Zoología. Aves. Página 522 Tomo 3. Los Tres Reinos de la Naturaleza.

Buffon Los Tres Reinos de la Naturaleza

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de octubre de 2023 última revisión

m paraje, supuesto que se le escapan muchas veces su pesar por do quiera que se encuentre, y como el macho participa segn parece en esta especie, por lo menos en algunas razas delamisma, del cuidado de criar los polluelos, habr podido creerse tal vez que cuidaba tambin de la incubacin y que empollaba aparte todos los huevos que no se hallaban debajo de la hembra.

Aade Aristteles, en tercer, lugar que los machos se gallean unos otros, y aun tambin que gallean i sus polluelos as que se hallan en estado de andar; cuyo aserto se ha tenido por un absurdo, no obstante haber podido citar mas de un ejemplo verdico de este eiceso de la naturaleza, en fuerza del cual un macho se sirve de otro macho y aun de cualquiera otra cosa de la misma suert> quede un hembra. Este desorden debe 'ener lugar , con mayor razn, entre unas aves tan lascivas como las Perdices, cuyos machos ruando estn muy ardientes, no pueden oir el grito de sus hembras sin derramarse, y se cnagenan y embriagan de tal modo en la estacin del amor , que pesar de su esquivez natural llegan algunas veces pararse basta sobro el pajarero. Y cuanto mas vivo no debe ser su ardor en un clima tan clido como el de Gricia, cuando se hallan privados por largo tiempo de las hembras como sucede en el tiempo de la incubacin ?

Dice Aristteles, en cuarto lugar, que las Perdices hembras conciben y producen huevos cuando se hallan bajo el aire de sus machos cuando estos las pasan por encima al vuelo y basta cuando oyen su voz; lo que ha dado lugar que se ridiculizasen las palabras del filsofo griego, como si se entendiese por ellas que una corriente de aire impregnado por los corpsculos fecundantes del macho, puestos tan solo en vibracin por el sonido de su voz, bastase para fecundar realmente una hembra. La verdadera significacin de aquellas palabras, es : que tenindolas Perdices hembras un temperamento bastante clido para producir huevos sin cpula con el macho, seguir lo he notado mas arriba , tono cuanto puede excitar su temperamento debe aumentar mas y mas en ellas aquel poder; sin que pueda alegarse que lo que les anuncia la presencia del macho io pueda y no deba tener este efecto, el cual por olra parte es quizas producido por un Simple medio mecnico que Arislleles no ensea, por la sola frotacin que ellas experimen tan revolcndose en el polvo.

Por estos hechos fcilmente se concibe que por mas pasin que tenga la Perdiz por empollar, la supera algunas veces la de gozar, y que en ciertos casos preferira el placer de juntarse con su macho al deber de dar vida sus polluelos : tambin puede suceder que deje la pollada por amor la mi-ma : lo que pudiera tener lugar cuando, viendo al macho muy atento la voz de otra perdiz que lo llama, y jronto ir su encuentro, va ofrecerse sus deseos, lin de prevenir una inconstancia que podra ser nociva la familia, sin que en ello tenga mas objeto que asegurar su lidc-ldad.

Eliano ha dicho tambin que cuando se queria hacer combatir los machos con mas ardor, se hacia en presencia de sus hembras; por cuanto un macho, aade, en presencia de su hembra, no puede presentarse delante de ella despus de vencido. Aqu nos hallamos tambin en el caso de separar el hecho de la intencin : ni hay duda que la presencia de la hembra provoca los machos al combate, no porque inspire en ellos cierto pundonor, pero si porque les exalta los celos, que en los animales estn e-as siempre en proporcin con la necesidad de gozar, la cual hemos visto cuan poderosa es en las Perdices.

Distinguiendo pues lo fsico de lo moral, y los hechos reales de las suposiciones, la verdad se encuentra muchas veces desfigurada en la historia de los ani-

carnadas, se han contentado con copiar lo que Aristteles halda dicho de las encarnadas; y si bien es verdad que este ltimo reconoce una diferencia en la especie, pues la diversidad del canto depende niurbas veces de la de la edad y del sexo (fuera de que acaece alalinas en el mismo individuo, y puede ser muy bien efecto de alguna causa particular), asi como de la influencia del clima, segn los mismos antiguos, supuesto que Ateneo pretende que las Perdices que pasaban del tica la Beocia, se reconocan por la diversidad del grito. Teolrasto que nota tambin algunas variedades en la voz de las Perdices segn los paises en donde habitan, asegura que no todas ellas son de diferentes especies, supuesto que habla de sus diversas voces en el libro De varia voee avium ejus-dem qeneris.

Examinando lo que los antiguos han dicho repetido de esla ave, he hallado muchsimos hechos verdaderos y observaciones exactas mezclados con exageraciones y fbulas, de las cuales se han burlado algunos modernos, y cuyo fundamento me propongo buscar en los hbitos ndole de la Perdiz.

Despus de haber asegurado Aristteles que es ave escarbador,! pulveralriz , que tiene un buche, una molleja y los ciegos muy pequeos, que vive mas de quince aos, y imitacin de las dems aves que tienen el vuelo pesado, no construye nido, sino que pone sus huevos en tierra llana , sobre un |ioco de yerba de hojas arregladas sin cuidado, aunque en lugar bien dispuesto y defendido contra las aves de Rapia; que en esta especie . muy lasciva, los machos rien entre s con encarnizamiento durante la estacin del amor, y tienen entonces los testculos muy aparentes, mientras que apenas son visibles en invierno; que las hembras ponen huevos sin haber tenido cpula con el macho; que el macho y la hembra se juntan abriendo el pico y sacando la lengua; que su puesta ordinaria es de doce quince huecos, y los ponen veces con tanta priesa, que los colocan en cualquier lugar donde se encuentren. Aristteles mismo, como digo, despus de haber referido estas co^as, la verdad incontestables y confirmadas por el testimonio de nuestros observadores, aade otras varias circunstanciasen que lo cieno parece estar mezclado con lo falso ; pero basta analizarlo todo para deducir lo que realmente haya de cierto.

Asegura en primer lugar que las perdices hembras deponen la mayor parte de sus huevos en lugar escondido, para resguardarlos de la inclinacin que tiene el macho destruirlos, porque los considera como un obstculo sus placeres. Willughby ha considerado todo esto como una fbula, aunque mi entender con harta severidad , supuesto que distinguiendo lo fsico de lo moial y separando el hecho observado de la intencin supuesta, lo que Aristt teles ha dicho es cierto, y se reduce que la Perdiz tiene , romo todas las dems aves hembras, el instinto de esconder su nido; y que los machos, sealadamente los supernumerarios , procurando juntarse en el tiempo de la incubacin , han causado mas de una vez notables perjuicios la cria sin mas intencin que la de gozar de la clueca : este es el motivo porque en todos los tiempos se ha recomendado la destruccin de estos machos supernumerarios como uno de los medios mas eficaces para favorecerla multiplicacin dla especie, no solo de Perdices, sino tambin de otros varios animales silvestres.

Dice tambin Aristteles en segundo lugar, que la perdiz hembra divide los huevos de una sola puesta en dos crias , encargndose ella de la una y el macho de la olra , hasta el lin de entrambas, lo que est en contradiccin con el instinto que l supone en el macho, de procurar romper los huevos; pero concillando el mismo Aristteles con la verdad, puede decirse que, como la Perdiz hundir no pone sus huevos en el mis-



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