Zoología. Peces. Los Tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 5. Página 310. en Aragón.

Zoología. Peces. Los Tres Reinos de la Naturaleza. Tomo 5. Página 310.

Buffon Los Tres Reinos de la Naturaleza

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Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 6 de junio de 2024 última revisión

do en el dorso, ligeramente comprimido en los costados, y grueso y cilindrico cerca déla cola detrás de la segunda dorsal. Su altura en las pectorales está siete veces contenida en la longitud total, y el grueso cerca de ese sitio compone la mitad de la altura. En el nacimiento del trozo de la cola, mas allá de la dorsal y de la anal, su grueso iguala á la altura y se encuentra contenidoquince veces y media en la longitud total.

En esa misma está representada cinco veces y un tercio la de la cabeza: ei hocico es comprimido, pero redondo y obtuso por causa de su grueso en las demás dimensiones. Estando cerrada la boca excede la mandíbula superior un poco á la inferior. El ojo es de un regular diámetro y perfectamente redondo; el círculo de la órbita está colocado bajo la línea del perfil sin interrumpirla; su diámetro es el quinto de la longitud de la cabeza, y no dista del otro ojo mas que una vez y media la longitud de ese diámetro. El semicírculo posterior está bordeado de poros profundos, cuyas aristas de separación son de naturaleza córnea. La porción anterior del círculo está rodeada de una piel angosta y cubierta de finísimas granulaciones, delante de la cual se ven también algunos poros, pero no tan profundos , ni aparentes como los otros. Entre los tíos, el extremo dei hocico y el borde de la mandíbula superior hay un ancho espacio triangular, en cuya base existe un suborbital oculto bajo una piel gruesa y cubierta de ásperas granulaciones , que vistas con el lente aparecen dispuestas en sutilísimos

i filetes unidos entre sí y muy numerosos. Remóntanse estas asperezas hasta la extremidad del hocico y se extienden sobre el cráneo un poco mas allá de los

I ojos. También se ven algunas en la porción visible y horizontal de la mandíbula inferior. El suborbital es grande, delgado y cubre al estar cerrada la boca al maxilar y la mayor parte del intermaxilar. No tiene dentelladura alguna, ni sinuosidad, en el borde del suborbital; lo demás del hueso se percibe al tacto, y uo tiene movilidad. Las ventanas de la nariz están situadas tan arriba del perfil que pueden verse al mirar el vértice, y la línea trazada de la una á la otra es oblicua respecto al perfil del hocico. Ambas aberturas

, son redondas, bastante grandes y hundidas, y la an-

I terior es la mayor de las dos.

Propiamente hablando no tiene labio mas que en la mandíbula superior: dicho labio es alto y forma una especie de rodete carnoso que se remonta un poco

! sobre el hocico entre los dos suborbitales; pero ni es grueso, ni movible y oculta enteramente los dientes de aquella mandíbula. Cuéntanse veinte y cuatro ó veinte y cinco de estos en cada uno de los lados, y

! son sencillos, cónicos y algo encorvados hacia atrás:

! su punta parece ser mas dura y está teñida de un

, color rojizo: están ademas poco adheridos al hueso, y en casi toda su longitud permanecen envueltos en el rodete carnoso formado por el borde interno del labio al través del cual salen. No deja de presentar, siu embargo, todo este conjunto alguna semejanza con lo que se ha observado en los múgiles. La mandibula inferior presenta una conformación

i única en los peces. Cada una de sus dos ramas es muy delgada, pero tan alta que hacia el centro la altura iguala la mitad de la longitud de la mandíbula: el borde en que están situados los clieutes está encorvado en forma de arco, cuya convexidad mira al paladar , y como las dos ramas se aproximan por una de las extremidades de este arco convexo resulta que la altura del síníisis no llega á la tercera parte de la altura de la rama. La extremidad articular es mas alta, casi el doble de la anterior. El borde inferior es horizontal y al estar cerrada la boca se oculta enteramente en lo interior, de manera que no se ve mas que la porción horizontal y plana de la rama de la mandíbula, la cual da entonces á este órgano un as-

Su cuerpo prolongado en forma de huso, las crestas salientes que se observan en cada lado de su cola, la disposición de las espinas de su dorsal, y hasta la forma y situación de los dientes de los palatinos y su prolongamiento en figura de lanceta , son una combinación de caracteres análoga á la que presentan muchos escomberoideos; pero las ventrales están situadas detrás de las pectorales como las de los múgiles, y esta circunstancia les da el carácter de abdominales.

No es solo esa particularidad la que tuvo presente Mr. Cuvier al aproximar este singular pez á los múgiles. El maxilar delgado y oculto bajo el borde anterior del suborbital, y el grueso del labio superior que forma una prominencia sobre el hocico dan á este pez tal semejanza con la familia de los múgiles, que no pudo pasar desapercibida de muchos antiguos observadores.

En efecto Cuvier conoció que Rondelet habia obrado en este sentido al presentar un diseño bastante mediano, copiado, como el mismo lo dice, de un individuo que le fue comunicado en Pisa por un tal Portius ó Porcio, hombre que según Rondelet se distinguía por la estension de sus conocimientos y ilustración.

Es sensible que el ictiólogo de Montpeller no hubiese entrado en mas detalles acerca de este pez. Parece que el individuo que tuvo ocasión de observar estaba en mal estado de conservación, y asi se explica el no haberle visto Rondelet mas que siete ú ocho espinas en el dorso, y el haber incurrido un ictiólogo tan distinguido en el error de incluirlo entre los múgiles , puesto que le dio la denominación de mugil niger.

Salviani, contemporáneo de Rondelet, no hace mención de este pez al hablar de los de Roma; pero posteriormente encontramos un diseño suyo en Aldobrando con el título de corvus nilolkus. Este fue el nombre con que se lo remitieron; pero el autor no da ningún otro detalle por donde se pueda justificar que el ejemplar procedía de las costas de Ejipto. Tuvo también Aldobrando la idea de compararlo con el múgil, como Rondelet. El diseño que con este motivo presentó y que por su tamaño se aproximaba mucho al natural era mas exacto que el Rondolet.

Gesner según su costumbre reprodujo el artículo de este último sin la menor alteración. Causa admiración y demuestra cuan raro debe ser este pez la circunstancia de no hacerse mención de él en la ictiología de Nisa. Mr. Risso lo describió en la primera edición de esta obra publicada en 1810; pero desgraciadamente presentó pocos detalles, y el diseño que presentó es aun mas imperfecto que la descripción.

Teniendo sin embargo presente uno de los caracteres mas notables de este pez se valió de él para formar el género tetagronuro. En la segunda edición estableció una familia para ese género único con el nombre de tetragonuridos. Esto es lo único que el infatigable ictiólogo de Niza añadió á lo que habia dicho en su primera edición, y en realidad lo añadido era de poca importancia. Mas adecuado á los principios de historia natural hubiera sido dejar ese género entre los múgiles, que reunir bajo el nombre de mu-giloideos en una sola familia á estos últimos á los apo-gones, y á los pomátomos. A pesar de eso la ciencia debe mucho á Mr. Risso, pues él fue quien dio á conocer la procedencia y algunas de las costumbres del telragonuro.

El no hacerse mención de este pez en las obras de Mr. Ralinesque, ni en la Fauna italiana del príncipe Musignano, ni existir ejemplar alguno en las colecciones de Mr. Savigny, acaba de demostrar lo muy raro que debe ser en las aguas del Mediterráneo.

El tetragonuro tiene el cuerpo prolongado, redon-