COMPROMISO POR EL DIALOGO Y LA RACIONALIDAD HIDROLÓGICA
EN ARAGÓN


Miembros de la Universidad de Zaragoza, de sindicatos, organizaciones vecinales y ecologistas han suscrito un manifiesto en favor del diálogo en los asuntos hidráulicos en Aragón. El manifiesto ha sido suscrito por Izquierda Unida (IU), Nueva Izquierda (NI), Chunta Aragonesista (CHA) y Partido Aragonés (PAR).


Costa y los Regeneracionistas supusieron un revulsivo histórico en una España de finales del XIX en la que cundían la desmoralización, el hambre y el analfabetismo, pues supieron responder a los problemas de su época revolucionando conciencias y dinamizando voluntades. Hoy la realidad social, económica y cultural ha cambiado mucho, y sin embargo nuestra política hidrológica sigue siendo básicamente la misma que se enunció hace un siglo.

Desde los enfoques productivistas de principios y mediados de siglo tradicionalmente se han considerado los territorios de montaña como escasamente productivos, tan sólo útiles para almacenar agua para regar y producir electricidad. Durante casi un siglo, desde la fuerte presión del consenso social generado en el llano y la ciudad, las gentes de la montaña asumieron sacrificios desgarradores en pro de un modelo de progreso que supuso para ellos ruina y exilio.

Hoy, desde circunstancias económicas, sociales y políticas muy diferentes, han empezado a dejar oír sus voces esas gentes, reivindicando su derecho, y el de sus descendientes, a vivir en sus valles. Desde las ciudades, por otro lado, se aprecian valores que en tiempos de Costa eran impensables. Basta pensar en nuestros principales tesoros paisajísticos para constatar hasta qué punto el conjunto de la sociedad aragonesa, española y europea, mira hacia la montaña con una sensibilidad diferente. En el ámbito agrario, las realidades económicas de la Unión Europea, en contextos de mercados cada vez más competitivos, sitúan a la explotación familiar agraria en nuestros regadíos ante retos nuevos tremendamente duros. Todo, en suma, ha cambiado y cambia aceleradamente, y ello exige también cambios en las concepciones, estrategias y políticas en materia de aguas, que la ciudadanía, tanto en el llano como en la ciudad y la montaña, reclama cada vez con más claridad.

La necesidad de esos cambios se manifiesta en forma de crecientes conflictos sociales que, desgraciadamente, los máximos responsables en Aragón de la política de aguas no están entendiendo. Su reciente llamamiento a crear un "Frente Social" para construir pantanos supone un error político, por cuanto se pierde, una vez más, la oportunidad de abordar las prioridades de la modernización del regadío y el desarrollo de una nueva política de aguas basada en el ahorro, la eficiencia y la racionalidad. Pero sobre todo supone una peligrosa incitación a la confrontación entre el llano y la montaña que puede generar graves quiebras sociales.

La reciente publicación del Nuevo Plan de Regadíos, propuesto por el Gobierno, plantea un nuevo panorama en el que las demandas de caudales se restringen enormemente. Entendemos que en este contexto lo razonable sería detener la espiral de las promesas, tan manipulables en la fase preelectoral que ya vivimos, para, haciendo un alto en el camino, suscitar un debate sereno que reubique adecuadamente la política hidrológica de Aragón y fije en este nuevo contexto las prioridades, cuestión en la que sin duda se podría alcanzar un altísimo nivel de consenso social.

Preocupados por esta situación, los abajo firmantes manifestamos nuestro apoyo a un compromiso por el diálogo y la racionalidad hidrológica en Aragón basado en:

1 - Un estricto respeto hacia todos los grupos sociales, posturas e intereses, empezando por las gentes de la montaña tradicionalmente marginados.

2 - El diálogo como único camino para la resolución de los conflictos de aguas en Aragón.

3 - La racionalidad para proponer soluciones desde concepciones, valoraciones y técnicas adecuadas al tratamiento de los nuevos problemas y las nuevas sensibilidades existentes en nuestra sociedad hoy en día.

En definitiva un compromiso en pro de articular un amplio debate social que permita adecuar nuestra política de aguas a los nuevos tiempos, desde el diálogo y la racionalidad.

Zaragoza, 1 de febrero de 1999