Zoología. Mamíferos. Cetaceos. Página 130. Tomo 2. Museo Pintoresco Historia Natural. en Aragón.

Zoología. Mamíferos. Cetaceos. Página 130. Tomo 2. Museo Pintoresco Historia Natural.

Museo Pintoresco Historia Natural. Tomo 2. Mamíferos.

Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia Natural. > Tomo 2. Mamíferos.

Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de octubre de 2023 última revisión

han llegado casi siempre á toda su longitud. Sin embargo, no debe creerse que treinta años es el término de su vida, como asientan muchos autores siguiendo á Aristóteles. Si recordamos lo que se ha dicho de la longitud de la Ballena franca, fácilmente se pensará con otros naturalistas que el delfín debe vivir muchos años, y probablemente mas de un siglo.

No solamente la madre y los hijos que ha dado á luz se muestran unidos con los lazos simpáticos de un afecto mutuo y duradero, sino que además, según se dice, pasa el macho la mayor parte de su vida al lado de su hembra, de quien se constituye constante guardián y leal defensor, y se ha creido que los Delfines en general están unidos entre sí por un sentimiento bastante vivo hacia sus compañeros. Se cuenta, dice Aristóteles, que habiendo sido apresado un Delfín en las costas de Caria, se acercaron al puerto un gran número de Cetáceos de la misma especie, y no volvieron al alta mar hasta después de haber redimido al pobre cautivo.

Cuando nadan los Delfines en numerosas manadas presentan comunmente una especie de coordinación; forman hileras regulares, avanzan algunas veces en una misma línea como dispuestos en orden de batalla, y si alguno de ellos aventaja á los otros en fuerza y en audacia, precede á sus compañeros, porque nada con menos precaución, mas soltura y mayor velocidad; y se muestra como su caudillo ó conductor, nombre que no dejan de darle los pescadores y navegantes.

Pero su afecto no se limita entre los seres sensibles, á solo los de su especie; se familiarizan hasta con el Hombre. Escribe Plinio que en Berbería, cerca de la ciudad de Hippo-Dyarrhite, un Delfin solia adelantarse sin temor hacia la costa, se acercaba á recibir su alimento de mano del que queria dárselo, se aproximaba á los que se bañaban, se entregaba en torno de ellos á todos los movimientos de una alegría extrema, sufria que montasen sobre su espalda, se dejaba dirigir dócilmente y obedecía con tanta celeridad como exactitud. Por exagerados que sean estos hechos, y aun cuando deba suponerse en la propensión que conduce ordinariamente á los Delfines alrededor de los buques, que el motivo que los determina es el deseo de mitigar un hambre muchas veces devoradora, es indudablemente el hecho de que se acercan á los costados de las embarcaciones con todas las señales exteriores de la mayor confianza y de una plena satisfacción; se agitan, se encorvan, se pliegan, se lanzan por encima del agua, hacen piruetas, caen y de nuevo vuelven á hacerlas, á brincar y á elevarse otra vez. Esta sucesión, ó mas bien, esta continuidad de movimientos, procede de la buena proporción de sus músculos y de la actividad de su sistema nervioso.

No olvidemos nunca una gran verdad; los animales que no están contenidos como el Hombre por ideas morales, ni embarazados por el temor, hacen todo cuanto pueden hacer, y obran todo el tiempo que pueden obrar. Ninguna fuerza es inerte en la naturaleza. Todas las causas tienden sin cesar á producir en su completa extensión todos los efectos de que son susceptibles. Esta especie de esfuerzo perpetuo que se confunde con la atracción universal, es la base del principio siguiente: un efecto es siempre el mayor que puede depender de su causa, ó lo que es lo mismo, la causa de un fenómeno es siempre lo mas débil posible; espresion que no hace mas que traducir aquella en que Lagrange ha dado á conocer su admirable principio de la mas pequeña acción.

Por ultimo, esos movimientos tantas veces renovados que presentan los Delfines, esos brincos, esos saltos, esas circunvoluciones, esas maniobras, esas señales de fuerza, de agilidad y de destreza que la repetición de los mismos actos produce necesariamente, forman cierto espectáculo, tanto mas grato para navegantes fatigados después de mucho tiempo por la inmensa

músculos, cada uno de los cuales corresponde á una vértebra sin estar unido á ella, y representa uno de aquellos buesecillos ó aletillas á los cuales están adheridos los radios de las aletas en los Peces.

