose al brama y al esox. El autor solo difiere de Cuvier en punto al cráneo, porque conformándose á medias con las ideas de Oken, cree que el frontal anterior es la lámina cribosa del etmoides, y el frontal posterior el temporal escamoso. Aplica de un modo inverso las denominaciones de peñasco y de mastoídeo. En cuanto al occipital externo es para él un interparietal, sin fijarse en que se halla siempre al exterior de los parietales. Los suborditarios forman para él un yugal, y este es á su modo de ver el epterigoideo interno; el temporal es su caja; la caja su apófisis epterigoidea externa; el trasverso y el epterigoideo son desmembraciones del palatino. Por ultimo, en cuanto á los opérculos, los busca tam-
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