Tomo 5. Página 8. Zoología. Peces. Museo Pintoresco Historia Natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza. en Aragón.

Tomo 5. Página 8. Zoología. Peces. Museo Pintoresco Historia Natural. Los Tres Reinos de la Naturaleza.

Museo Pintoresco Historia Natural Tomo 5 Peces

Naturaleza de Aragón > Museo Pintoresco Historia Natural > Tomo 5 Peces

Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

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superior al del mineral, cuyo trabajo es aislado y se opera tan solo de molécula á molécula, según perfectamente se ve en las reacciones químicas.

Por lo tanto, la naturaleza no está ni mas ni menos animada, ora se multipliquen, ora perezcan los cuerpos orgánicos, porque cada átomo de materia posee su dosis indestructible y radical de fuerza. Cuando el animal y la planta mueren, cada molécula recobra su vida propia, y pasa al estado de muerte que denominamos estado mineral. De consiguiente, esa fuerza universal que tiende constantemente á la complicación, y que se halla en perenne lucha con su antagonista que aspira á la simplificacion, nos da siempre por resultado seres bien caracterizados, que sin vacilar puedan incluirse en alguno de los tres reinos anteriores. En muchos casos son sus productos seres ambiguos vegetantes ó vivos alternativamente, acerca de cuya clasificación se han suscitado varias dudas, llegándose á proponer la admisión de un reino llamado Epsicodiario (de t>>v*, alma, espíritu, y de I >b, camino, viaje) que sirviese de tránsito, como lo indica su nombre, del reino vegetal al reino animal. Esta idea, sometida á la pública discusión por Bory de Saint Vicent, no encontró eco en la mayoría de los naturalistas, quienes ó la impugnaron, ó la desdeñaron sin tomarse siquiera la molestia de mencionarla. Su autor habia caracterizado ese reino incluyendo en él «individuos apáticos que se desarrollan y crecen del mismo modo que los minerales y los vegetales;

En la naturaleza no hay muerte absoluta, sino tan solo relativa á nuestra existencia organizada. Verdad es que hay moléculas minerales que no pueden prestarse á la organización, incapaces de nutrir á un ser vivo y de transformarse en su naturaleza animada, pero eso depende de que no son susceptibles de reunir sus fuerzas vitales, por una causa desconocida, que puede ser análoga, si se quiere, á un diverso estado eléctrico, á una falta de polarización, etc., etc.

Reasumamos: un cuerpo organizado apenas difiere de otro bruto mas que en hallarse concentradas en el primero las vidas particulares y diseminadas por todas las moléculas en el segundo: de consiguiente, no hay diferencia alguna específica en su naturaleza, sino que todo depende de la mayor ó menor centralización de las fuerzas vivas de la materia.

Si recorremos la cadena de los seres organizados observaremos desde luego que esa reunión de fuerzas vitales da por resultados, en el hombre y en el animal, dos modos de existencia. Por el primero el animal se nutre, crece y se reproduce, por el segundo siente, piensa y quiere. Las plantas solo ofrecen el primer modo de existir.

Véase por qué en el reino orgánico se admiten dos vidas: una llamada vegetativa, común á las plantas y á los animales; otra sensitiva é intelectual, peculiar de estos últimos. ¿De qué depende esa diferencia de efectos? Es un arcano que nos tiene velado la naturaleza. Vense los efectos pero se ignoran las causas. No parece sino que la vida se depura poco á poco y sale progresivamente del seno de la materia, desplegando toda su fuerza y esplendor en el vértice de la escala orgánica que es el hombre, para desvanecerse diseminándose por el reino mineral. Esa continua gradación de organizaciones, ese sucesivo desarrollo del principio vital, oscuro en el mineral, vegetante en la planta, sensible, pensante y volitivo en el animal, nos muestra una fuerza que obra perpetuamente sobre la tierra: el mineral aspira á la vida vegetal, la planta a la vida animal, y el animal á la vida inteligente y de raciocinio ó sea el hombre. Pero al lado de esa fuerza que tiende á la complicación encuéntrase otra antagonista que preside á la simplificación, resultando de ahí el justo equilibrio de vida y de muerte que renueva sin cesar el teatro del mundo. Todo se compensa: lo que un reino pierde, otro lo gana; y lo que se toma de una especie, de un individuo, pasa á otra especie, á otro individuo, mediante una eterna armonía.