Pero no basta hacer observar la celeridad de la natación del delfín; examinemos también la frecuencia de sus evoluciones. Median entre estas tan cortos intervalos, que se creerla que le es absolutamente desconocido el reposo, y los diferentes impulsos á que se abandona se suceden con tanta rapidez y producen tanta aceleración de movimiento, que según Aristóteles, Plinio, Rondelet y otros autores, se lanza algunas veces á tanta altura sobre la superficie del mar, que brinca por encima de los mástiles de los buques menores. Aristóteles habla también del modo con que encorvan con fuerza su cuerpo, estirando por decirlo así su cola como la cuerda de un arco muy grande y poderoso, y soltándola en seguida contra las capas de agua inferior con la celeridad del relámpago, saltan en cierto modo como la flecha del arco, y nos presentan el uso de medios y efectos semejantes á los que nos ofrecen los Salmones y otros Peces, que salvan diques muy elevados cuando se remontan por los ríos.

Por efecto de un mecanismo semejante se lanza el Delfín sobre la costa, cuando al perseguir una presa que se le escapa, se entrega á arranques demasiado impetuosos que le llevan mas allá de su objeto; ó cuando atormentado por Insectos que penetran entre los pliegues de su piel y se adhieren á los lugares mas sensibles de ella, se pone furioso como el León en quien se encarniza la Mosca del desierto, y ciego con su propia ira, vuelve, revuelve, salta y se arroja como al acaso sobre la costa á demasiada distancia del agua, para que sus esfuerzos impotentes sean capaces de volver á ella, muere al cabo de un tiempo mas ó menos dilatado, como los demás Cetáceos que el mar arroja, ó que son lanzados á la costa por la tempestad ó por otra eficaz influencia. La imposibilidad de proveer á su nutrición, las contusiones y las heridas producidas por la fuerza del choque que esperimenta al ser arrojado con violencia sobre la costa, una sequedad súbita en muchos de sus órganos, y otras muchas causas concurren entonces á terminar su vida; pero no hay que creer con los antiguos naturalistas, que la alteración de sus tubos, cuyo orificio se deseca, comprime y cierra, es lo único que les da la muerte, porque cuando están fuera del agua pueden respirar muy libremente por la abertura de la boca.

El Delfín se ve tanto mas desembarazado para ejecutar sus saltos y circunvoluciones, cuanto que su mayor diámetro no es mas que la quinta parte, con poca diferencia, de su longitud total, y ordinariamente es solo como la sesta durante su juventud. Por lo demás toda su longitud apenas escede de tres metros y un tercio.

Hacia la mitad de esta longitud, entre el ombligo y el ano, se halla situado el pene del macho, que es aplastado y del que solo se percibe comunmente la extremidad del balano. Parece que cuando practica el coito con su hembra, se colocan en una posición mas ó menos próxima á la vertical, y frente uno de otro.

La gestación dura diez meses según Aristóteles; por lo común la hembra pare en el estío, y esto prueba que el coito se verifica á principios del otoño, después que los Delfines han recibido toda la influencia de la estación vivificadora. Solo da á luz uno ó dos hijuelos; los lacta con cuidado, los lleva debajo de sus brazos mientras son débiles, los ejercita en nadar, juguetea con ellos, los defiende con valor, no los abandona, aun cuando ya no necesiten de su auxilio, se complace en ir á su lado, los acompaña por afecto y los sigue con constancia, aunque estén muy adelantados en su desarrollo.

Su incremento es tan rápido , que á los diez años



Índice de páginas de Mamíferos.



Amplia tu información sobre la Naturaleza de Aragón

Si quieres ampliar tu información sobre la naturaleza en Aragón puedes empezar recorriendo sus variados paisajes
Se puede empezar conociendo la fauna también la flora los hongos la geología de su territorio y el uso del agua en Aragón.
Para deleitar la vista, puedes fijarte en la colección de fotografías de animales pequeños
Puedes sumar cultura y naturaleza en sus Parques culturales
Para profundizar puedes estudiar la Historia Natural para avanzar en las ciencias naturales o su extenso Bestiario que se desarrolla en sus monumentos históricos.

Otras páginas sobre naturaleza en Internet

Botanica | Dinosaurios | Ebro | Moncayo | Monegros | Ordesa
Claves | Indice Alfabético | Libros | Legislación | Diccionario



Zoología. Mamíferos. Cetaceos. Página 130. Tomo 2. Museo Pintoresco Historia Natural. Mamíferos, Publicado a mitad del siglo XIX. Zoología o Reino Animal. Mamíferos. Buffon Historia Natural los Tres Reinos de la Naturaleza

Copyright 1996-2024 © All Rights Reserved Javier Mendivil Navarro, Aragón (España)

Aclaraciones o corregir errores por favor escríbenos

Aviso Legal. Esta actividad de la Asociación Cultural Aragón Interactivo y Multimedia (AIM) te presenta la riqueza natural de Aragón y el resto del mundo para que la consideres como un valioso patrimonio.

Para saber cómo utiliza Google la información de sitios web o aplicaciones de este sitio puedes visitar: Política de Cookies.