Naturaleza de Aragón > Historia Natural
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 31 de diciembre de 2024 última revisión
1. Las rocas. Las rocas son agregados naturales de diferentes individuos minerales. Cuando éstos pertenecen todos a la misma especie mineral, la roca es simple; cuando la forman minerales heterogéneos se denomina compuesta.
Cada especie litológica se caracteriza por la índole de los minerales esenciales que la constituyen. Más, al lado de éstos, pueden presentarse en la roca uno o varios minerales accesorios y accidentales que permiten distinguir diferentes variedades de ella.
2. Clasificación de las rocas. Las distintas clases de rocas difieren unas de otras por su composición química y mineralógica; por su estructura, o modo de disponerse en su seno los minerales integrantes; por su yacimiento, o situación en la corteza terrestre, y por su origen o modo de formación.
El carácter del origen es el más importante desde el punto de vista geológico y atendiendo a él agruparemos las rocas en tres clases:
1ª Rocas eruptivas o ígneas, originadas por la consolidación de un magma fundido al enfriarse. Por originarse el magma en las zonas profundas de la corteza terrestre se llaman también rocas de origen endógeno.
2ª Rocas sedimentarias, formadas por depósito o sedimentación de materiales procedentes de la destrucción de rocas preexistentes. Se llaman también de origen exógeno.
3ª Rocas metamórficas, resultantes de la transformación de otras rocas por la acción de fenómenos que oportunamente estudiaremos.
1. Composición. Desde el punto de vista químico y mineralógico se distinguen dos grupos de rocas ígneas: las ácidas, en que hay del 52 al 80% de SiO2 y, por tanto, contienen cuarzo libre, y las básicas, en las cuales la proporción de sílice oscila del 40 al 52% y carecen de cuarzo. Se ha observado que en las rocas ácidas escasean el magnesio y el hierro, por cuyo motivo son de tonos claros (rocas leucocratas), mientras en las básicas abundan estos metales, por lo cual son oscuras (rocas melanocratas).
2. Estructura. Aparte de la composición química y mineralógica, tiene la importancia en la clasificación de las rocas eruptivas la estructura, es decir, la forma y trabazón con que se presentan los minerales integrantes.
Desde este punto de vista las rocas eruptivas pueden ser:
1º Granudas, cuando todos sus minerales integrantes se hallan cristalizados en cristales del mismo tamaño puestos en contacto unos con otros (fig. 743). Por el tamaño de los granos integrantes se clasifican en macrogranudas y microgranudas.
2º Porfídicas, cuando se distinguen en ellas cristales más o menos aparentes (fenocristales) y una masa o pasta de apariencia homogénea que los engloba separándolos unos de otros. Al microscopio la pasta se muestra unas veces formada de diminutos cristales, llamados microlitos; otras, de una masa general amorfa, y otras, de ambas cosas a la vez (fig. 744).
3º Vítreas, es decir, rocas constituidas por una masa amorfa. En ella se distingue, al microscopio, la presencia más o menos abundante de finísimos cristalitos que muchas veces deben su origen a una desvitrificación de pasta, ocurrida después de a consolidación del magma, y otras son cristales embrionarios, que delatan una cristalización incipiente interrumpida por la consolidación (fig. 745).
El mismo magma puede presentarse consolidado en cualquiera de esos tipos de estructura. Este hecho depende del modo como la masa ígnea se ha solidificado. En efecto, cuando el magma se ha consolidado a grandes profundidades de la corteza terrestre, lo ha hecho lentamente, dando tiempo a la homogénea cristalización de todos sus materiales: así se forman las rocas granudas, llamadas por esa razón, intrusivas o plutónicas. En cambio, si la solidificación se verifica al exterior, la roca presentará estructura vítrea o porfídica, según que la consolidación se haya realizado totalmente al exterior o haya empezado en el interior con la formación de los fenocristales. Estas rocas reciben el nombre de efusivas o volcánicas.
