Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia Natural > Tomo 5 Peces
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión
NATURALEZA. ZOOLOGÍA
, que en los adultos, lo cual prueba que su cerebro no. crece en la misma proporción que el resto de su cuerpo; y efectivamente Cuvier obtuvo casi las mismas dimensiones en individuos de los cuales el uno era dos veces mavor que el otro.
Los lóbulos que componen el encéfalo se hallan situados en lila los unos detrás de los otros y representan á menudo una especie de doble rosario. Vense sin embargo también algunos tubérculos, á veces bastante numerosos, ocultos en el interior ó debajo de alguno de los grandes lóbulos. Para llegar á reconocer la analogía de estos diversos lóbulos y tubérculos con los de los cerebros de las demás clases, es preciso partir de un punto fijo. Este será el cerebelo (a), acerca de cuya naturaleza no podemos engañarnos, caracterizado como está por ser impar y por su posición trasversa en la parte superior de la médula, a la cual une por los lados, como si fuera un puente.
Delante del cerebelo se ve sin disección en la cara superior un primer par de lóbulos (6, 6, ib), cuyo interior está constantemente hueco, y que van precedidos por uno y á veces por otros dos pares (e, c, ib) generalmente sólidos. En el interior de los lóbulos-huecos, sobre su base y delante del cerebelo, hay á menudo uno ó dos pares de tuberculitos (d, ib). En la cara inferior se nota debajo de los lóbulos huecos otro par de protuberancias (e, e, ib) que podremos llamar lóbulos inferiores, y entre ellos, Delante, está suspendido un cuerpo impar (f) que corresponde á la llamada glándula pituitaria. Detrás del cerebelo se ven otros lóbulos (g, g,) que difieren por su número y por su configuración, de los cuales no se notan á lo sumo mas que vestigios en las clases superiores, y que llamaremos lóbulos posteriores.
Ciertos anatómicos toman los lóbulos huecos por los hemisferios del cerebro, los lóbulos colocados mas hacia adelante por los análogos de las protuberancias olfalorias de las clases superiores, y los lóbulos inferiores por los análogos de los lóbulos ópticos de las aves. Otros consideran los lóbulos inferiores como análogos de las protuberancias mamilares de los mamíferos, los lóbulos huecos como los de los lóbulos ópticos de las aves; colocan el cerebro propiamente dicho en los lóbulos anteriores, á pesar de su pequenez y de su sencillez, y no quieren reconocer protuberancias olfatorias mas que en los lóbulos que preceden á veces á aquellos, ó mas bien que se diferencian de los mismos en ciertos casos por una extrangulacion.
Antes de decidirnos entre estas dos opiniones, es preciso entrar en mas pormenores sobre las formas y la composición de esas partes y sobre las principales variaciones que sufren en las diversas especies.
El tamaño relativo del cerebelo (a) es bastante considerable, y á menudo de mayor volumen que las partes situadas delante de él. Sus lóbulos ó no existen, ó forman tan solo ligeras eminencias. En los peces óseos (la perca, por ejemplo) su forma es muy frecuentemente la de un cono romo de vértice encorvado hacia atrás, casi al reves de un gorro frigio; sin embargo, hay también casos, en que su vértice (como en los escómberes), se encorva hacia adelante; y otros, como en el atún, en que se extiende de delante atrás hasta cubrir casi todo el resto del encéfalo. En los condropterigios toma formas y volúmenes muy diferentes; ora casi reducido á una barra trasversa, como en los sollos y las lampreas, ora redondo, ú oval, ó lobulado, y muy voluminoso, como en las rayas y sobre todo en ciertos escualos. Tiene también á veces, especialmente en muchos escualos, en el atún, surcada trasversalmentesu superficie; pero aun en el caso de ser lisa, como de ordinario, se ve en el interior de su sustancia un eje medular que envia ramúsculos dé la misma naturaleza á la materia cortical, y que ofrece una cavidad en comunicación con el cuarto ventrículo. Los lóbulos huecos (6, 6), situados inme-
en los ciprinos. Estas denominaciones no son felices, pero tampoco tuvo el autor la intención de significar con ellas la concordancia de las partes. En los trabajos de Vicq d'Azvr, en 1776, se nota poca fijeza en las ideas acerca de las denominaciones de las partes; en los de Monro, en 1785 apenas hay nada que merezca especial mención; en los de Ebel, en I788, se ve que sigue este autor las mismas huellas de Camper.
