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478. LOS TRES REINOS de LA NATURALEZA. ZOOLOGÍA,
GENERO. ELAPS
(Scheneider.)
Caracteres: Cuerpo cilindrico, largo, delgado, casi de igual grosor en la cola; cabeza pequeña, redondeada, convexas, con placas y un escudo, posteriormente de igual grosor que el cuello, el cual no se dilata; boca pequeña ó poco hendida, con la mandíbula superior corta, poco dilatable, sin masque dienteeitos venenosos acanalados delante, y ningún diente sencillo ó liso; escamas del dorso y de los costados lisas, recargadas, romboidales, iguales todos; cola redondeada, con las urostegas en doble fila.
Elaps es el nombre griego de una serpiente citada por Nicander. Plinio lo empiea también para designar una serpiente venenosa. Es decir que su uso fue muy vago antiguamente, pero hoy se aplica á un grupo genérico cuya característica acabamos de dar.
El hueso cuadrado ó intra-artícular merece tal vez no mas que en este grupo el primer nombre, porque es casi tan ancho como largo, lo cual se observa pocas veces en este orden. En los huesos supra-maxilares no hay mas que los dientes venenosos, siendo por lo tanto preciso atender á la estructura pr.ra no contundirlos con los solenoglifos, si bien en estos tampoco se ve prolongación posterior. Los eptérigo-palati-nos llevan muchos dientes, perolos maxilares inferiores llevan pocos. En punto al aparato bucal óseo, si bien le falta movilidad á la mandíbula superior, pueden no obstante dilatarse extraordinariamente las dos ramas de las inferiores, pudiendo por lo mismo engullir enteras presas de gran calibre.
Las especies del género Elaps solo se han encontrado hasta ahora en los climas mas cálidos del Asia, del África y de la Australia, y algunas en la América septentrional , pero ninguna en Europa. Prefieren al parecer las localidades pobladas do vegetales y al mismo tiempo un poco húmedas, á fin de preservarse de los mas ardientes rayos del sol. Se les encuentra también en las altas yerbas de los sitios pantanosos y de los bosques , porque los elaps no están dotados de la facultad de trepar á las ramas de los árboles. Dícese que sus movimientos son poco rápidos; que permanecen ocultos debajo de los montones de hojas secas y de los troncos de los arboles; y que emboscados allí
i están espiando el paso de los reptiles y de los peque-I ños mamíferos no protegidos por pelos ó por plumas, ¡ probablemente porque tales presas presentarían de-1 masiado volumen, dificultando la deglución.
Por punto general los elaps son de vistosos colores, pues los mas de ellos suelen llevar fajas trasversas de un blanco puro, de un negro intenso , que á menudo alternan con otras de color rojo de coral, rosáceas, azules, vioLdas, amarillas, etc. Estos hermosos colores y la brillantez de sus atavíos han interesado la curiosidad de los indígenas y la de los viajeros que recorren aquellos paises. Los mas cuentan que las señoras las cogen para que les sirvan de recreo, de curiosidad y hasta de aderezo que halague su coquetería. Asegúrase que las usan como adorno para brazaletes naturales y especie de collares vivos, ligeros y muy agradables por la frescura que comunican á la piel. Aquella serpiente roja y negra hace resaltar por otra parte su blancura, con el contraste de los colores y con sus ondulosos movimientos , á las partes de agradables formas que rodea con sus sinuosas evoluciones. Las mujeres, jugando asi con los elaps, ignoran el peligro á que se exponen, si bien es verdad no tan temible, ya por el carácter poco irascible de aquellos pequeños olidios que no piensan en morder, ya por la pequenez de su boca que se opone á una agresión con los dientes.
Muchas son las especies de este género parecidas todas entre sí : 1.° por la forma general del cuerpo, que es cilindrico y no presenta distinción do regiones; 2."por la exigüidad de la cabeza que se contunde con el tronco; 3." por la corta extensión relativa ó el pequeño orificio aparente de la boca; i." por la estructura y reducida extensión de las mandíbulas; 5.° por el pulimento y brillantez de las escamas que son muy lisas; y 6.° en fin , por toda su fisonomía ó su facies exterior que les da cierta semejanza con las especies del género Calamaria. Mediando, pues , ta. analogía, ha sido preciso acudir á la coloración para distinguir las especies. Imposible es formarse una idea de la viveza y brillantez de los colores que adornan á los elaps. colores que van desapareciendo por la acción prolongada de la luz y de los líquidos en que Se les conserva , hasta quedar reducidos á una tinta oscura y á veces negra. De ahí procede la gran dificultad en la clasificación y el sin número de especies (pasan de cincuenta) que los autores han referido, con razón ó sin ella, al género Elaps. Por nuestra parte solo admitimos ventiuna ó ventidos especies, cuyas diferencias principales van anotadas en el si-guíente cuadro.