En ellas es general que los cristalinos estén ordenados como las maderas que flotan en la corriente de un río, indicando que, antes de la solidificación del magma, la roca fluía sobre el terreno formando corrientes volcánicas se conoce con el nombre de textura fluidal (figs. 744 y 745). Muchas rocas volcánicas ofrecen textura espumosa, esto es, su masa está plagada de burbujas debidas a la rapidez con que se ha verificado en ellas la destilación de las emanaciones gaseosas.
Intermedias entre las rocas intrusivas y las efusivas son las rocas filonianas, consolidadas a poca profundidad, generalmente en los conductos de salida de los magmas.
3. Disposición o yacimiento de las rocas eruptivas (fig. 746). Las grandes masas magmáticas consolidadas a grandes profundidades bajo la superficie del suelo reciben el nombre de batolitos (a). Su espesor no puede precisarse, pero se sabe que muchos de ellos encierran en su interior, o cubren, núcleos de magma fluido (b). En países muy antiguos, como Galicia, el Guadarrama, etc., etc., la erosión continuada de las rocas sedimentarias ha dejado al descubierto inmensos batolitos que se presentan actualmente en yacimiento superficial. Las masas magmáticas consolidadas entre los estratos, formando expansiones lenticulares de gran tamaño (c), reciben el nombre de lacolitos. Cuando la consolidación del magma tiene lugar en las grietas de la corteza terrestre se forman diques (e). Las rocas efusivas se presentan en forma de corrientes de larvas solidificadas (g); en forma de mantos eruptivos de gran extensión (h), o bien en forma de cúpulas o cabezas de clavo, esto es, en masas acampanadas que representan la extrusión de un magna de gran viscosidad que se consolida sin fluir sobre la superficie del terreno (i). Como es natural, las cúpulas o cabezas de clavo son en realidad el núcleo de volcanes desmantelados (fig. 746).
Las más importantes son el granito y el gabro, que abundan extraordinariamente.
Granito. Es una mezcla granuda de cuarzo, feldespato, ortosa y mica, que lleva a veces numerosos minerales accesorios (granates, turmalinas, topacios, etc.) (fig. 743).
Es roca muy antigua y extraordinariamente abundante. Proporciona excelente material de construcción (piedra berroqueña) y adoquines. Los batolitos graníticos se presentan quebrados en lonjas o en bloques paralelepipédicos mediante grietas especiales llamadas científicamente diaclasas y por los mineros pelos o lisos. La intemperie redondea esos bloques y comunica a los países graníticos desarbolados un aspecto especial (topografía granítica) (fig. 747). En España abunda el granito en Galicia, en los Pirineos y en las cordilleras centrales.
Gabro. Es una roca de grano muy grueso desprovista de cuarzo, constituida por una plagioclasa calcárea (labradorita) y el piroxeno dialaga, mineral verde negruzco y de brillo metálico. Con frecuencia lleva olivino. Este mineral y la dialaga comunican a esta roca gran densidad y colores verdosos oscuros. El gabro es una excelente y bella piedra de construcción que en España se encuentra en Andalucía y en los Pirineos, junto con el granito.
Aunque de menor importancia que las rocas anteriores, merecen mención las siguientes:
Sienita. Difiere del granito por la falta de cuarzo. La mica está constituida a veces por hornblenda o augita.
Diorita. Roca granuda, moteada de cristales blancos de plagioclasa y negros de hornblenda o augita. Carece de ortosa, en lo que se diferencia de la sienita.
Peridotita. Roca formada predominantemente de olivino (peridoto) acompañado de piroxenos y anfíboles. La falta de elementos claros (cuarzo y feldespatos) comunica a esta roca colores muy oscuros.
Cada género de roca granuda o intrusiva tiene, como ya sabemos, sus correspondientes representantes en rocas de tipo porfídico y vítreo, es decir, en rocas efusivas. En general, estos representantes volcánicos de los diferentes magmas eruptivos son dobles uno corresponde a erupciones volcánicas recientes; el otro es propio de las erupciones volcánicas antiguas. Estas últimas debieron ser primitivamente como las anteriores, pero en la actualidad se presentan más o menos alteradas en su constitución química y cristalizada de una manera más perfecta.