En 1800 consideró Cuvier, al ejemplo de Cauner y de Ebel, los lóbulos medios como les verdaderos hemisferios, los tubérculos que contienen como cuadrigaminos, los lóbulos inferiores le parecieron los tálamos ópticos, y dio á conocer ademas muchas circunstancias generales de la distribución de los nervios. Uno de los trabajos mas ricos y mas exactos es el de Apostole-Arsaks, en 1813. El autor cree que los lóbulos huecos que hay inmediatamente delante del cerebelo, son los análogos de los tubérculos cuadrigéminos, y que los que se hallan delante de estos son los únicos representantes de los hemisferios. En 1817, Weber continúa llamando hemisferios á los lóbulos huecos, pero en eI lóbulo impar ó cerebelo cree ver el análogo de los tubérculos cuadrigéminos, dando el nombre de cerebelo á los lóbulos que hay detrás del impar, á los que orillan y cubren el cuarto ventrículo. Débense á ese hábil anatómico ímportantes descubrimientos sobre la neurología de los peces, especialmente la del nervio longitudinal superior, que cree nace siempre del quinto par, si bien contribuye igualmente á menudo al mismo objeto el octavo. Fenner abrigaba todavía en 1820 la idea de que el verdadero cerebro está representado por los lóbulos huecos, y coloca los tálamos ópticos en los lóbulos inferiores.
Treviranos expuso en el mismo año (1820) su teoría del cerebro de los peces. Los lóbulos anteriores representan, á su entender, los lóbulos olfatorios del cerebro de los mamíferos, los lóbulos huecos de delante del cerebelo, ó, como él los denomina, los hemisferios posteriores, corresponden á la parte posterior de los talamos ópticos; pero les atribuye las funciones del gran cerebro Los tubérculos que contienen son los cuadrigéminos; y los lóbulos inferiores las eminencias mamilares. Vese, pues, que se separa poco de Camper y de sus partidarios.
La Academia de ciencias de París propuso, por indicación de Cuvier, para tema de uno de sus premios de 1821, la descripción comparativa del eocéfalo en las cuatro clases de vertebrados. Obtuvo el premio Mr Serré, quien publicó su memoria en 1824, pero desgraciadamente se puso muy poco cuidado en los grabados El gran volúmen y la cavidad de los tubérculos cuadrigéminos en el feto de los mamíferos le determinan á considerar, como Arsaky, los lóbulos de delante del cerebelo como los análogos de dichos tubérculos, y á tener en general el encéfalo de los peces como representante bajo muchos conceptos del del feto de los animales superiores.
Desmoulins y Magendie han presentado también diferentes observaciones sobre el particular, pero adoptan, lo mismo que Sene, las ideas de Arsaky sobre los diversos lóbulos.
Lo que mas sorprende, al ver el cerebro de los peces es su suma pequenez, no solo con relación á la totalidad del cuerpo, sino también respecto á la masa de los nervios que emanan de él, y hasta á la cavidad del craneo en que se aloja. No llena ni con mucho esta cavidad, y el intervalo entre la pia madre que se le adhiere de cerca y la dura madre que tapiza el cráneo interiormente se halla ocupado tan solo por una celulosidad floja ó una especie de aracnoides, impregnada con frecuencia de un aceite, ó bien á veces, como en el sollo y el atún, de una grasa bastante compacta. Se ha observado que este vacío entre el caneo y el cerebro es mucho menor en los individuos jóvenes
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