De todo lo expuesto se deduce que se conocen en la naturaleza tres modos de existir, modos que constituyen tres grandes divisiones, cuyos límites deben marcarse del modo siguiente :

Minerales, sustancias dividuales, de vida simple ó molecular, indestructible. —Empleamos la palabra dividual para dar á entender que el mineral no tiene órganos con los cuales se halle enlazada su vida y que dividiéndole, pulverizándole, no por eso pierden las moléculas sus propiedades naturales. Vegetales, cuerpos individuales, de vida compuesta, orgánica.

Animales, cuerpos individuales, de vida recompuesta, orgánica y

sensitiva...........,

nacen , engendran y mueren.

hasta el momento en que propágulos animales ó fragmentos reproductores vivos difunden la especie para perpetuarla en sitios de elección.» Idea tal pertenece ya á la historia. Y con razón, porque no hacia mas que dilatar la dificultad sin resolver nada, sin herir el fondo de la cuestión; ademas de que establecía dos limites en el tipo organizado, cuando tan difícil es establecer uno solo.

Algo mas séquito ha tenido, en verdad, el pensamiento de constituir con el hombre un reino aparte denominado por eso mismo Hominal. Nada tiene de extraño, ya por la influencia que en las ideas ejerce la filosofía, la cual solo estudia la vida sensitiva é intelectual, sin tomar en cuenta para nada la vegetativa, ya por hallarse interesado en esta cuestión el orgullo del hombre, su amor propio y sus creencias religiosas. Pero el naturalista, menos dado a vagar por los campos de las teorías y atenido siempre á los resultados positivos de la observación y de la experiencia, ha sacrificado su orgullo en aras de la ciencia severa que enseña desnuda la verdad. Por eso, sin negar la gran superioridad del hombre sobre los demás animales, han desechado los naturalistas la idea de la creación de un reino hominal.

Borrados definitivamente de las ciencias los reinos Epsicodiario y Hominal, no han quedado mas que los tres que mas arriba indicamos, á saber: el Mineral, el Vegetal y el Animal. Cada uno de estos ha sido objeto de mil y mil investigaciones que les han hecho progresar de un modo admirable, porque de día en día se va ensanchando el círculo de los conocimientos en las ciencias naturales. La zoología sobre todo, es la rama que mas se ha desenvuelto alcanzando un grado de perfección sorprendente. Los profundos conocimientos anatómicos y fisiológicos que hoy dia se poseen, una clasificación mas ó menos variada en sus accidentes, y la sensatez y cordura que distingue á los naturalistas modernos, son la circunstancias que mas han contribuido al realce y esplendor de la zoología. A las antiguas clasificaciones empíricas se han substituido las modernas mucho mas filosóficas y perfectas.

Hoy dia se dividen todos los animales en dos grandes grupos ó secciones, incluyendo en el primero á los animales que presentan un neuro-esqueleto, y en el segundo á los que carecen de esta armazón ósea. La primera division de los animales es, pues, en :

1 º Vertebrados;

2.º Invertebrados.

Prescindiendo de estos últimos, y tomando en consideración tan solo los vertebrados, se ve desde luego que estos presentan algunos tipos muy marcados. Los mamíferos, las aves, los reptiles y los peces se distinguen perfectamente á primera vista entre sí, salvo ligerísimas excepciones, y por eso apenas tomó la ciencia el carácter de tal, quedando admitidos con

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