Liparitas o Riolitas. Resultan de la consolidación extratelúrica del magma granítico. Tienen, por tanto, los mismos minerales que el granito (*) (La Ortosa, sin embargo se halla constituyendo una variedad especial llamada sanidino ortosa vítrea y ortosa de los volcanes). La textura fluidal es en esas rocas tan frecuente que a ella alude el nombre de riolitas (fig. 744).
Cuando el magma riolítico se enfría rápidamente se originan las rocas llamadas vidrios volcánicos. Los más notables son la obsidiana y la pumita. La obsidiana es negra, compacta y de fractura concoidea con aspecto de vidrio de botella. La pumita es la piedra pómez, roca esponjosa, plagada de largos microlitos que le dan brillo de seda, y notable por flotar en el agua. Esta propiedad la debe a las burbujas de aire aprisionadas en sus infinitos poros. Tiene aplicación para pulimentar y en tocador.
Basaltos. Son rocas oscuras y pesadas, de gran compacidad y resistencia, que equivalen a los gabros. Al microscopio (fig. 748) se distinguen en ellas fenocristales claros, de plagioclasa; verdes, de augita y olivino, y negros, de magnetita. La pasta es vítrea o aparece plagada de largos y delgados cristalitos de esos mismos minerales, en clara textura fluidal.
Los basaltos forman, en los terrenos volcánicos recientes, extensas coladas y mantos eruptivos a veces gigantescos. El del Dekán, en la India, ocupa una superficie de unos 300,000 km.2. Es notable la descomposición de esta roca en prismas o columnas exagonales normales a la superficie del manto (fig. 749). Gracias a esta propiedad, el basalto se explota cómodamente para la construcción de los adoquines. En España son notables los basaltos de las regiones volcánicas extinguidas de Olot (Gerona, fig. 745) y de Ciudad Real, y los de Canarias.
Pórfidos cuarcíferos. Son liparitas de volcanes muy antiguos con la pasta totalmente recristalizada o, cuando menos, con la textura fluidal del basalto poco aparente.
Traquita. Es el equivalente volcánico de la sienita. Se distingue del basalto por su color claro y por su patente aspereza al tacto, así como también por su débil resistencia.
Andesita. Corresponde a la diorita. Abunda en las regiones volcánicas de los Andes. En España se encuentra en el Cabo de la Gata. Las porfiritas andesitas antiguas y alteradas. Una de sus más bellas variedades es el famoso y ornamental pórfido rojo antiguo, procedente de Egipto.
Merecen especial mención las diabasas y ofitas, rocas intermedias, por su estructura, entre los gabros y los basaltos. Son totalmente cristalinas y suelen presentarse en diques. Generalmente los minerales integrantes están algo alterados y les dan aspecto verdoso.
Las ofitas, muy abundantes en España, tienen una estructura especial.
1. Clasificación. Los materiales que constituyen las rocas sedimentarias proceden, más o menos directamente, de otras rocas anteriores destruidas por los agentes geológicos externos. Atendiendo a la manera como estos materiales se han sedimentado, se distinguen tres clases de rocas sedimentarias: rocas detríticas o de origen mecánico; rocas de precipitación química, y rocas de origen orgánico.
2. Disposición de las rocas sedimentarias. Estratificación. Las rocas sedimentarias están estratificadas, es decir, constituyen, al depositarse, capas o estratos superpuestos, enteramente horizontales y separados por superficies paralelas (fig. 750). Cada capa representa un período sedimentario; cada plano limitante, una interrupción del depósito o un cambio en la naturaleza del sedimiento.
El espesor o potencia de los estratos es variable. En muchos casos es insignificante, pero en ocasiones alcanza centenares de metros. Cuando el espesor de una capa sedimentaria va en una dirección, el estrato se llama cuneiforme; cuando la disminución se hace en todas direcciones, el estrato es lenticular y se llama lente.
