Naturaleza de Aragón > Geologia
Autor: Francisco Javier Mendivil Navarro Fecha: 31 de diciembre de 2024 última revisión
La ríqueza geológica de Aragón es impresionante:
Viejos glaciares, tórridas solanas, abruptos relieves, amplias llanuras, lagos siempre azules, estepas desérticas, bosques frondosos, vegas feraces, ...
Todo esto y mucho más puede encontrarse en el mosaico paisajístico que forman las tierras aragonesas, desde las alturas superiores a los 3.000 metros en el Pirineo a los 150 metros sobre el nivel del mar en que se encuentra el lecho del Ebro.
Los cerca de 50.000 Km2 de extensión de esta comunidad, el 9,4 % de la de España, región está configurada por tres grandes dominios geológicos: los Pirineos, la depresión del Ebro con los somontanos Pirenaico e Ibérico y la cordillera Ibérica, que albergan, además de los grandes espacios a considerar, múltiples puntos más reducidos en extensión, pero no por eso merecedores de desamparo o ignorancia.
Los Pirineos son ya de por si, en su conjunto, un verdadero museo natural.
Posee una gran variedad de litografías, cuyas edades más antiguas se remontan al Precámbrico (podemos situarnos en torno a los 600 millones de años), se estructuran de forma compleja, como resultado del acercamiento entre las placas ibérica y europea.
Ese proceso, cuyas últimas fases debieron culminar hace unos 20 millones de años, ha dejado sus secuelas, en forma de un cierto crecimiento de los relieves que aún
permanece, de una actividad sismica moderada y de un termalismo del cual tenemos buen modelo en los Baños de Panticosa. En el otro extremo, en el valle de Benasque,
el Forau de Aigualluts es un espléndido ejemplo de torca kárstica, que engulle un caudaloso torrente.
La cordillera Pirenaica, alineada de este a oeste, se extiende desde el Mediterráneo al Cantabrico. La parte central, justamente la más abrupta, corresponde a la parte más septentrional de Aragón, en su mayor parte a la provincia de Huesca.
De norte a sur, los Pirineos aragoneses o Pirineos centrales presentan tres unidades geográficas paralelas:
El Pirineo axial, formado por una serie de sierras que raramente bajan de 2.500 metros y separadas unas de otras por valles de origen glaciar que descienden hacia el Ebro en dirección norte-sur. Los picos de Tendeñera (2.853 m), Collarada (2.886 m), Vignemale (3.291 m), Monte Perdido (3.355 m), Posets (3.361 m), y Cotiella (2.965 m) son buena muestra de la altura de estas sierras que alcanzan su mayor altitud al este, en el macizo de la Maladeta, donde se eleva la cumbre más alta aragonesa, el Aneto, con 3.404 m de altitud. Los valles de Ansó, Hecho, Canfranc, Tena, Gistaín o Benasque marcan la profunda divisoria entre sierras.
En las cumbres más elevadas o zona axial pueden observarse materiales paleozoicos -los más antiguos de la cadena-, como pizarras, calizas, rocas metamórficas y granitos. Adosados a esta zona axial, en las sierras interiores, aparecen importantes macizos calcáreos como Cotiella, Tendeñera, Turbón, ...
La cuenca del Ebro, valle y somontanos, empieza a formarse hace unos 60 millones de años,durante la orogenia alpina, dando lugar a una vasta extensión, verdadera depresión geográfica. Sus bordes están formados por materiales detríticos procedentes de las sierras y su parte central por materiales yesíferos y evaporíticos producidos al desecarse el mar interior que hace millones de años era el valle.
Contiene muchos elementos geológicos notables: las saladas de Alcañíz y de Sástago-Bujaraloz, las estepas de Belchite o las Bardenas orientales, los paleocanales exhumados de Alcañíz o Caspe, las minas de sal de Remolinos o los Mallos de Riglos son algunos ejemplos a mencionar.
La zona central de Aragón la ocupan el valle del Ebro y los somontanos del Pirineo y de la Ibérica. Gran parte de Zaragoza y de Huesca y el Bajo Aragón turolense son comarcas que miran al Ebro.
El núcleo principal de esta unidad geográfica es el amplio valle formado por las terrazas del Ebro y, en ocasiones como en la ciudad de Zaragoza, de otros ríos afluentes. Sobre estas terrazas, el corredor del Ebro, viven más de la mitad de los aragoneses. Son tierras ricas gracias al regadio y a la disponibilidad de aguas subterráneas y en torno a la ciudad de Zaragoza, capital política y económica de Aragón, se han levantado industrias y servicios que atraen no sólo a los pueblos ribereños, sino a todas la gentes de Aragón.
Al norte y al sur del valle del Ebro se levantan pequeñas plataformas como Alcubierre (822 m), La Muela (627 m) y Montes de Castejon (744 m). De estas "muelas" arrancan extensos piedemontes seccionados por una red de drenaje esporádica. Esa red, unas veces forma valles en fondo plano (vales) y otras, valles fuertemente abarrancados que hacen aflorar terrenos yesíferos o salinos. Son paisajes de extrema aridez, no sólo por lo escaso de las precipitaciones, sino también por la influencia del viento y la litología del terreno. En Monegros, Bardenas o Calanda aparece el desierto aragonés.
La cordillera Ibérica, que ocupa casi toda la provincia de Teruel y el margen occidental de la de Zaragoza, es otro gran muestrario de riqueza geológica. Se configura en periodos próximos en el tiempo (el tiempo geológico), aunque no coincidentes, a los pirineos.
Teruel es conocida por su intensa actividad minera en relación, sobre todo, con el carbón (la Val de Ariño es una zona muy representativa) y, hasta hace unos años, con el mineral de hierro (Ojos Negros). La minería de las arcillas, también importante, encuentra un buen exponente en Galbe, cuyo término constituye además un valioso yacimiento de restos de dinosaurios. Otro yacimiento paleontológico bien conocido entre los coleccionistas es el de fósiles de ranas de Libros.
Los poljes de la franja meridional turolense, las dolinas y otros encantos geomorfológicos de la sierra de Albarracín, la mágica Gruta de Cristal de Molinos o las surgencias del nacimiento del río Pitarque son buena muestra de lo que es capaz la acción del agua sobre las calizas.
Son también llamativas las formas periglaciales en los macizos montañosos de Güdar, Javalambre y Albarracín, y quizas, entre ellas, las más destacadas sean las turberas y ríos de piedras de la sierra del Tremendal.
Los estratos verticales de los Organos de Montoro, la extensa laguna endorreica de Gallocanta, los travertinos y cañones de los ríos Mesa y Piedra, el termalismo de Alhama de Aragón y Jaraba, los abanicos aluviales de sierra Palomera ... son tan solo algunos casos más del amplio repertorio disponible.
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Se puede empezar conociendo la fauna también la flora los hongos la geología de su territorio y el uso del agua en Aragón.
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