A causa de los fenómenos geológicos de origen interno, singularmente por obra de los fenómenos orogénicos, las capas sedimentarias se presentan a veces inclinadas y con mucha frecuencia dislocadas, es decir plegadas o fracturadas. Dejando para otra ocasión el estudio de las dislocaciones, diremos ahora que en las capas inclinadas hay que distinguir la dirección y el buzamiento. La dirección de un estrato es la de su línea horizontal y se aprecia con la brújula de geólogo. El buzamiento es el ángulo que forma en la vertical la línea de máxima pendiente; se mide mediante el clinómetro, aparato consistente en una plomada montada, con un limbo graduado, en la brújula geológica. (Véase fotografías de capas inclinadas y dislocadas, en el capítulo de los movimientos orogénicos, figs. 845 a 855).
Las rocas detríticas resultan de la sedimentación mecánica de materiales gruesos o finos acumulados in situ, o después de haber sido arrastrados por las aguas (rocas hidatógenas), por el viento (rocas eólicas) o por los glaciares. El principio de toda roca detrítica es un conjunto de fragmentos angulosos, resultantes de la disgregación de rocas preexistentes. La acumulación de estos cascajos, en los puntos de origen o en lugares próximos, origina las pedreras o pedrizas que se encuentran al pie de los altos picos de las montañas, y en muchos desiertos.
Lo general es que estos fragmentos primitivos sean transportados por los ríos durante largas distancias. Entonces chocan unas contra otras, se parten en trozos, se redondean, se pulimentan y se transforman sucesivamente en cantos rodados, gravas, gravillas y arena de finura creciente. El barro finísimo, arcilloso, que enturbia las aguas corrientes origina las arcillas. El polvo transportado por el viento constituye la roca eólica denominada loes, formada de cuarzo, arcilla, cal y elementos alcalinos.
Cada una de esas rocas incoherentes se transforma en roca compacta por la simple compresión o por la precipitación de un cemento que une los fragmentos integrantes. Los cascajos se transforman en brechas (figs. 742 y 751); los cantos rodados y las gravas, en conglomerados o pudingas (fig. 752); las arenas, en areniscas (fig. 753), y las arcillas y el loes originan pizarras arcillosas y arcillas esquistosas.
Las rocas de sedimentación mecánica reciben también el nombre de rocas clásticas, por estar formadas por trozos.
Se originan estas rocas por precipitación de materiales disueltos en el agua. En general, estas rocas son simples, es decir, formadas de un solo mineral.
Las aguas del mar y de los lagos y ríos salados depositan en los países secos y cálidos las sales que llevan en disolución, formando yacimientos salinos. Las sales más importantes son:
1ª el cloruro sódico o sal común (ClNa), que forma las cuatro quinta partes de las sales marinas;
2ª, el sulfato cálcico anhidro (anhidrita) o hidratado (yeso), y
3ª, las llamadas sales solubles (cloruros y sulfatos de potasio y magnesio). (Ver fig. 754).
Todos los yacimientos sedimentarios de yeso, anhidrita, sal común y sales solubles se han depositado, según toda verosimilitud, de modo semejante a como ocurre en las salinas.
Los yacimientos salinos más importantes son el de Staszfurt, en Alemania, y el de Suria-Cardona, en Barcelona. Se calcula que éste tiene una extensión de 42 Kms. de longitud por 15 de anchura, entrando las sales potásicas a 200-800 metros de profundidad. En Cardona las capas de sal emergen sobre el terreno, formando una enorme montaña de sal gema (fig. 653).
En España abundan los yacimientos salinos, (Cabezón de la Sal –Santander-, Minglanilla –Cuenca-, etc.), y los manantiales y arroyos salados (Peralta de la Sal –Huesca-, Espartinas –Madrid-, etc.). Además, en las costas de levante y del sur se explotan salinas marítimas, aprovechando el calor y la sequedad del clima (Torrevieja –Alicante- y San Fernando –Cádiz, Ibiza, etc.).
Por su naturaleza distinguiremos tres clases: rocas calizas, rocas silícicas y rocas carbonosas. Al tratar de las acciones geológicas de los seres orgánicos expondremos la génesis de estas rocas. Nos limitaremos ahora a enumerar las más importantes.
Rocas calizas.
Lumaquelas: acumulaciones de conchas cementadas por caliza. Calizas coralinas: políperos de madréporas cementados por caliza. Creta: roca de grano fino que mancha de blanco los dedos, formada principalmente de caparazones de foraminíferos (fig. 755).
Rocas silícicas.
Trípoli (tierra de diatomeas). Se trata de un barro de diatomeas solidificado. Es una roca pulverulenta, de grano muy fino, excelente por su dureza para pulimentar. Se emplea, como absorbente de la nitroglicerina, para preparar la dinamita. En España se encuentra en Morón (Sevilla).
Rocas carbonosas.
Son los carbones minerales mencionados en moneralogía: turba, lignito, hulla y antracita.
Se considera también como una verdadera roca de guano, constituido por los excrementos, plumas, etc., de aves marinas, en costas tropicales secas, principalmente en el Perú (islas Chichas).
1. Origen. El metamorfismo. Además de las rocas eruptivas y de las sedimentarias se encuentran en gran abundancia ciertas rocas que participan por igual de los caracteres de aquéllas y que se denominan, por esa razón, rocas estratocristalinas, cristalofílicas, esquistosas y pizarrosas, pues están integradas por cristales dispuestos en capas (fig. 756).
El estudio del yacimiento de esas rocas ha revelado que su origen es remotísimo por cuanto se encuentra en la base de las formaciones sedimentarias. Parece ser que las rocas esquistosas se han formado a expensas de las sedimentarias y eruptivas en virtud de la transformación o metamorfismo que determinan en ellas el calor interno del Globo, la presión y las emanaciones gaseosas de las magmas, singularmente el vapor de agua. Por esto su origen se designa hoy día a las rocas esquistosas con el nombre de rocas metamórficas.
Además de este género de metamorfismo arcaico, que se denomina metamorfismo abisal, general o regional, se conocen otros que pueden ser de épocas más o menos recientes: 1º El de contacto, determinado por el calor y las emanaciones gaseosas de las rocas volcánicas sobre las rocas sedimentarias o eruptivas por entre las cuales atraviesan. 2º El de dislocación (dinamometamorfismo), que es el origen tectónico y está determinado por las presiones orogénicas.
El metamorfismo de contacto afecta solamente a zonas de un kilómetro de anchura. El de dislocación puede extenderse sobre 100 kms.
2. Principales rocas metamórficas. Las principales rocas metamórficas son: los mármoles, que resultan del metamorfismo de antiguas calizas; las cuarcitas, que se forman por metamorfismo de las areniscas; las pizarras, que se originan a expensas de las arcillas y de los gneis y esquistos, en los cuales se reconocen los mismos elementos que en el granito (fig. 757) y han dado pie para que muchos petrógrafos supongan de el granito es el término del metamorfismo de ciertas rocas sedimentarias.
3. Los geosinclinales. El espesor enorme (a veces mayor de 10 kms.) de ciertas series sedimentaria ha conducido a algunos geólogos a admitir la existencia, en los mares, de largas fosas o depresiones (fig. 758) afectadas de un lento y progresivo hundimiento, y en cuyo fondo se irían acumulando durante enormes lapsos de tiempo de grandes cantidades de sedimentos. Estas particulares depresiones se denominan geosinclinales. Para algunos autores las rocas sedimentarias se metamorfizan en las profundidades de los geosinclinales. Por lo menos en e fondo de éstos la presión, la temperatura y las emanaciones magmáticas llegan a ser verdaderamente notables.
La importancia de los geosinclinales es muy grande. Parece ser, en efecto, que las cordilleras no son otra cosa que antiguos geosinclinales colmados de sedimentos y exondados en virtud de las fuerzas orogénicas.
Los meteoritos son partículas sólidas de tamaño más o menos pequeño y naturaleza metálica o lapídea que recorren los espacios sidéreos con velocidad vertiginosa (cerca de 100 kms. por segundo). Cuando atraviesan la atmósfera terrestre se calientan tan fuertemente, por el rozamiento contra el aire, que se ponen incandescentes y constituyen las estrellas fugases. Si son muy diminutos se consumen por volatilización, pero si no, continúan su curso por los espacios interplanetarios o caen a tierra, formando los bólidos. Con frecuencia, éstos estallan en el aire y se disgregan en fragmentos. Estos fragmentos son los llamados meteoritos en sentido estricto (fig. 759).
En determinadas noches del año el número de estrellas fugaces es tan considerable que se dice que tiene lugar una lluvia de estrellas. Se supone que este fenómeno es debido a que periódicamente la Tierra cruza las órbitas de ciertos enjambres de meteoritos que giran vertiginosamente alrededor del Sol.
Por su composición química y mineralógica se clasifican los meteoritos en tres grupos: sideritos o hierros meteóricos, formados totalmente de hierro metálico con un 6 ½ % de níquel; lititos o piedras meteóricas, compuestas casi totalmente de silicatos ferromagnesianos (olivino, piroxenos...), y litosideritos, de composición intermedia entre los anteriores. Es interesante saber que los lititos contienen radio, mientras los sideritos carecen de él.
Comparando los meteoritos con las rocas terrestres, se echa de ver que tienen gran semejanza con las rocas eruptivas de carácter básico. Este interesantísimo hecho habla muy en favor de la unidad del sistema solar y aun de la totalidad del Universo si, como se supone, los meteoritos son partículas de un polvo cósmico que flotaría en los espacios intersiderales.
Para muchos autores los meteoritos son el resultado de la fragmentación de astros semejantes por su estructura a nuestra Tierra. Los lititos serían fragmentos de la corteza; los sideritos, fragmentos del núcleo, y los litosideritos, porciones de la capa intermedia.
Introducción.
Historia Natural. Seres naturales. División de la Historia Natural.
Notas diferenciales entre los seres inórganicos y los dotados de organización.
PRELIMINARES.
Ciencias biológicas.
Los fenómenos vitales. Funciones elementales de la vida.
La clasificación de los seres vivos. Grupos taxonómicos.
La especie.
La nomenclatura de los seres vivientes.
Subdivisiones de la especie.
Los Reinos biológicos.
1ª Parte: BIOLOGIA GENERAL.
Capitulo I. LA MATERIA VIVIENTE.
Capitulo II. EL ORGANISMO ELEMENTAL.
Capitulo III. LOS SERES PLURICELULARES.
Capitulo VI. TEORIA DE LA DESCENDENCIA.
II. EMBRIOLOGÍA ANIMAL.
III. LOS GRUPOS TAXONÓMICOS ANIMALES.
IV. ECOLOGÍA ANIMAL.
V. ZOOGEOGRAFÍA.
I. La célula y los tejidos vegetales.
II. Organización de los vegetales.
III. Fisiología vegetal.
IV. Ecología Vegetal.
V. Grupos Taxonómicos.
Arrizofitas.
Rizofitas.
Pteridofitas.
Fanerogamas.
Gimnospermas.
Angiospermas.
VI. FITOGEOGRAFÍA.
Mineralogía - Cristalografía
Mineralogía especial
Petrología especial
Geología Fisiológica
Geodinámica
Geología histórica
Geología apéndice
Si quieres ampliar tu información sobre la naturaleza en Aragón puedes empezar recorriendo sus variados paisajes
Se puede empezar conociendo la fauna también la flora los hongos la geología de su territorio y el uso del agua en Aragón.
Para deleitar la vista, puedes fijarte en la colección de fotografías de animales pequeños
Puedes sumar cultura y naturaleza en sus Parques culturales
Para profundizar puedes estudiar la Historia Natural para avanzar en las ciencias naturales o su extenso Bestiario que se desarrolla en sus monumentos históricos.
Botanica |
Dinosaurios |
Ebro |
Moncayo |
Monegros |
Ordesa
Claves |
Índice Alfabético |
Libros |
Legislación |
Diccionario
GEOLOGÍA. Petrología (Litología), Historia, Natural
Copyright 1996-2025 © All Rights Reserved Javier Mendivil Navarro, Aragón (España)
Aclaraciones o corregir errores por favor escríbenos
Aviso Legal. Esta actividad de la Asociación Cultural Aragón Interactivo y Multimedia (AIM) te presenta la riqueza natural de Aragón y el resto del mundo para que la consideres como un valioso patrimonio.
Para saber cómo utiliza Google la información de sitios web o aplicaciones de este sitio puedes visitar: Política de Cookies.